viernes, 12 de abril de 2013

Zafiro 4


Tal como lo habíamos planeado esperé hasta el jueves para llamarla y pedirle que nos encontráramos en el parque de los deseos, ella aceptó sin vacilar. Yo en cambio estaba muy ansiosa, Santi había accedido a darme el día libre no sin antes recordarme que a su boda debía asistir con una novia de mi mano. Richard por su parte me aseguró que estaría allí sin falta, eso si, que no intentara buscarlo, Zafiro no debía enterarse de su presencia.
Debía poner en orden mis ideas, aceptaría que Zafiro me hiciera los estudios que quisiera, pero primero debía conocer la naturaleza de dichos exámenes, dónde, cuándo y quién me los realizaría, y por supuesto, aquello no sería gratuito, si yo iba a ser su rata de laboratorio debía fijar el precio, asunto que me era muy importante puesto que con lo que estaba ganando en el bar a duras penas me alcanzaba para el alquiler y la deuda con el banco por el costo de mi matrícula, así que un dinero extra me daría un enorme respiro y de paso me quitaría el estrés por unos cuantos meses. Satisfecha de mis propias conclusiones me dirigí al baño a darme una buena ducha, solo entonces reparé en que no había pensado siquiera en qué ponerme, decidí que no tenía importancia y me dispuse a disfrutar de la agradable sensación del agua fría sobre mi cuerpo. Al terminar abrí el ropero y me puse lo más cómodo que encontré, un jersey a rayas azul y blanco, jeans de color gris oscuro y mis tenis favoritos, ya casi al salir me percaté de que hacía frío así que tomé la chaqueta impermeable como precaución y salí de mi casa, tomé el metro y me bajé en la estación universidad, bajé las gradas y me senté en el lugar donde habíamos quedado de encontrarnos, esperé. Faltaban diez minutos para las seis de la tarde.
Llevaba tan solo cinco minutos esperando y entonces noté que la gente a mi alrededor comenzó a moverse incómoda, una pareja que estaba allí con su hijo pequeño se fueron apresuradamente hacia el otro extremo del parque, los vendedores de dulces desaparecieron, el grupo de muchachos en sus bicicletas tomaron rumbo al jardín botánico, y la pareja de novios que se estaba haciendo arrumacos miraron a todos lados como si los hubieran pillado haciendo algo indecente, con sigilo se levantaron y buscaron otro rincón más apartado bajo los árboles, todo aquello a la vez, lo que me hizo intuir que zafiro estaba muy cerca, quizá a menos de tres metros de mí, y tenía razón, al levantarme y dar la vuelta estaba ella, a solo dos pasos de mí, ¿cómo llegó, por dónde? ¿Estaba allí y no la vi al llegar? Luego de ese pequeño segundo de confusión la observé, quedé helada, no recordaba con lujo de detalles lo hermosa que era.
Vestía una gabardina gris claro, pantalón negro muy ajustado y unas sandalias de cuero con un elaborado trenzado, tan delicado que parecía filigrana sobre sus pies, llevaba el cabello suelto como las otras veces, dos hermosas gotas transparentes engastadas en oro colgaban de sus orejas, sus ojos me miraban con serenidad y dulzura a la vez, como esperando mi reacción, analizando cada uno de mis gestos y mis miradas, la luz fría del atardecer le daba una atmósfera onírica a aquel instante, entonces respiré, sostuve su mirada y sin querer, mis labios esbozaron una sonrisa, ella me sonrió, el momento de suspenso había pasado. Fue ella quien rompió el silencio
-hola Lisa
-hola, respondí.
Solo hasta ese momento tuve conciencia de lo nerviosa que estaba, mis manos estaban frías y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho, ella en cambio no daba signo de la menor ansiedad, como si desde el primer instante hubiera estado convencida de que yo no me negaría a su petición, traté de calmarme, es solo una jovencita loca, pensé para serenarme, una hermosa jovencita.
-Parece que estás algo nerviosa Lisa, quizá un mes siguiéndote habrá disuelto tu protección y al fin saldrás huyendo como todos los demás
-Te equivocas, no siento el más mínimo temor en este momento
-entonces dime ¿por qué tu corazón late a un ritmo acelerado y tus glándulas sudoríparas han entrado en acción?
-esos no siempre son signos de temor, hay otras emociones que los provocan, además, cómo puedes saberlo, ¿tienes visión de rayos x o qué?
-Tal vez
-Claro, no podría ser de otra forma, dije poniendo los ojos en blanco.
-Sé que no me crees, y sé que solo viniste para asegurarte de que no eres tú la que tienes alucinaciones, tu amigo está muy atento allí sentado -y señaló hacia un grupo de personas en un puesto de hamburguesas- ya me ha visto y está muy pendiente de nosotras. Sé que crees que no estoy en pleno uso de mis facultades mentales y que pretendes dar con mis padres para pedirles que me pongan bajo vigilancia. No te preocupes, ni pongas esa cara de asombro, te entiendo perfectamente, tienes todos los motivos para desconfiar de mi, después todo, la manera como te abordé no fue la mejor, debí haberme ganado tu confianza antes de revelarte todas esas cosas, pero sucede que en tanto tiempo lo que me ha quedado claro es que la vida humana es muy frágil y efímera, en solo un segundo las personas dejan de existir, y no podía arriesgarme a eso contigo.
Mi cara de terror debió alertarla, porque enseguida me dijo para serenarme
-No, no es mi intención asustarte, ni siquiera insinúo que estés en peligro de muerte, solo que estoy un poco impaciente, pues al fin cuando había perdido toda esperanza, encuentro una persona a la que puedo acercarme sin que mi presencia le afecte severamente y tema por su vida.
-si claro, fue lo que dije por toda respuesta, aquello estaba resultando cada vez más confuso.
Respiré hondo y levanté mis ojos para ver las nubes iluminadas por los últimos rayos de sol. Volví a posar mi mirada en ella, cómo era posible todo lo que me había dicho, cómo sabía los planes que había elaborado con Richard para investigarla, pero sobre todo, cómo pretendía que me creyera esa historia absurda que me había contado sobre afectar cerebros y vivir casi que eternamente. Nada de eso tenía sentido, pero decidí seguirle el juego a ver hasta dónde llegaban sus locuras, la miré con amabilidad y la invité a sentarse junto a mí en el banco de cemento.
