viernes, 10 de mayo de 2013

Zafiro 6



Me condujo por otro sendero, este sí tenía un pequeño puente que pasaba por la quebrada, este camino era más corto, pero no menos hermoso a su alrededor, a pesar de la penumbra. En pocos minutos estábamos de vuelta al jardín donde se unía al sendero inicial, no había visto esa bifurcación que estaba perfectamente camuflada por un par de helechos a escasos tres metros del inicio.


Entramos al pasillo y seguimos por la puerta en la que había visto entrar a Zafiro anteriormente, ésta daba a un espacioso corredor que terminaba en un amplio círculo en cuyo centro había una mesa, también circular delicadamente adornada con un mantel blanco y un bello ramito de rosas amarillas como centro de mesa, servilletas de tela y vajilla francesa de estilo rococó. A un lado estaba la mesa del servicio, con fuentes de plata cuidadosamente tapadas, la pared semicircular que daba al corredor por el que entramos estaba adornada con un único bodegón de Caravaggio, su célebre bandeja de frutas, en un marco laboriosamente tallado en madera, muy antiguo; tuve la impresión de que estaba ante un Caravaggio original, o si no frente a una copia de excelente calidad. Cerrando el círculo estaba un espacioso ventanal del piso al techo, con puerta corrediza de cristal que daba a un pequeño balcón también semicircular, con una balaustrada de madera rústica. 

La puerta abierta dejaba entrar el aire frío de la noche y el exquisito perfume de las flores exóticas del jardín.

El bodegón me atrajo como un imán, me acerqué para observarlo más detalladamente, aquella obra maestra me fascinó, y no pude reprimir por más tiempo la pregunta

-¿es una copia del Caravaggio?

-No, es el original, la copia está en el museo

Aquella respuesta me estremeció, ni en mis sueños más locos había llegado a pensar que pudiese ver un Caravaggio en persona, y mucho menos sin salir del país. Zafiro se puso a mi lado observándome con la misma intensidad con que yo miraba el cuadro. Su cercanía y su aroma me hicieron recobrar la compostura

-Zafiro, tu casa es hermosa, todo aquí guarda una armonía tan perfecta, gracias una vez más por traerme aquí

-me alegra que sea de tu agrado, ven, siéntate a la mesa

Me presentó la silla y atrajo la mesa del servicio, luego se sentó frente a mí. Yo no dejaba de observarla, y de percatarme que cada gesto suyo, cada palabra, cada toque de sus manos iba despertando sensaciones que creía dormidas, como el cosquilleo que estaba sintiendo en mi vientre, como el súbito calor que subía hasta mi rostro, como la sudoración incontrolable de mis manos y el nudo en mi garganta que me hacía tartamudear o hablar en susurros. Ella solo estaba siendo amable en exceso conmigo, yo ya poseía problemas con mis hormonas, y sin embargo su presencia también me infundía un respeto sobrecogedor.

Al sentarse noté cómo se despojó de la formalidad y adoptó una mirada mucho más íntima, diría que familiar, su alegría era tan palpable que me abrumó

-hace muchísimo tiempo desde la última vez que me senté a la mesa en compañía de una persona

-entonces es un honor para mí

Sirvió dos copas de vino, me presentó una y dijo muy sonriente

-brindemos, por esta cena, por tu compañía

-y por mi cerebro, de no ser por él no estaría aquí

-¡por tu cerebro!

En seguida quitó la tapa de la bandeja principal, el delicioso aroma que llegó a mi nariz me hizo salivar inmediatamente, así como un rugido sonoro de mi estómago me avergonzó notablemente, al escucharlo Zafiro se echó a reír con tanta gracia, que reí con ella, tomó mi plato y me sirvió, luego sirvió el suyo

-adelante, que tu estómago está impaciente

-no creo que sea un estómago, más parece un león

De nuevo risas, y así comenzamos a cenar, era un plato sencillo pero delicioso, grandes canelones rellenos de verduras y setas, no eran mis conocidos y adorados champiñones, no, eran otro tipo de setas que jamás había probado, pero de un sabor único, al primer bocado involuntariamente se me escapó un gemido de placer por la explosión de sabor que tenía en mi boca

-¡Oh por Dios Zafiro! Esto es delicioso

-es mi nueva receta

-está magnífica, tienes un don culinario único

-¡gracias!

