martes, 19 de noviembre de 2013

Domingo, 24 de Febrero de 2013

El cielo de un azul grisáceo, el sol ya oculto tras el horizonte deja ver aún sus últimos resplandores, el silencio mudo que envuelve mis pensamientos y mi mirada que se pierde en todo y ningún punto.
lentamente sin motivo mi mente viaja por los recónditos laberintos de la memoria, intentando encontrar el momento exacto en el que comencé a perder el horizonte, sin embargo este desierto al parecer solo es una etapa más en el camino, avanza, avanza!! me dice con su voz apagada el corazón, como si al mantener la esperanza ahuyentara la fatiga y la sombra lúgubre del sin sentido, avanza a tientas, pero sigue! no te detengas... tal vez encuentres luz, o simplemente tal vez nada

Zafiro 8

El silencio nos envolvió, acompasado por nuestras respiraciones aún agitadas, no hacían falta las palabras cuando hablaron nuestros cuerpos, ella descansaba sobre mi pecho desnudo y me sentí feliz, y cómo no serlo sintiendo la calidez de su cuerpo sobre el mío, la suavidad de su piel y su embriagante aroma. Mis dedos dibujaron sobre su espalda hasta que su respiración se fue haciendo cada vez más profunda y entonces yo también por fin me rendí al sueño.

Mi sueño fue profundo, como hacía mucho tiempo no experimentaba, me despertó la suave luz que se filtraba por la ventana. Abrí mis ojos y recordé dónde y con quién estaba, su aroma inconfundible que llevaba respirando toda la noche, la suavidad de su piel a la que estaba entrelazada en un íntimo abrazo, ella totalmente pegada a mi espalda, sus manos en mi cintura, su aliento en mi cuello, suavemente me fui girando para quedar frente a los ojos azules que me miraban con una profunda paz y alegría, no pude evitar esbozar mi gran sonrisa, en silencio besé sus labios tiernamente y al fin dije,
-Buenos días Afrodita
Ella sonrió y siguiendo mi juego respondió
-buenos días Baco
-jajajaja ¡cómo que Baco! Has herido mis sentimientos
-¿quién estaba ebria anoche?
-No es verdad, no estaba ebria, solo mareada, además recuerdo perfectamente cada segundo, mi diosa del Amor
-¿Es la nueva teoría que tienes sobre mí?
-Tal vez
Y me acerqué lentamente para besarla de nuevo, con infinita ternura, diciéndole en ese beso lo que no podía con palabras, un beso que fue correspondido con intensa dulzura, me quedé contemplándola, acariciando su piel desnuda sobre la mía y sonriendo como tonta
-Eres hermosa
Por toda respuesta solo sonrió, la luz suave del día me permitía contemplar plenamente su belleza, tal vez por la noche tan intensa que vivimos su maquillaje había desaparecido por completo, su perfecto rostro de una tonalidad azul turquesa parecía brillar, estaba radiante, más hermosa si cabe, como una verdadera divinidad, lo había dicho juguetonamente, pero era cierto que estaba entre los brazos de una diosa, la misma Afrodita podría morirse de envidia ante la hermosura de Zafiro, y esta maravillosa divinidad me había entregado sus besos, su cuerpo, su corazón, de eso estaba completamente segura.
-no deberías maquillarte nunca más
Ella me miró con algo de confusión
-¿Por qué me miras así?, tú sabes que es cierto. Ocultar tu hermosura es un crimen contra la humanidad, quien te contemple dejará de ser ateo ipso facto.
-jajajajaja por lo visto no se te han pasado los efectos del alcohol
Entonces me acerqué a su rostro y susurré:
-nunca he estado más lúcida en mi vida que en este momento, créeme cuando te digo que eres perfecta- y la besé
Ella terminando el beso tomó mi rostro entre sus manos y mirándome a los ojos con algo de tristeza me dijo
-Tú lo dices porque no experimentas lo que yo causo en el resto de los mortales. Al verme en lo único que pensarán es en que soy el mismo lucifer, la sensación de terror en sus mentes es tan intensa, que algunos han muerto de miedo por mi causa. Sobre todo en mis primeros años cuando no comprendía lo que le pasaba a mi cuerpo, llegué a asesinar a muchos con mi cerco de terror