-Zafiro, debe existir una explicación lógica a todo lo que sucede contigo, tal vez no sea yo la única excepción, sabes, somos más de siete mil millones de habitantes en este planeta, estoy segura que habrá muchos otros como tú y como yo, quizá sea algún síndrome raro, pero no único
-¡Como quisiera que fuera verdad lo que dices!
Y en su mirada supe que aquella expresión fue totalmente sincera, allí había súplica, cansancio, un poco de tristeza,  y entonces vi en sus ojos la mirada de una anciana que se ha hastiado de ver la vida una y otra vez, como si aquel rostro tan fresco y juvenil hubiese visto pasar siglos y siglos de tiempo. Si, quizá en todo lo que me había contado Zafiro en la sala de mi casa habría algo de verdad, quizá la había juzgado demasiado pronto sin detenerme a escucharla verdaderamente, pero mi pensamiento racional me hacía dudar, aunque sabía perfectamente que mi corazón soñador ya había creído su historia.
-Dime Lisa, ¿has considerado mi petición?
-Si, lo he pensado
-¿Y bien?
-tengo algunas condiciones a cambio de aceptar tu propuesta
Sus ojos brillaron de entusiasmo y curiosidad, su gesto me hizo pensar que tenía ante mí una dulce niña de diez años, aquellos cambios de vértigo en sus gestos comenzaban a marearme, frente a quién estaba al fin ¿El peso de la sabiduría senil o el candor de la niñez? Tal vez frente a la más armoniosa mezcla entre ambas.
-soy toda oídos
-En primer lugar, quiero saber exactamente a qué tipo de exámenes debo someterme y qué especialista, en qué centro médico se llevarán a cabo
-continúa por favor, responderé cada pregunta cuando las hayas formulado todas.
-cuándo empezarán, cuánto tiempo durarán, y…
-¿Y…?
-No será gratuito
-ok, responderé en orden, el examen te lo haré yo, el lugar será mi casa y solo necesito 24 horas de tu tiempo, tú me dirás la fecha en que se podrá hacer, y por supuesto, te recompensaré, no te preocupes por eso.
-no has respondido mi primera pregunta, ¿qué tipo de examen es?
-Bien. Es solo una hipótesis que tengo, sabes que cuando un ser humano está en peligro su organismo segrega adrenalina, lo que le permite reaccionar y ponerse a salvo o defenderse, pues bien, quiero analizar la composición química de tu adrenalina, quizá en ella encuentre el antídoto a mi maldición
-¿Pero eres médico? ¿Cómo pretendes hacerme ese tipo de examen? ¿Y en tu casa? ¿Tienes un laboratorio privado o algo por el estilo?
-Si, soy médico, o algo muy similar, y el laboratorio ya lo verás con tus propios ojos. Entonces, ¿qué dices?
Ella me miraba con una sonrisa pícara en sus ojos, sabía perfectamente que mis preguntas eran simple curiosidad, yo ya había aceptado, solo faltaba que lo dijera, sonaba muy tentador pasar 24 horas en compañía de esta belleza, horas que no desaprovecharía para tratar de conocerla en un plano más personal, Zafiro no solo me gustaba por su belleza, había algo en ella que me atraía poderosamente, y precisamente ése era el motivo que me hacía actuar tan fríamente y a la defensiva, pero ya mi resistencia estaba colapsando vertiginosamente.
-Bien Zafiro, acepto, pero déjame organizar mis actividades, y creo que el próximo fin de semana tendrás tus 24 horas a solas conmigo.
-Oh, qué amable Lisa, te lo agradezco verdaderamente
-ya tendrás la oportunidad de agradecer, solo he dicho que si, pero por ahora déjame invitarte, ¿qué te parece si vamos a cenar?
-oh no, de eso nada, yo invito, ven conmigo
Y antes de que pudiera reaccionar me tomó de la mano y me llevó consigo, una vez más pude constatar la suave electricidad que me recorrió entera al sentir el tacto de su mano, su suavidad y firmeza me hicieron caminar junto a ella como hipnotizada, al fin logré articular unas palabras
-ok, tú ganas, pero ¿A dónde me llevas?
-a mi auto, ¿cómo crees que vine?
-bien, y no provocarás un aparatoso choque, ya sabes, por lo que causas con tu mente
-No, no en mi auto, es… especial
De ninguna manera estaba preparada para lo que vi, un flamante automóvil, no podía identificarlo, su diseño y color eran de otro mundo, parecía sacado de una película futurista. En lugar de pintura yo diría que tenía piel, si, una piel como la de un pétalo de la flor de loto, no pude resistirme y lo toqué, efectivamente, al tacto parecía estar tocando una flor en vez de un auto. Me quedé inmóvil, no salía de mi asombro hasta que Zafiro suavemente me tocó en el hombro y me invitó a entrar. Ni qué decir del interior, una nave totalmente futurista, me acomodé en el único asiento libre, pues no había espacio para más, la misma silla me rodeó suavemente en un abrazo, entendí que aquello era el sistema de seguridad, una seguridad acompañada de confort, nada que ver con los cinturones de los autos ordinarios. Zafiro no dejaba de observarme atentamente, como si disfrutara de cada reacción, tímidamente le pregunté
-muy bien señorita, ahora me tienes enteramente a tu disposición, ¿a dónde me llevarás?
-Espero que te guste la comida vegetariana
Y diciendo esto salimos del aparcadero con rumbo desconocido para mí. El auto parecía flotar por la carretera, totalmente silencioso y veloz, estaba fascinada por la velocidad, el viaje era todo un placer a bordo de esa máquina del futuro, miles de preguntas se agolpaban en mi cabeza, pero no quería malgastar ese viaje tan placentero con impertinencias, esperaba tener mucho tiempo para conocer a esta enigmática mujer, así lo deseaba de todo corazón, por tanto el viaje transcurrió en silencio, me di cuenta que salíamos de la ciudad y tomábamos una ruta campestre entre los municipios de Guarne y Marinilla, despejé mi mente y me dispuse simplemente a disfrutar de cada momento, aquella noche ya era una experiencia única.

