lunes, 16 de junio de 2014

Zafiro 17

El jugoso aroma de un delicioso trozo de solomito a la plancha, con papas fritas y ensalada de lechuga, cebolla y tomate me inundó por completo, mi estómago gruñó sin pudor alguno, y por esos breves segundos solo disfruté del placer del gusto y el olfato, mi amigo por su parte se había decidido por algo más típico y había pedido bandeja paisa, que también despedía un aroma demasiado tentador, el culpable era el gran trozo de crujiente chicharrón que coronaba el plato.

Por unos minutos nos dedicamos a saturar nuestros sentidos y de paso saciar nuestra hambre con aquel banquete, pero luego de esos primeros instantes de eufórico placer gastronómico, Richard puso el tema que habíamos aplazado hasta entonces

-y bien, ¿me contarás lo que sucedió estos últimos tres días?

-han sido los días más maravillosos que he vivido

-bueno, ya no lo adornes, recuerda que estamos tratando un tema delicado, ¿o es que ya olvidaste la paranoia que tenías la semana pasada?

-jajaja ah, sí, no lo he olvidado, solo he cambiado de parecer respecto a Zafiro, estos días junto a ella me han otorgado una nueva perspectiva

-pues cuéntame, quiero saberlo, porque lo último que recuerdo era que estabas convencida del desequilibrio mental de la chica, y ahora llegas sudando corazones por los poros

-jajajaja tan exagerado, pero ya que lo mencionas, estuviste presente el viernes, la viste, dime ¿cuál fue tu percepción acerca de ella?

-ya que lo mencionas, pues déjame decirte que nunca había visto a una súper modelo en persona, su belleza es fascinante… pero también es aterradora, pasó cerca de mí cuando iba a tu encuentro y por poco mojo mis pantalones, casi salí disparado hacia el puesto de hamburguesas, pero luego me pude serenar y observar las cosas con algo de objetividad

Mientras él hablaba no pude evitar reírme, la imagen de Richard con su huesuda anatomía huyendo de Zafiro me pareció de lo más cómica

-¿de qué te ríes?

-perdona Richi, es que te imaginé corriendo, no me prestes atención, sígueme contando

-pues no es gracioso, sentí verdadero pánico, al parecer es verdad eso de que provoca miedo en la gente, porque no fui el único en comportarse así, pero claro, tú no lo notaste porque estabas de espaldas al lugar por el que ella llegó

-la verdad sí lo noté, y fue esa actitud en la gente la que me indicó que ella estaba cerca

-bueno, pues al menos tú eres inmune, porque te aseguro que no es nada agradable la sensación, pero luego de que ustedes hablaron y se fueron estuve investigando y no hay nada, está totalmente limpia, sus únicos litigios legales fueron hace dos años cuando obtuvo la cédula de extranjería, pero nada más, así que oficialmente no es ninguna criminal

-¿cómo que oficialmente? ¡No hay motivos para desconfiar de ella!

-bueno, no lo sé, será por sus efectos terroríficos, pero empiezo a volverme algo supersticioso

Lo persuadí de la bondad de Zafiro, contando en esencia lo que fue mi estadía en su casa durante esos días, sin entrar en detalles, claro está, además le confesé de los sentimientos que estaban fluyendo en mi interior y el cambio que el contacto con Zafiro había operado en mi manera de percibir la realidad; aunque no le conté la historia de sus orígenes, le aseguré que junto a ella no corría peligro de ningún tipo y que lamentaba mi anterior paranoia pero que ya no eran necesarias sus investigaciones

Al salir del restaurante solo me abrazó y me dijo

-me alegro por ti, de verdad, ojalá puedas ser feliz, te lo mereces… junto a ella o con quien sea… perdona mi desconfianza, pero está en mi naturaleza, y no te pierdas mucho por favor, mantente en contacto

-por supuesto Richi, eres un buen amigo, gracias, de verdad, saludos a Carmen

-con gusto se los daré, y ve haciendo espacio en tu agenda, tienes que ir a visitarnos

-claro, te avisaré para que prepares un buen asado

-no piensas sino en comida ¿eh? Aun no entiendo cómo es que no engordas

-jajajaja la belleza no se improvisa

-presumida… cuídate mucho pedazo de espagueti

-mira quién habla

Nos separamos y fui directo a casa, aún necesitaba procesarlo todo en el silencio y soledad de mi apartamento, así conectaría con mi realidad y podría comprender realmente todo lo que le estaba sucediendo a mi vida.