Al decir esto último, la tristeza y el dolor en su mirada eran más que evidentes, y sus lágrimas comenzaron a brotar con abundancia. Verla llorar me descompuso totalmente, sentí la necesidad de protegerla, de hacer que cesara todo su sufrimiento
-sh… amor, mírame
Ella abrió los ojos sorprendida
-ahora me encontraste, no llores más, ¿no dices que tal vez yo tenga la cura? Además estoy segura de que quienes murieron, si tuvieron la fortuna de mirarte, solo pensarían que eras el ángel de la muerte más hermoso que jamás se habrían imaginado

Con esto una pequeña sonrisa se asomó a sus labios, luego su mirada se volvió pensativa
-¿cómo me llamaste?
-Ángel de la muerte
-no, antes de eso
-te llamé amor. ¿Hice mal?
Ella por toda respuesta me besó, y luego dijo
-lo que hemos vivido en esta noche ha sido muy intenso
-Así es, es la experiencia más maravillosa que he tenido en toda mi vida
-llevo siglos y siglos leyendo sobre el amor y la pasión humana, y jamás imaginé que experimentarlo sería mil veces mejor que como lo describe la más magistral obra romántica escrita hasta el momento
-wou, eso es muy profundo
-así lo experimento yo. Aún no me conoces totalmente, pero me encantaría dejarte entrar en mi mente para que pudieras comprender lo que digo
-Zafiro, sé que parece una locura, es decir, cuánto tiempo ha pasado desde que me hablaste la primera vez, ¿9 días?, anoche solo iba a encontrarme contigo para que mi amigo pudiera verte en persona y poder investigar si no eras parte de la mafia o algo por el estilo, solo sé que aceptar tu invitación a cenar y venir aquí es la mejor decisión que he tomado. Cada minuto cerca de ti ha sido suficiente para saber que no hay una regla que estipule el tiempo mínimo para empezar a amar, pues yo siento que te amo, y este amor es tan real como el hecho de que necesito respirar para seguir viva. Tú has unido los pedazos de mi corazón roto y has hecho que vuelva a latir con mayor alegría
-Lisa, yo no sé qué decir, no tengo punto de referencia en mi larga existencia para poder comparar lo que me sucede en estos momentos, solo puedo decirte que es increíblemente maravilloso. Pero,  ¿por qué dices que tenías el corazón roto?
-Hace cinco años, conocí una mujer maravillosa a la que amé profundamente, tuvimos una relación intensa y hermosa, pero solo duró un año. Su familia, pero sobre todo sus principios fueron determinantes para que, a pesar del amor que nos teníamos, ella renunciara a nuestra vida juntas… se hizo monja, y yo tuve que aprender a renunciar a ella. Todos estos cuatro años los he pasado intentando aprender a vivir sin ella, a encontrarle sentido a mi vida sin su amor, y había sido en vano… hasta hoy. Tú me has devuelto la alegría y la capacidad de amar que creí haber perdido con ella, y todo temor ha desaparecido, ahora sé que puedo amarte, no a medias, sino con la totalidad de mi ser, ella fue mi primer gran amor, pero tú eres mi resurrección y mi esperanza.
-Me alegra devolverte la esperanza, porque de mí no te librarás tan fácilmente

Y dicho esto me besó tan apasionadamente, que mi cuerpo se estremeció de placer, nunca imaginé experimentar tantos orgasmos seguidos con un simple beso, pero claro está, Zafiro no es como el resto de los mortales, y estas son las ventajas de ser besada por una diosa. Para cuando zafiro culminó el beso yo estaba rendida y feliz, mi cuerpo ya estaba necesitando urgentemente una recarga energética después de una noche de placer, y para confirmarlo mi estómago rugió cual león hambriento, cosa que me avergonzó tanto que de inmediato escondí mi rostro en el cuello de Zafiro

-Uh, vaya, al parecer no solo resucité tu corazón, sino también a tu león rugiente
-ya, me haré extirpar el estómago por hacerme pasar tantas vergüenzas
-Cariño, aquí la que puede vivir de luz solar soy yo, tú necesitas proteínas, así que nada de mutilaciones, ¿no me dijiste anoche que te fascinaba mi comida? Pensé que te alegrarías de desayunar conmigo
-Claro que me encanta, pero me da muchísima pena que mi organismo sea tan evidente
-ya, no pongas esa carita de niña mimada, ven conmigo a la cocina y prepararemos algo delicioso
-No. Tú lo preparas y yo lavo los platos, no quiero arruinar el desayuno
-Como quieras corazón, pero ven ya, si no quieres un nuevo rugido de tu amigo