Escrito por Lis... Todos los derechos reservados.

martes, 9 de abril de 2013

Zafiro 3


Me quedé pensando en todo lo que me dijo, y aún no salí de mi asombro por mis reacciones, no tengo buenos modales, pero tampoco tenía derecho de llamarla niña o dudar de su inteligencia, pero al parecer ella ni se molestó por lo que dije, miré mis manos y allí tenía ese número de celular, pero decidí no llamarla, es mejor dejar las cosas así, suficiente tengo con mi locura personal, pero decidí que necesitaba una segunda opinión, así que llamé al incondicional Richard y le pedí que nos encontráramos, en menos de media hora ya estaba en mi casa, le conté todo.
Muy bien Lisa, ahora en verdad me preocupas, no solo eres un ratón de biblioteca sino que ahora no diferencias la fantasía de la realidad
¿Entonces no me crees Richard?
¿Es que acaso escuchaste todo lo que me has dicho? Para empezar deberíamos probar que a tu hermosa reina de belleza la puedan ver las demás personas
Bien, ¿y qué me dices de don Iván?
Exacto, ya mismo estaba pensando en bajar y preguntarle
Pues vamos de inmediato, yo también quiero saber a ciencia cierta lo que pasó hoy en su café
Esto era el colmo, mi amigo en el que esperaba encontrar apoyo para esclarecer todo este enredo ahora creía que yo estaba loca. Pero yo también tenía mucha curiosidad por saber lo que me diría don Iván. Entramos al local y fue Richard el que se puso al frente de la situación, pidió dos bebidas y se acomodó en la mesa más cercana a la caja, de hecho el lugar estaba solitario, así que cuando el señor Iván se acercó con nuestro pedido Richard lo abordó
Disculpe señor Iván ¿cómo se encuentra? Lisa me contó que hace unas horas usted estaba muy enfermo
Gracias joven pero ya estoy bien, no fue nada
Entonces intervine ¿pero don Iván qué fue lo que le pasó, parecía que estuviera muy aterrado?
Ah señorita Lisa, todavía no me lo explico, fue muy extraño, porque todos los clientes comenzaron a sentirse inquietos y se fueron corriendo de aquí, luego yo también comencé a sentirme muy intranquilo
Si, eso lo vi cuando me acercaba, pero ¿por qué corrían?
Pues no lo sé, yo también quise salir corriendo, creo que todos nos asustamos, pero no supe el motivo, solo que también tenía mucho temor de dejar solo el negocio, usted sabe que es lo único que tengo para sostener a mi familia
¿Pero habían visto algo raro?
Pues no sé los demás, pero yo sentí que corría peligro de muerte, fue realmente espantoso
Muy extraño – añadí afirmando, Richard estaba totalmente absorto en la conversación, no perdía ni medio gesto de nuestro interrogado-
Si señorita, realmente muy extraño, luego llegó usted con esa mujer y pensé que mi hora había llegado, hasta mojé mis pantalones
Entonces la vio, -intervino Richard- a la acompañante de Lisa
Pues claro que la vi, y solo quería huir lo más lejos de aquí, qué sensación tan horrorosa ¿quién era ella señorita Lisa?
Una amiga de la universidad, ¿pero por qué le dio miedo de ella, si es una muchacha como cualquier otra?
No sé señorita, creo que esa mujer no es buena, cuando la vi supe que era ella la causante de todo, no la vuelva a traer por aquí, y sería bueno que se alejara de esa mujer, no soy supersticioso ni creo en brujería o cosas por el estilo, pero creo que hay algo maligno en ella
Lo tendré en cuenta don Iván, lamento todo lo que pasó, y gracias por contarnos todo
Pues la verdad no había tenido oportunidad de comentar las cosas con nadie más, ustedes son los primeros en venir después de eso, nadie se ha acercado por aquí
Agradecimos nuevamente y pagamos la cuenta, luego subimos de vuelta a mi apartamento, entonces Richard me dijo al fin
Bueno, creo que ahora es muestro turno de investigación, quiero conocer a la famosa Zafiro y ver lo terrorífica que es
Al fin te pones de mi lado!!
Pues, la verdad es que has logrado despertar mi curiosidad, y no quiero que te enredes en negocios sucios, hay que saber quién es, a qué se dedica, quién es su familia, sus amigos, sus contactos, la talla de sus zapatos, cuántas horas duerme, todo, absolutamente todo, puede ser alguien muy peligrosa o estar involucrada en negocios ilegales, cosa que no es muy rara, tienes que ser muy cuidadosa Lisa
Gracias Richi sabía que me apoyarías, pero ¿cómo vamos a averiguarlo todo sobre ella? Nunca me ha interesado la criminalística ni tengo espíritu de detective
Tú tranquila, yo me encargaré de todo, solo dame la oportunidad de verla en persona, lo demás es pan comido
¿Pero no escuchaste lo que te dije? Nadie excepto yo puede acercársele a menos de cinco metros
Eso es otra cosa que ya comprobaremos, veremos qué tan cierto es. Deja pasar unos tres días y la llamas, cítala en un lugar público, cuanto más concurrido mejor, habla con ella de cualquier cosa, yo estaré cerca vigilando y luego la seguiré
Me parece bien, una excelente idea, y que tal si la invito este viernes al parque de los deseos a eso de las seis, siempre está lleno de estudiantes y gente de todo tipo
Si, es un buen lugar, además en caso de que estés en peligro tienes muchas vías de escape.
Richard es uno de mis pocos amigos, a decir verdad el único que sobrevivió a mi época de colegio, los demás fueron solo compinches a los que no volví a ver después de la graduación. Él siguió su carrera de matemático y ahora es profesor en la facultad de minas de la UDEA, es una amistad extraña la que tenemos ya que somos personas tan contradictorias, yo una artista soñadora y homosexual, él un intelectual consumado, pulcro, obsesivo compulsivo por el orden, de mente analítica y racional, pero aún así siempre he encontrado en él un gran apoyo y un punto de vista siempre objetivo desde el cual poder resolver mis embrollos, por eso precisamente acudí a él en este caso, así que valoré mucho el momento en que dijo que me ayudaría.