Entré y lo primero que hice fue abrir las ventanas, abrí mi desocupada nevera en la que por suerte todavía había una botella de té, la abrí y me senté en la sala. Lo observé todo, no había un solo cambio en el mobiliario, ni en la arquitectura, todo estaba como siempre, seguía siendo mi casa, seguía siendo mi lugar personal, solo yo estaba cambiando; llámenlo enamoramiento o como quieran, pero había más luz y la soledad había desaparecido, ya no me sentía sola, a pesar de no tener ningún tipo de compañía en este momento.

No supe cuánto tiempo permanecí en silencio, sentada en la sala, en un estado similar a la meditación interiorizando todas las vivencias de los últimos días, solo sé que cuando me levanté de ese sofá estaba en completa paz. Me dirigí a mi habitación y con suficiente calma seleccioné la ropa que me pondría para ir al trabajo, luego entré a la ducha y disfruté de cada gota de agua que relajaba mi cuerpo.

Llegando al bar me detuve un momento en la esquina donde la vi por primera vez, no pude evitar sonreír, las experiencias más importantes en la vida son a la vez las más sencillas, una mirada es una de ellas.

Esta vez al llegar a la puerta me encontré con John, se había tomado en serio mis sugerencias de vestuario, tenía que reconocer que el atuendo hipster no se veía nada mal en él, a pesar de no estar entre mis favoritos.

-Hola John, qué puntual

-Hola Lisa

-te ves muy bien, buena elección

-gracias, tú… tú también estás muy linda

-gracias John, ven, voy a abrir para que hablemos dentro

Mi celular vibró pero al tener mis manos ocupadas abriendo la puerta del local  no pude ver lo que me había escrito Zafiro, pues solo ella había estado tan activa con los mensajes de texto. Así que en cuanto tuve mis manos libres pude comprobar que efectivamente ella me escribía

-“¿qué tanto cariño le tienes a tu mueble de cocina?”

Fruncí el ceño, ¿por qué me hacía esa pregunta?

-“¿estás en mi casa?”

-“no necesariamente, y no has respondido a mi pregunta”

-“no suelo establecer relaciones sentimentales con objetos inanimados, el mueble me ha sido muy útil, pero no daría la vida por él”

-“Gracias por su respuesta, nos veremos luego”

¿Qué? ¿cómo que nos veremos? ¿vendrá de visita? ¡Oh no!! 
Dejé la casa hecha un desastre…

-“será mejor otro día, no he tenido tiempo de hacer aseo”

-“Relájate, y no dejes al pobre John hablando solo, ocúpalo en algo para que pierda los nervios, que está al borde de un colapso”

Miré a John, efectivamente me estaba hablando pero no le entendí una sola palabra, le sonreí tratando de disimular mi total falta de interés y le pedí que me ayudara a acomodar las mesas mientras me dedicaba a limpiar la barra y preparar todo antes que llegara Santi, que por cierto estaba tardando y eso era muy raro en él, así que empecé a preocuparme, pero cuando estaba buscando su número para llamarlo apareció en la puerta

-¡Dime que por fin tuviste sexo salvaje o te despido ahora mismo!

-vaya Santi, yo también me alegro de verte

-es la única excusa que aceptaré por dejarme solo este fin de semana, me pediste solo una noche y solo hasta hoy te apareces, así que empieza a contar los detalles o de lo contrario considérate desempleada

-jajajajaja qué dramático, y yo que creí que a los únicos hombres a los que les interesaba el sexo entre chicas era a los hetero

-¡Así que hubo acción! Lo acabas de admitir!!!