-te mereces un premio nobel, no soy vegetariana, pero a partir de este momento lo reconsideraré, y sobre todo si viene de tus manos…

-qué bueno escuchar eso, ya que tus hábitos alimenticios no son muy saludables que digamos

-¡qué! ¿Has espiado mi cocina?

-recuerda que estuve siguiéndote durante un mes, así que pude darme cuenta de tus preferencias alimenticias

-bueno, yo no soy un genio de la cocina como tú, de hecho detesto cocinar

-yo lo hago solo por placer

-¡si que se nota!

-de hecho esa es otra de mis características, no necesito comer, pero lo hago con cierta regularidad, única y exclusivamente por placer

-¿no necesitas comer? ¿y entonces de qué vives?

-las células de mi piel son fotosintéticas, toda la energía que necesito la recibo del sol, los alimentos que ingiero, como éstos, no me aportan nada, solo el placer del gusto, pero nada más. Y en los días de tormentas recibo mi postre, los rayos son verdaderamente energizantes

-¿los rayos?

-si, en los días lluviosos los rayos me buscan, al caer sobre mí me sobrecargan de energía, cuando eso sucede puedo durar sin salir al sol por varios meses, pero aun así, la luz solar es otro de los placeres a los que no suelo negarme por muchos rayos que reciba.

-¡Wau! Eso si que es sorprendente, creo que tengo otra teoría para ti

-¿ah si? ¿cuál es?

-eres extraterrestre, eso lo explica todo

-jajajajajajaja… me gusta esa nueva teoría

-así que lo admites ¿de qué planeta vienes?

-um… a ver, ¿Saturno está muy cerca?... ¿o me prefieres de 
otra galaxia?
-de otra galaxia tal vez, en Saturno por lo que tengo entendido no hay más que gas
-eso tú no lo sabes
-jajajaja así que eres alienígena!
-lamento decepcionarte, pero soy tan terrícola como tú
-¡chanfle! ya comenzaba a ponerse emocionante
-¿y ahora no?
-oh no, contigo no acabo de asombrarme, eres toda una caja de sorpresas
-y tú eres divertida
-¿te parece? No creo, he sido muy grosera contigo
-eres espontánea, y eso es algo que valoro mucho
-oye… eso de los rayos me recuerda una película que vi en mi adolescencia, salió en los años noventa, era sobre un chico que tenía poderes y también atraía los rayos, pero era totalmente lampiño y albino
-si, se llama “pura energía” salió en 1995
-así que la viste
-claro que la vi, y no dejó de sorprenderme las muchas similitudes entre el protagonista y yo
-¿qué similitudes?
-lo de los rayos es una, pero a mi no me destruyen sino que me nutren, también soy albina de nacimiento, lo del magnetismo, y la actividad neuronal que hacen ilimitada la capacidad de memoria… y el rechazo social
-no eres albina, eso hasta un ciego lo vería
-lo que tú ves es maquillaje, cierto es que ya no soy totalmente blanca, pero sí nací albina
-al menos tu cabello sería blanco, y lo tienes negro
-no es negro, así como mi piel no es bronceada, el único color real que ves en mí es el de mis ojos. Mi piel es de un color verde aguamarina y mi cabello es una variedad del violeta muy cercano al azul
-¿por qué no te dejas ver tal como eres?
-para no llamar la atención, suficiente tengo con mi cerco de terror
-en eso tienes razón, los humanos ponemos problemas por todo, si es negro, amarillo, mestizo, blanco, rico, pobre, feo, bonito, religioso, ateo, homosexual, hetero, en fin, la lista sigue, somos expertos en discriminación, eso si que es decepcionante
-ahora imagínate que vieran una mujer azul caminando por ahí
-bueno, pero si dices que no tienes vida social, por qué una casa tan grande como ésta, tan cuidada en espacios comunitarios como la sala, este comedor… ¿todo esto no refuerza más tu soledad?
-no tengo un contacto personal así como el que puedo tener contigo en estos momentos, pero sí tengo vida social, olvidas que estamos en la época de la tecnología y las redes sociales, no estoy del todo aislada, pero sí extraño demasiado el contacto humano, el mundo virtual es un buen sustituto, pero no es suficiente… Las nuevas generaciones usan la tecnología para aislarse, se abstraen tanto en el mundo virtual que se olvidan de fortalecer los lazos afectivos con quienes conviven, crean relaciones con mucha gente a la que no pueden conocer en persona y se olvidan de los que tienen al lado, mientras que yo uso la tecnología para sentirme parte de la humanidad, para crear lazos, y daría toda mi fortuna por poder establecer contacto real con las personas.
-si, que irónico… así que eres como una especie de friky
-jajaja… más que eso, internet es mi casa, me siento allí como la araña en su red
-¡wau!... ¡Mis respetos, diosa de la red!
-jajajajaja… ahora soy una diosa, voy progresando
-si, si, ya voy conociéndote un poco más, así se me irán ocurriendo nuevas teorías
-será interesante ver lo que se te ocurre
-jajajajajaja, sí que gozas conmigo!...
-me alegra haberte encontrado
-y yo me legro de aceptar tu invitación a cenar, ha sido lo más delicioso que he probado en mi vida
-exageras
-no, hablo en serio
-ahora viene el postre
-¿hay postre?
-claro, si puedes con él
-¿Que si puedo? Siempre hay espacio para el postre