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lunes, 8 de abril de 2013

Zafiro 2



El reloj sonó a las seis, pero me levanté a las ocho, los martes la clase de fotografía era a las diez, así que me di todo el tiempo para una ducha relajante, al buscar la toalla me miré al espejo, mis ojos me devolvieron la mirada, y mi pelo mojado que caía sobre la frente me daba un aire de niña traviesa, no soy una divinidad, pero tengo mi encanto, con un cuerpo atlético, cabello castaño claro muy corto estilo niño, ojos grises, piel blanca y 1,68 de estatura, la modelo solo me sacaba unos escasos centímetros, sonreí, recordé los ojos azules de la tarde anterior, y esa voz suave como de terciopelo, con su acento indefinido propio de alguien que ha viajado mucho, la fingida timidez con que aseguró que le gustaba mi camisa hizo que volviera a sonreír de pie frente al espejo de mi baño, Zafiro. Qué raro nombre para una chica, pero qué acertado para sus ojos, pensé.
Llegando a la universidad hay un parque, la plazuela de San Ignacio, que a todas horas está llena de gente, normalmente abuelos que se sientan a tertuliar, vendedores ambulantes que madrugan a sus puestos para ganarse el pan, y peatones que van y vienen por ese punto tan concurrido, sin embargo esa mañana estaba curiosamente algo solitario, a excepción de los vendedores alrededor del parque, pero ni un solo peatón, ni los abuelos que se sientan comúnmente a hablar de sus recuerdos, ni el tráfico de gente acostumbrado a esa hora de la mañana, solo una mujer con una hermosa cabellera negra sentada en uno de los bancos frente a la estatua con un libro entre sus manos era la única excepción, unos cuantos que debían atravesar por el parque una vez llegaban se desviaban de su camino y preferían ir por la calle de enfrente, este hecho me pareció más extraño aún, pero como para variar iba justo a tiempo no presté atención y atravesando el parque seguí mi camino.
No me di cuenta que unos profundos ojos azules me observaron todo el tiempo, justo antes de cruzar la esquina volteé a ver el parque y aquella joven solitaria de la que primero vi la espalda, ahora de frente, me seguía con su mirada azul, pero ya era tarde y crucé la esquina rumbo a mi clase.
¿Qué posibilidad había de que fuera ella? Estuve con la intriga hasta después de clase, esta vez la encontré sentada en las escaleras de la cuadra antes de llegar a casa, ¿Me estaba siguiendo? Así que al llegar frente a ella en vez de saludo le dije secamente
-Bien Zafiro, tres veces me encuentro contigo, ¿Es coincidencia, o me estás siguiendo? No es que me moleste, digo, estoy acostumbrada a que las mujeres bellas me persigan, solo quiero saber qué esperar contigo.
Ella me sonrió y me dijo
-Tranquila Lisa, simplemente me causas curiosidad, no te sigo, te investigo, que es diferente.
Así que tenía el descaro de reconocerlo, no lo podía creer, le seguí el juego
-oh! Entonces cuento con una investigadora privada!! ¿Y se puede saber el motivo por el que estoy sometida a su investigación?
-Por supuesto, pero no en la calle, desearía hablar contigo en privado, ¿podemos entrar a tu casa?
Con fingida seriedad, pero cierta preocupación en el fondo le dije
-¡No faltaba más! ¿Y crees que voy a dejarte entrar así como así nada más que por tu linda cara? Si es verdad esa dichosa investigación muéstreme sus credenciales o llamo enseguida a la policía.
Y tenía motivos para sospechar, hacía pocas semanas hubo un robo en una de las casas vecinas, tal vez esta hermosura estuviera implicada con alguna banda de delincuentes, pero ella seguía impasible mirándome a los ojos, sin muestras de haberse molestado por mi dureza, con una sonrisa y sin alterar su suave tono de voz me respondió
-Lisa, entiendo tu desconfianza, no voy a hacerte daño, pero necesito hablar contigo, perdona mi imprudencia por sugerir tu casa, no quería generar inconvenientes en ningún local, pero si lo prefieres podemos hablar en el café de la esquina, así no sientes invadido tu espacio personal.
¿Generar inconvenientes? Qué era todo eso, si que era extraña esa mujer, pero al fin accedí
-Bien, vamos, pero usted paga la cuenta
-Por supuesto.