-Ya Santi, creo que este tipo de conversaciones no deben darse en horario laboral, además no querrás espantar al nuevo mesero

-¿Cuál nuevo mesero?

-como entras ávido de chismes ni te enteras del personal, Santi te presento a John, John, él es Santiago, el dueño del local y por tanto responsable de tu contratación, te dejo con él, éxitos, yo me iré a terminar de organizar la barra

-Lisa, tenemos una conversación pendiente, te salvas por ahora… Encantado de conocerte John, así que quieres trabajar con nosotros…

Yo me retiré a la barra buscando en mis bolsillos el vibrante celular, por supuesto, otro mensaje de Zafiro

-“Qué sutil es tu jefe, ya quiero saber lo que le dirás”
¿Cómo es que se entera de todo, me ha puesto un micrófono para espiarme? No me aguanté más y la llamé

-hola, señorita imprescindible

-Zafiro, ¿me puedes decir cómo es que te enteras de todo?

-um… creo que tienes problemas de memoria, o no me escuchas cuando te hablo

-¿Qué?

-O tal vez no confías en mis palabras

-¿podrías ser más explícita? No entiendo nada

-¿te hablé de la sensibilidad de mis sentidos cuando te conté acerca de mi transformación? Podría escucharte perfectamente aunque estuvieras hablando en susurros en medio de una multitud enardecida en las calles de Bagdad, ¿responde esto a tu pregunta?

-oh perdona, lo olvidé, he vivido contigo tantas cosas en tan poco tiempo que es demasiada información para mi pequeño cerebro

-no te preocupes, te entiendo

-un momento, ¿así que me has estado espiando desde lejos?

-eh… digamos que he estado pensando en ti durante el día, por tanto mis sentidos te siguen casi que involuntariamente, aunque admito que no he opuesto resistencia

-vaya manera más romántica de decirme que me extrañas

-jajajajaja pero tú también me has extrañado

-claro, pero yo no te he estado espiando todo el día

-auch, qué enojona ¿estamos teniendo nuestra primera discusión?

-pues eso parece

-cuando pones esa carita de enfurruñada te ves tan adorable

-¡y lo sigues haciendo!

-ok, entendí, no te enojes, y mejor sigue con tus labores pues tu jefe no te ha quitado el ojo de encima y vendrá a interrogarte sobre tus llamadas en horas de trabajo, y más te vales que guardes el celular o quizá se atreva a checar tu historial de llamadas…

-agh… par de entrometidos los dos, ya me las arreglaré con él, y tú no creas que te salvas

-Cariño, el enojo no te durará tanto

-presumida

Sin esperar respuesta corté la llamada. Es encantador que me extrañe y se interese por mí, pero esa forma suya tan particular raya en lo obsesivo, yo valoro mucho mis momentos de soledad, mi espacio personal, y el hecho que me esté vigilando desde lejos me hace sentir acorralada… pero claro, no podía dejar de tener razón, Santi terminó de hablar con John y en seguida vino a bombardearme con preguntas, respiré profundo para disipar un poco mi cambio de humor

-Ahora sí me dirás en dónde estuviste el fin de semana, porque esa desaparición tuya me parece muy sospechosa y mi instinto me dice que…

-Ay Santi, de verdad, no entiendo cómo es que no te hiciste periodista, de verdad, eres un poquitín exasperante cuando te lo propones

-nena, pero soy tu jefe, y aún no me has dado una excusa válida por tu ausencia

Suspiré, sería mejor contarle o sus preguntas me provocarían una apoplejía

-a ver, por dónde empiezo

-pues por el principio, me pediste permiso para el viernes porque tenías una cita y no viniste a trabajar los dos días siguientes

-Sí, bueno, la cita se convirtió en un increíble fin de semana en el paraíso, ¿responde eso a tus preguntas?

-¡pero qué locuaz!