Me tomó de la mano y se levantó de la cama, yo me quedé embelesada mirando su cuerpo desnudo, debían ser ya como las nueve de la mañana, pues la luz del sol entraba ya con mayor fuerza por la ventana, la piel de Zafiro brillaba como un trozo de hielo al sol, de una forma hermosamente extraña, las tonalidades de azul turquesa variaban según la incidencia de los rayos del sol, dando la apariencia como de hielo o cristal muy puro

-Si me sigues viendo de esa manera no habrá desayuno, ya cierra la boca y ven conmigo
Sentí que mi cara ardía, entonces entendí lo que decía, ¿acaso pretendía ir a la cocina así desnuda? Si así era, yo tampoco la dejaría preparar ningún desayuno, la quería a ella
-¿piensas cocinar desnuda? Así ni te molestes, porque el único desayuno que quiero es a ti, y bueno, la cocina ofrece muchas posibilidades a la imaginación
-Ya me mostrarás esas posibilidades cuando te haya alimentado
-¡al menos ponte algo de ropa! No sabes lo irresistible que eres
-Ohh, dijiste que ocultar mi hermosura era un crimen contra la humanidad
-y es verdad, pero en este momento solo me pones a mil
-Todo es cuestión de práctica, aprende a controlar tus impulsos, y ¡levanta tu hermoso trasero de mi cama!!

Me llevó de la mano tras ella a la cocina, aunque yo diría que iba babeando, simplemente no podía dejar de contemplarla dejando cual caracol un hilo de baba a mi paso, si ella pretendía pasar todo el tiempo desnuda, más me valía controlar mis instintos, yo también estaba desnuda y al parecer no era ningún problema para ella. 


Llegamos a la cocina y mis manos se prendaron de su cintura, hasta que su voz me volvió a la realidad

-Lisa, deja tus manos quietas, siéntate mientras preparo la comida

Tuve que obedecer contra todos mis impulsos, y me senté donde decía. La preparación de ese desayuno era el espectáculo erótico que jamás había presenciado, todo su cuerpo desbordaba sensualidad con una naturalidad arrolladora

-Zafiro, ¿cuándo vas a decirme qué eres realmente? Tu belleza y perfección infinitas no son de este mundo, y lo que me has contado hasta el momento es insuficiente

-Paciencia, primero come y luego te contaré mi origen

lunes, 9 de septiembre de 2013

Zafiro 7

Así fueron pasando las horas sin darme cuenta, me llevó primero a una terraza desde la que pudimos contemplar la luna y las estrellas, y donde tomamos el postre, otra de sus exquisitas recetas hecho a base de café y licor, luego de mostrarme todas las constelaciones que podíamos ver me fue mostrando todas las estancias de la casa, hasta terminar en una acogedora sala bebiendo del vino más delicioso que había probado en mi vida, bueno, no es que yo fuera una experta en la materia, pero aun así mi torpe paladar me decía que no estaba probando cualquier cosa, debía ser como todo lo de Zafiro, lo mejor de lo mejor.

Lo que sí era cierto es que cada minuto que pasaba en su compañía era como una droga para mí, ya no me importaban sus historias absurdas,  ni si eran ciertas o no, no me importaba nada más que estar junto a ella, disfrutar del sonido de su voz, del brillo de sus ojos, de sus movimientos tan sensuales y elegantes al andar, de su extravagancia y su aparente egolatría, pues no hacía más que hablar de sí misma y sus incontables viajes y conocimientos, pero eso me encantaba y me sorprendía a la vez, pues normalmente me aburro a los dos segundos de estar con alguien que no hable sino de sí mismo, pero no con Zafiro, no me aburría sino que deseaba que continuara contándome su vida aunque la mayor parte de las cosas que decía me parecieran historias de ciencia ficción. O tal vez no fuera todo tan descabellado, tal vez hubiera en todo eso algo o mucho de verdadero, solo que, bueno, yo temía por mi propia salud mental y ejercía mi derecho a la duda.