Caminamos juntas en silencio los escasos metros que faltaban para llegar a dicho café, desde lejos pude ver la acostumbrada clientela de don Iván y los vecinos de siempre en sus oficios, pero al irnos acercando todos de pronto como acometidos por un súbito temor de apresuraron a entrar en sus casas, hecho que me extrañó, miré a ver si detrás de nosotras venía algún ladrón o algo que hubiera causado esa reacción en mis vecinos, pero nada, la calle estaba desierta, don Iván detrás del mostrador no tenía a donde ir, para cuando entramos estaba supremamente pálido y sudoroso, lo saludé pero no me respondió.
-¿don Iván qué sucede? ¿Por qué todos salieron como asustados, qué pasó?, ¿se encuentra bien?
Pero el buen señor no me respondía, con sus ojos casi saliéndose de las órbitas miraba rígido a Zafiro, en semejante estado creí que iba a sufrir un paro cardíaco, así que tomé una silla y di la vuelta al mostrador, lo ayudé a sentarse, iba a llamar una ambulancia pero Zafiro me detuvo
-No te preocupes Lisa, su corazón está bien, tiene acelerado el pulso cardíaco pero se pondrá mejor, mejor dele una bebida fría, se le pasará
Lo miré apenada y saqué de la nevera un té helado, lo destapé y se lo di no sin antes dejarle el valor de la bebida entre las manos, y salí junto a Zafiro, que en todo el tiempo se había quedado en la puerta
-Qué pesar, el señor Iván está un poco mal, en ese estado no puede atendernos, así que tendré que llevarte a mi casa
Ella sonrió disculpándose y me siguió, mientras abrí la puerta comenté
-¿Has visto lo extraña que está la gente hoy? ¿Qué pasaría que todos salieron como asustados a esconderse en sus casas?
Ella por toda respuesta me dijo
-en un momento lo sabrás
Más intrigada de lo que estaba la hice pasar, la acomodé en la sala y fui a la cocina por un par de botellas de té helado, le di una a Zafiro y me senté frente a ella
-Bien, es hora de que expliques tu extraño comportamiento Zafiro, soy toda oídos, por cierto, ¿ese es tu verdadero nombre?
-Sí que lo es…
Ella, clavando sus oceánicos ojos en mí, con una sonrisa dulce comenzó a contarme su historia, fue algunos días después cuando recordando esta charla, comprendí que haberla encontrado ese lunes por la tarde al llegar a mi trabajo no fue una coincidencia, todo había cambiado para mí, la fascinante historia de Zafiro, a la que no di crédito al inicio, pero que luego los hechos me hicieron ver la rotunda verdad, me introdujo en un mundo que jamás soñé conocer, pero que daría un pleno sentido a mi existencia, como dice “hasta el techo” de ChocQuibTown: “antes de tenerte no estaba muriéndome, pero ahora estoy viviendo, ¡Y de qué manera!”
-Lisa, he decidido investigarte porque al fin he encontrado en ti la única persona que, al parecer, es inmune a mi cómo decirlo… a mi “influencia”
-¿A tu influencia? ¿Qué, es que acaso eres un virus o qué?
-No te apresures, no me dejaste terminar. Verás, todos los seres humanos al estar en un radio de cinco metros cerca de mí, experimentan un pánico irracional, se despierta en ellos un miedo descontrolado y el instinto urgente de supervivencia los aleja de mí, TODOS, excepto tú. Es por eso que me causas curiosidad y me he dejado ver por ti en estas tres ocasiones, aunque claro está, ayer no fue la primera vez que te vi.
-A ver si te entendí, así que por el hecho de que no me asustas me has seguido desde ayer, ¿y desde cuándo entonces me conoces?
-Exactamente, has entendido bien, te conocí hace un mes, cuando fuiste de paseo a Marinilla, ¿lo recuerdas?
-Si claro, estuve en la finca de unos amigos, pero no recuerdo haberte visto
-Porque no lo hiciste.
-¿Entonces?
-Bien, hace algunos años soy vecina de la familia Peñaranda, compré el terreno de al lado y voy allí a descansar algunas veces, curiosamente justo ese día yo estaba en la finca y revisaba los potreros cuando tuvimos nuestro primer encuentro, no me viste, porque el cercado de bambú no te dejaba verme, pero yo si te vi, te alejaste del grupo y te sentaste bajo el pino que está junto a la cerca, estabas leyendo, ¿lo recuerdas?
-Si, me senté a leer, pero no sabía que me espiaban
-Tampoco yo estaba esperándote, solo que se me hizo muy raro que no huyeras, pues al llegar junto al árbol ya estabas en el radio de mi influencia, debiste notarme y alejarte sin encontrar explicación a tu temor, pero no lo hiciste, al contrario, permaneciste casi dos horas a escasos dos metros de mí, pues apenas te sentaste me acerqué a verte, y en ningún momento te diste por enterada de mi presencia.