-Bueno, está bien, te contaré, me encontré ése viernes con Zafiro, ella me invitó a su finca y perdía la noción del tiempo, estuve con ella todo el fin de semana, por eso no vine a trabajar. Creo que me he enamorado

-¡Oh por Dios!  ¡Ya la quiero conocer!!! Pero mujer, quién lo diría, no perdiste el tiempo, esa sí que es una primera cita exitosa, podríamos organizar una boda conjunta, aún hay tiempo

-¡Santi!!! ¿estás loco?

-si en la primera cita pasaron a segunda base, por qué no pensar en matrimonio y en los hijos que tendrán

-¡Oh Dios!! Eres imposible

El resto de la noche tuve que soportar las insistentes bromas de Santi acerca de la futura madre de mis hijos, sobre los posibles vestidos de novia y todo tipo de impertinencias parecidas, así que llegado el momento de regresar a casa lo último en lo que pensaba era en mi enojo con Zafiro, mi mente quedó en blanco en cuanto abrí la puerta de mi apartamento, todo estaba tan distinto pero tan acogedor, una luz tenue iluminaba la nueva sala, donde Zafiro me esperaba tan dulce y encantadora, sonriéndome de esa manera que me derretía las entrañas.

Me quedé estática en la puerta pues no podía reaccionar, ella se levantó y vino a mi encuentro

-buenas noches corazón

Y tomándome por la cintura me plantó un beso tan cargado de pasión como de ternura, y mi cuerpo respondió abrazándome a ella como si de ello dependiera mi vida, mi corazón latía desbocado con una emoción incontenible, no había pensamiento alguno en mi cabeza, pues mi cerebro se ocupaba exclusivamente de procesar el sinfín de sensaciones que la sola presencia de Zafiro provocaba en mí, y ni qué decir de un contacto como éste.

Con delicadeza terminó el beso dejando unidas nuestras frentes

-¿cómo estuvo el trabajo?

-¿eh?

¿cuál trabajo, de qué me habla? Mi conciencia me había abandonado, poco a poco comencé a recordar mi nombre, ah sí, claro, el trabajo, tengo un trabajo, acabo de llegar de él, y, ¿estoy en la puerta? Ah claro, encontré a Zafiro en mi casa que no parece mi casa… y me ha dado un beso que me ha hecho olvidarme de mí misma

-¿cariño?

-ah, sí, el trabajo… um, bien, estuvo bien

Lo que de verdad están bien son tus labios, sin pensarlo siquiera busqué nuevamente el dulce contacto interrumpido por preguntas sin sentido.

Ella culminó nuevamente el beso, sonriendo sobre mis labios

-veo que me has extrañado, pero ven, entra, ¿o te quedarás el resto de la noche en la puerta?

Yo solo asentí y me dejé conducir por su mano, entonces recobré mi capacidad de hablar

-¿tú has hecho todo esto?

-creí que no vendría mal una renovación de interiores en tu apartamento, pero mañana lo verás con más calma, estás muy agotada y es mejor que descanses

-ajá

Entramos a mi habitación, un nuevo y agradable tono azul y violeta cubría las paredes y una enorme cama doble ocupaba casi al completo el espacio interior, me encantó ese nuevo aspecto de mi lugar de descanso, y agradecí nuevamente a Zafiro con un beso para luego dirigirme al baño por una cálida ducha y mi pijama. Ella quiso acompañarme en la ducha pero supe resistirme a la tentación, necesitaba un poco de privacidad para aliviar mis necesidades fisiológicas. No tuvo que esperarme demasiado, pues me duché con brevedad.

-qué rapidez

-solo porque hay algo más importante en ésta habitación

-¿ah sí? ¿qué será?

-un par de ojos azules que me vuelven loca

-¿solo los ojos?

-toda tú


Silencié sus palabras con mis besos, y sus brazos me envolvieron, nuestros cuerpos casi fusionados se expresaron en el lenguaje íntimo del amor hasta que al fin encontraron el descanso y nos entregamos al sueño cómodamente unidas en un abrazo.