Una cosa no había tocado y me interesaba muchísimo, era el tema del amor, quería saberlo todo, si se había enamorado alguna vez, si lo estaba en el presente, y sobre todo cuáles eran sus preferencias, pero más aún su postura frente a la homosexualidad, pues aunque creo que ya lo sabía sobre mí, quería dejárselo muy claro, para evitar inconvenientes y particularmente para sopesar mis posibles estrategias. Me descubrí a mí misma luchando por mantener la compostura, una parte de mí deseaba a Zafiro, la otra parte, más racional, me decía que aquella hermosura estaba totalmente demente y cuanto antes la sacara de mi camino mejor.

Mis pensamientos comenzaron a luchar para poder mantener la cordura, al parecer el vino no es que ayudara mucho y mis hormonas sobre estimuladas tampoco, ella estaba de espaldas a mí seleccionando música para ambientar la sala, no llevaba allí más que unos segundos, pero ya mi mente había volado demasiado y reconocerlo me había puesto roja de la vergüenza. Interiormente estaba feliz de que Zafiro al parecer se hubiera olvidado del reloj, pues no solo ella, como era evidente, estaba disfrutando del momento, también yo ya no podía apartar mis ojos de su perfecta figura, y forzaba a mi cerebro para encontrar las palabras oportunas y no echarlo todo a perder con mi acostumbrada torpeza. Pocos segundos después, en pleno diálogo interno ella volvió hacia mí con su mirada penetrante y su cálida sonrisa, una bella melodía comenzó a oírse, era un chelo solitario con sus acordes majestuosos, íntimos, suaves, súbitamente tuve la impresión de que había dejado a propósito esta sala, el vino y la pieza musical para el último momento, algo importante estaba a punto de suceder, aunque no pudiera descubrir con certeza de qué se trataba. Lentamente se acercó hacia mí y tomó asiento en el sillón que estaba justo al frente, sin dejar de sonreírme escrutaba minuciosamente el más mínimo gesto que yo realizara, como si estudiara mi respiración y encontrara en ese acto tan simple algo extraordinario, yo a mi vez estaba como hipnotizada por sus ojos, mi corazón comenzó a latir frenéticamente y por un momento todo a mi alrededor desapareció, solo estaba ella, solo ella y su embriagador aroma.

-Lisa, ¿qué sucede, por qué de repente tu corazón se ha puesto tan frenético?

Su voz me llegó como un eco lejano, tardé algunos segundos en comprender que estaba preocupada por mí, si definitivamente el vino ya estaba surtiendo efecto y eso no era bueno, no era nada bueno, quería estar cien por ciento consciente de todo, no perderme nada, no podía beber un sorbo más de vino, no en vano Santi se burlaba de mí diciendo que era la primera mesera del mundo en emborracharse con el olor de las botellas, debido a mi poca resistencia al alcohol, él sabía que bastaban solo dos copas para embriagarme y no pocas veces se había aprovechado de esa debilidad mía para hacerme pasar vergüenzas en las fiestas familiares y entre mis amigos. Claro y si hacía cuentas eran mucho más de dos copas las que había bebido ya con Zafiro en la cena, en la terraza, y ahora, obviamente ya había sobrepasado con creces los límites tolerables de alcohol que podía ingerir… ah ¿por qué no puedo beber tranquilamente como el resto de los mortales? ¿Por qué tenía que estropear este momento maravilloso con mi intolerancia alcohólica?

-Lisa… ¿Lisa? ¿Te encuentras bien?
-¿qué? …. Ah si, estoy perfectamente… solo es… eh… el vino…
-¡cómo! Si apenas lo has probado
-No soy buena con las bebidas alcohólicas… creo que ya he pasado mi límite de copas esta noche
-lo dices como si te hubieras bebido un barril entero
-¿y todo lo que bebimos durante la cena?
-Eso no cuenta
-Ya… bueno, no me goces… es… es que me embriago con demasiada facilidad
-increíble, ¿y tú trabajas en un bar?
-eh… sip
-oh, qué interesante, hasta se te han subido los colores, y de repente te ha entrado un ataque de timidez… jajajaja… ya, tranquila, no intento embriagarte, desde este momento cero alcohol para ti, déjame servirte un té helado, eso te pondrá bien ya verás
-¡No!, no… no te preocupes, estoy bien
-aha, no mujer, déjame atenderte, ya verás que estarás mejor, dame esa copa, ni un sorbo más.