-Ahora si comienzas a asustarme, ¿Qué o quién eres?
-No puedo responder totalmente a tu pregunta, poco a poco lo sabrás, pero no soy un demonio, si eso es lo que piensas, soy de carne y hueso como tú, solo que he sufrido una “pequeña” transformación
-Si no vienes del infierno, entonces ¿por qué debería temerte?
-Verás, debido a la “transformación” de la que te hablaré cuando sea necesario, mi cerebro emite constantemente unas ondas de baja frecuencia que afectan únicamente a la amígdala cerebral de los humanos, porque he podido comprobar que no afecta a ningún animal, estas ondas no las puedo controlar, son involuntarias como el latido del corazón, pero afectan sin excepción a todos los cerebros humanos estimulando en ellos la emoción del pánico a tal punto que los que están bajo esa influencia temen por sus vidas, pero al parecer, tu amígdala es inmune, y eso es lo que me ha obligado a espiarte desde entonces. Porque después de ese encuentro en la finca te he seguido como una sombra para asegurarme que realmente no podías sentirme.
-Así que algo anda mal en mi cerebro, eso ya lo sospechaba, siempre supe que era el bicho raro de la familia.
-No Lisa, aquí el bicho raro soy yo, solo que tú cuentas con un cerebro excepcional
-Entonces te atrae mi cerebro… ¿no serás un zombi?
-jajajaja… tienes imaginación, pero no te acercas ni lo más mínimo. No me alimento de cerebros, ni de ningún tipo de carne, no te preocupes
-Bien, eso me alivia
-como te dije te he seguido de cerca y la única conclusión a la que he llegado es que eres totalmente inmune a mí, por eso decidí dejarme ver, para pedirte que me permitas estudiarte más de cerca, tal vez tu inmunidad me ayude a solucionar mi problema de aislamiento forzoso
-Bien, agradezco tu interés, y me alegra ser la excepción al fenómeno raro que eres, pero no veo la necesidad de tal estudio, además acabas de salir del colegio por lo que puedo deducir, y por muy súper dotada que seas, no creo que tengas la experiencia suficiente para un “estudio” rigurosamente científico como acabas de decirme
-Te equivocas, soy más antigua que tú
-jajaja… si claro, tengo 29 años!! Y tú pareces diez años menor
-Me alegra que no se note mi edad, de lo contrario en verdad te asustaría
-Claro, si yo estoy asustada de llegar a los 30, y aún en la universidad, ¿puedes creerme?
-si, te creo, te he visto en Bellas Artes, sé que vas en el tercer semestre de Artes plásticas y he visto tus trabajos, pintas muy bien… aunque yo no diría que tienes 29, aparentas unos 5 años menos, así que en cuanto a la edad tu también engañas
-ok, cuántos años tienes
-no quieres oír la respuesta
-32?
-2.500 años
-jajajajaja… este es el momento en el que me dices que eres vampiro y que deseas mi sangre!! Has visto demasiadas películas
-Eres tú la que ha visto muchas películas, y me asociaste con la familia Cullen, no soy vampiro, ni nada que se le parezca, técnicamente sigo siendo humana
-Suponiendo que te crea jovencita, entonces estoy hablando con una momia, cómo es que luces de 20?
-poco a poco lo sabrás
-Tal vez es que sufres de algún complejo prehistórico, por qué mejor no vas al psiquiatra y que solucione tu problema
-¿cómo te explicas el pánico de tus vecinos y del señor Iván hace unos momentos?
-Eso es algo que les preguntaré más tarde, y así sabré de ellos mismos la verdad
-Me alegra escuchar eso, por ahora no te quito más tiempo, si cambias de opinión con respecto a mi “estudio” aquí te dejo mi tarjeta, gracias por recibirme y escucharme, espero tu llamada
-Lo tendré en cuenta
-y una cosa más, no deberías caminar de regreso al salir de tu trabajo, corres peligro, de noche las calles no son seguras
-Siempre lo hago, no puedo darme el lujo de gastar en un taxi por trece cuadras que perfectamente puedo caminar, tengo muchos gastos, trabajo para sobrevivir.
-Entonces seré tu escolta
-Gracias, pero no es necesario
-Como quieras.
-Feliz tarde- le dije mientras le abría la puerta.
Pero con qué clase de bicho raro me vine a encontrar, ahora me anda siguiendo una muchachita loca que cree espantar a todo el mundo y tener 2.500 años, ¡Dios, Qué clase de locura es ésta, por qué no puedo encontrarme por una sola vez con mujeres normales en mi vida!, ¿Por qué me envías una hermosura como ésa pero totalmente perdida de la mente? ¿Quieres que me case en el manicomio?