Escrito por Lis... Todos los derechos reservados.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Zafiro 5


El auto se detuvo de un modo imperceptible frente a una construcción surrealista, semejante a las arquitecturas tipo Gaudí, concretamente la fachada tenía mucha similitud con la casa Batló que había visto hacía un par de semanas en historia del Arte. Zafiro leyó en mi silencio el impacto visual que estaba teniendo ante semejante construcción, ante el auto mismo, ante ella, tan enigmática y encantadora a la vez, intuyó, o así lo creí, que mi silencio era la expresión pura de mi asombro ante lo desconocido, así que suavemente tomó mi mano haciendo que mi atención se centrara, primero en la calidez de su tacto, luego en su mirada, y por último en el sonido de su voz.

-Hemos llegado Lisa, bienvenida a mi casa
-gr.. gra… gracias –dije en un susurro, ahora me había vuelto tartamuda

La silla me soltó de su reconfortable abrazo y la puerta se deslizó suavemente a un lado, mientras mi atención seguía absorta en Zafiro, ella sonriendo me invitó a salir del auto, y así lo hice, ella rodeando el auto me tomó nuevamente de la mano, y con su natural delicadeza me motivó a salir de mi silencio

-Has estado muy silenciosa, ¿qué sucede?
-sucede… sucede que estoy en shock
-no tienes los síntomas propios del estado de shock, pero aun así, ¿por qué crees estarlo?
-jajajaja.. ¿que por qué? Pues ya no sé qué pensar de ti, primero me sigues, asustas a mis vecinos, luego me sueltas una historia del tipo Estephenie Meyer, luego me pides que te deje experimentar conmigo, y por último me traes a una casa fantástica en un auto de otro mundo… ¿necesito más motivos?
-um, y eso que es solamente el principio. Relájate Lisa, mira, eres el primer ser humano en mucho tiempo con el que podré compartir la mesa, simplemente te he invitado a cenar, y como tenías curiosidad de conocer el laboratorio, decidí que ésta era la oportunidad perfecta. Tranquila, no te haré daño, poco a poco reunirás la información suficiente que te dé los elementos que necesitas para creerme o no, si te sientes más cómoda con la idea sigue pensando que soy un caso raro de psicosis o cualquier otro trastorno mental, a mi no me molesta, al contrario, me divierte mucho, así que esta noche solo relájate y trata de familiarizarte con el lugar ¿te parece?
-¿en realidad no te molesta?
-¿Qué pienses que estoy loca? Jajajaja, para nada Lisa, ojalá tuvieras razón, pues en ese caso mi cura estaría en manos de psiquiatras
-si tu lo dices
-de verdad Lisa, no pasa nada
-bien, de todas maneras yo acepté tu invitación a cenar
-así es, ahora entremos que la cena no se preparará sola

Diciendo esto me dedicó una hermosa sonrisa y suavemente me condujo hasta la casa, al contacto de su mano la puerta se abrió silenciosa, no había cerradura, ni le vi introducir ninguna llave, al parecer la llave eran sus huellas digitales, una vez más, como ya era constante esa noche, no supe dónde terminaba la realidad y comenzaba la fantasía, ese tipo de puertas se ven solo en las películas, pensé, o en las casas de los archimillonarios, pero no conocía a ninguno, así que era una mera suposición.