Escrito por Lis... Todos los derechos reservados.

domingo, 7 de abril de 2013

Zafiro


Mi día comenzaba como otro lunes común, el agua fría de todas las mañanas en la ducha, las carreras típicas para llegar a tiempo a clase de dibujo, las conversaciones de rigor con mis amigos, y mis peleas cotidianas con las escalas del barrio al regresar a casa, nada en ese día que me indicara un cambio, ni una señal, ni un relámpago a destiempo, nada fuera de lo común, sin embargo, mi mundo tal como lo conocía estaba a escasos minutos de sufrir una completa transformación, en pocos segundos nada volvería a ser como antes.
Todo comenzó esa tarde de lunes del mes de febrero al ir de camino a mi trabajo nocturno, a las cuatro en punto salí trotando como todos los días, así tengo mi cuota diaria de ejercicio que me mantiene en forma y a la vez me permite llegar a tiempo al bar, pero justo una cuadra antes de llegar tuve que detenerme en seco, unos ojos de un profundo azul, tan oscuros como el mar me penetraron, esa mirada cálida, intensa, de una fuerza arrolladora hicieron que por unos segundos olvidara mis prisas, pero en seguida la bocina de un carro me hizo volver a la realidad, y sin embargo, aquellos ojos siguieron traspasándome; con pasos más lentos continué mi camino dedicándome a detallar a la dueña de aquella mirada arrolladora, una joven de no más de 20 años, quizá menos, de cabello negro, con un cuerpo de modelo, con 1,70 de estatura, vestía una gabardina de cuero negro, jeans vino tinto ajustados y botines de cuero negro, con un hermoso tono bronceado en su piel, toda una reina de belleza. La chica seguía mirándome, así que me acerqué a ella y antes que parpadeara le solté
-¿Puedo ayudarte en algo?
-no, gracias
-Ya, pues si no te has dado cuenta me llevas mirando fijamente por más de tres minutos, ¿me conoces de algo?
La joven bajó la mirada un poco nerviosa, pero con su voz de terciopelo me respondió
-Discúlpame por incomodarte, no es nada
Pero al ver que yo continuaba esperando una explicación satisfactoria añadió con un gesto divertido
-Me gusta tu camisa
Entonces me eché a reír por la evidente mentira, mi camisa no tenía nada de especial, un suéter normal de color gris, sin ningún estampado ni nada que resaltara, y por la manera de vestir de esta hermosura era totalmente absurdo que se fijara en mi ropa, esta mujer es todo un homenaje a la moda y el buen gusto, qué estoy diciendo, si parecía sacada de una pasarela y yo en cambio soy todo lo contrario, pero para no avergonzarla más, le guiñé el ojo y le dije
-ok, me alegro que te guste, me la puse solo para ti, encantada de conocerte, me llamo Lisa
-Zafiro, dijo tomando mi mano por toda respuesta.
Al contacto sentí como si una suave corriente eléctrica me tocara, la calidez y suavidad de su mano era tan agradable, ni en mis mejores fantasías había logrado recrear un encuentro como este, con una mujer tan hermosa tomando mi mano en medio de la calle. Estuve varios segundos en silencio, mirando sus ojos y sonriendo como tonta disfrutando el contacto, hasta que recordé que estaba a escasos metros del bar y que mi jefe no tardaría en aparecer así que acerté a decir
-Zafiro, lindo nombre, todo un placer conocerte y la verdad me encantaría continuar esta charla pero ya llego tarde al trabajo, así que espero que tengas una bonita noche
-Gracias Lisa
Y dejándola allí con una gran sonrisa terminé los pocos pasos que me faltaban y abrí la puerta, pero antes de entrar volteé para verla y ya no estaba, así que con mi sonrisa tonta entré directo a la ducha del vestidor para refrescarme y ponerme el uniforme, a los pocos minutos como ya lo esperaba llegó Santiago y mi jornada laboral siguió sin contratiempos. Pero a Santi, como cariñosamente le digo a mi jefe, nada se le escapa, así que enseguida que notó mi embobamiento me acribilló a preguntas