De la arquitectura de Gaudí solo había visto las fotos en las que se muestran las fachadas de sus creaciones más representativas, sin embargo al entrar en casa de Zafiro intuí que el interior de aquellas construcciones no tenían grandes diferencias con lo que estaban viendo mis ojos en este momento, parecía que estuviéramos entrando en un organismo vivo, un enorme árbol que hubiese hecho espacio en su interior para dar cobijo a seres humanos, hasta el aroma de la casa era el de un fresco bosque, la luz suave de las lámparas de estilo antiquísimo le daban una coloración muy acogedora a las diferentes estancias. El piso de piedra rústica con tapetes de pieles de animales salvajes: osos, tigres, venados y otros que no supe distinguir, así como los muebles, de manufactura totalmente artesanal y cojinería de cuero de búfalo. Si Zafiro no tenía vida social por qué tener una sala tan confortable en su casa.

-Tienes una casa muy hermosa
-Gracias
-¿Está inspirada en Gaudí verdad?
-sí, en gran parte
-¿y la otra parte?
-en la casa de mis padres

Me condujo hasta un patio interno con un cuidado jardín, estaba oscuro, pero pude distinguir un sendero serpenteante que lo atravesaba hasta una fuente que inundaba el lugar con el relajante murmullo de sus aguas, al parecer no solo había salido de Medellín, estar en aquella casa era estar en un mundo desconocido para mí, pero de una belleza exquisita.

-si quieres puedes recorrer el jardín, también de noche se aprecian los encantos de la naturaleza, o puedes recorrer la casa, como tú prefieras, yo te buscaré cuando la cena esté lista
-gracias, eres muy amable
-solo deseo que te sientas a gusto
-parece un jardín de cuentos
-compruébalo tú misma- me dijo guiñándome el ojo
-eh…. Y ¿tienes mascotas?
-podría decirse que sí
-¿cómo que podría?
-pues, en verdad los animales, al contrario que los humanos, se sienten muy a gusto en mi compañía, así que gozo de la amistad de todo animal, y aquí no tengo solo uno, sino muchos de todas las especies, que vienen y conviven pacíficamente conmigo, así que presentártelos todos nos llevaría toda la noche, y no creo que gustes de algunos
-entiendo, o creo entender… pero ni un perro, o gato en especial, ya sabes, como el común de la gente
-no soy común, pero si, hay algunos animales especiales para mí, un caballo, un tigrillo, una perra, dos gatos, una serpiente y una familia de loros
-jajaja… ya veo, no te gusta uno, sino el zoológico entero
-exacto
-bueno, creo que visitaré tu jardín
-espero que lo disfrutes
-claro, aunque no creo que pueda ver mucho
-si, esta noche hay luna llena, así que tendrás luz suficiente
-iré a comprobarlo
-ve tranquila, yo te buscaré en unos momentos

Me adentré por el jardín mientras que Zafiro desapareció por una de las puertas que daban al pasillo, ella tenía razón, había luna llena, la luz de la casa no llegaba al jardín, solo la luna lo iluminaba todo con su plateada luz, seguí el sendero de piedra tratando de llegar a la fuente guiada por el murmullo del agua, a mi paso el aroma fresco de las plantas y algunas flores nocturnas que perfumaban el aire me llenaron de una serena paz, di media vuelta para observar la casa, entonces pude ver que el patio interno tenía forma de u, estaba abierto a un espacio mucho más amplio de lo que vi inicialmente, también las plantas iban creciendo en número y tamaño, no podía distinguir mucho cuántas especies habían, pues aunque la luna era clara mis ojos no lo podían abarcar todo con gran detalle, solo las rosas que estaban junto al sendero.

A medida que iba avanzando penetraba en un mini bosque de árboles de mediana altura, algunos plátanos, helechos y arbustos de toda clase, la casa ya había quedado atrás, al fin pude ver un hermoso lago en el que desembocaba una quebrada, que curiosamente venía de la casa, así que el agua que escuché en todo el camino no era de una fuente como creí al principio, sino el trayecto de la quebrada que tal vez transcurría paralela al sendero, por eso el aroma siempre fresco y húmedo. El lago parecía un lago natural, el lugar en el que yo estaba era una pequeña bahía, pues se iba abriendo a una extensión mucho mayor, tal vez un kilómetro, no lo sabía, pero era como estar frente a un pequeño mar en medio del bosque, como las ciénagas del río magdalena que abundan en la costa atlántica. Un sitio naturalmente hermoso. Así estaba absorta en mi contemplación cuando Zafiro apareció a mi lado

-¿lo disfrutas?
-oh, esto es muy bello, ¡cómo describir las sensaciones, es abrumador!
-me alegra que lo estés disfrutando, ven conmigo