-¡Cuéntamelo todo!!!
-contarte qué
-si, no te hagas que te conozco querida, y esa carita me dice que hay alguna bella dama por ahí
-ay Santi, siempre lo he dicho eres brujo
-ajá, cómo se llama
-Zafiro
-¡Qué!! ¿Fuiste acaso a una joyería?
-jajajaja… no Santi, ese es su nombre
-oh por Dios, dónde la conociste
-pues hace unos diez minutos antes de entrar, estaba allí en la esquina
-No me digas, desde cuándo tratas con vagabundas
-jajaja.. ¿Y qué te hace pensar que era una vagabunda? Pues no, una jovencita, de unos veinte o menos, con unos ojazos azules bellísimos, cuerpo de infarto y sin duda con un diseñador privado en su armario, que se quedó prendada de mi camisa.
-jajajajajajaja… si, claro, tu camisa
-mi camisa. Eso me dijo
-ok, y le pediste el número de teléfono al menos?
-pues no
Y haciendo su típico escándalo fue dando gritos y manoteando
-Por dios Lisa, se te aparece una belleza y la dejas escapar, es que estás lista para irte al convento o qué, cuánto tiempo más vas a durar en abstinencia, mira que ese cuerpecito tuyo necesita cariñitos de vez en cuando, pero no, tu vas desaprovechando oportunidades a diestra y siniestra!!!
Me eché a reír, terminé de acomodar las mesas y me acerqué a la barra donde estaba él acomodando los vasos
-Relájate Santi, al que le van a dar le guardan, no te preocupes, además ¿qué posibilidades tengo con una reina de belleza?, mejor cuéntame cómo van tus preparativos con Sebastián, ¿ya compraste el traje?
-No querida, no me cambies el tema, lo mío con Sebas va sobre ruedas, pero te advierto, a mi boda no vas sin compañía, así que tienes un mes para conseguirte una novia, o de lo contrario ni te aparezcas, no quiero solteronas revoloteando por ahí, son de mal agüero
Abrí mis ojos sorprendida y divertida a la vez con semejante ocurrencia
-Ok Santi, no te preocupes, te enviaré flores por correo
Y sonriendo abrí la puerta, ya comenzaban a llegar los primeros clientes.
Terminé exhausta, sin embargo el camino de regreso lo hice a paso lento, la fría madrugada de Medellín iba quitando mi cansancio, respiré profundo llenando mis pulmones y disfrutando de la suave brisa que me acariciaba, llevaba poco camino recorrido y la sensación de ser vigilada se apoderó de mí, miré a todos lados, pero las calles estaban desiertas, quedaban diez cuadras enormes hasta mi casa y tuve que acelerar el paso, aunque al mirar no había nadie sentí que me seguían. Al fin llegué, sudorosa y más cansada aún, pero debía aprovechar esas escasas tres horas de sueño, así que después de una rápida ducha que relajó mis músculos caí en la cama y me dormí en seguida.

Escrito por Lis... Todos los derechos reservados 

lunes, 1 de abril de 2013

Nostalgia

Tu recuerdo me sabe a besos, 
a dulzura, a tu aroma fresco, 
me sabe a abrazos tiernos, 
y al roce de tu piel sobre la mía. 

Tu recuerdo me sabe a risas, 
a los juegos que compartimos en tu cama,
me sabe al amor inmenso que nos unió 
y que me entregabas en tus miradas, 
en tus palabras y silencios.

Es un recuerdo hermoso, 
pero al fin, recuerdo, 
y sin embargo al recordarte 
es como si nunca te hubieras ido, 
y también me sabe a hoy, 
a nostalgia, ausencia y silencio

Y este corazón mío no sabe desprenderse de ti, 
no sabe dejarte ir, 
no sabe decir adiós. 

Mi niña, en donde quiera que estés solo deseo que estés feliz, ya el tiempo se encargará de que mi corazón aprenda a vivir sin ti