Ya está, eché a perder el momento mágico con mi estupidez, seguro que ahora ella me mandará a dormir. Ah detesto el alcohol, lo odio por tener ese efecto en mí.

A los pocos segundos Zafiro estaba de nuevo junto a mí con una taza humeante, pero al verme no pudo reprimir una sonrisa

-Bueno Lisa, eres inmune a mí pero demasiado sensible al alcohol
-no le veo el chiste
-ya tranquila, tómate esto y estarás como nueva

Hice un esfuerzo por sentarme mejor y no fue buena idea, de pronto todo estuvo al revés y mi cabeza pesaba una tonelada, mi falta de equilibrio no pasó desapercibida para Zafiro quien dejando la taza en la mesita se inclinó sobre mí

-Ven, creo que estarás mejor si te recuestas un rato, solo es mareo, ya se te pasará

Ya está, me mandó a dormir, oh pero no podía arruinarlo más. Y sin esperar respuesta de mi parte ella puso mis brazos alrededor de su cuello y me levantó en los suyos sin el menor esfuerzo, como si en vez de 60 kilos llevara abrazada una almohada, obviamente aquel movimiento empeoró mi mareo y mi reacción inmediata fue esconder mi cabeza entre su pecho.

Debo reconocer que hasta entonces no le veía ningún beneficio a mi borrachera, pero al estar entre sus brazos me sentí recompensada por ser tan patosa, su aroma me inundaba y ya pasado el malestar inicial no quise apartar el dulce contacto, la abracé no ya inconscientemente sino con mayor firmeza, sabiendo que pronto me dejaría en una cama, anhelé que dicha cama estuviera en el fin del mundo con tal que se prolongara aquel abrazo. Pero a los pocos minutos ya habíamos llegado a una habitación  donde me puso delicadamente sobre la cama, yo seguía abrazada a ella y en un instante mis instintos reaccionaron por mí buscando prolongar más la agradable sensación del calor de su piel, así que la atraje hacia mí y ella por estar desprevenida o por no tener un punto de apoyo firme cayó sobre mí en la cama, su boca quedó a escasos milímetros de la mía, distancia que me apresuré a salvar con un tímido beso.

En ese breve momento el mundo se detuvo, y al parecer ahora la que entró en shock fue Zafiro quien estaba totalmente paralizada sobre mí, no puedo describir la sensación de euforia que me invadió, ese corto beso fue el remedio de todos mis males, mi mente recobró la lucidez y mis labios se curvaron en una abierta sonrisa de victoria, con mayor delicadeza esta vez deslicé mis manos hasta su cuello y la besé de nuevo, sin temor, con mayor ternura disfrutando la dulzura de su aliento y la suavidad de sus labios entreabiertos por la sorpresa, pero que poco a poco cobraron vida y respondieron a mi beso con la ternura y timidez propia de quien da y recibe su primer beso, nada más importó para mí, todo lo demás desapareció.



Mis manos bajaron por su espalda haciendo más íntimo el contacto entre nosotras, sin romper el mágico beso y pude sentir en qué momento ella fue dejando la tensión hasta que se relajó por completo y el beso fue aumentando en intensidad y el fuego que venía ardiendo en mi interior toda esa noche se desató sin control, mis manos buscaron su piel  apartando la ropa que sobraba en esos momentos, mientras nuestras bocas se fundían en un beso cada vez más apasionado. Ella había quedado desnuda sobre mí, su piel en mis manos se sentía como una cálida corriente eléctrica que enviaba constantes ondas de placer a las yemas de mis dedos, su boca ni para qué describirlo, no hay palabras que expresen el torrente de sensaciones y emociones que sus besos me provocaban. 

Suavemente invertí nuestras posturas y quedé sobre ella con la libertad necesaria para despojarme de mi ropa y quedar en igualdad de condiciones, y así lo hice sin romper el beso, como si fuera una contorsionista de toda la vida mi ropa desapareció en un instante, y nos fundimos en un solo ser, nuestra danza íntima aumentaba en intensidad y armonía, no era simple placer, que ya había pasado todos los límites que creía poder experimentar, me entregué de la manera más total que pude hacerlo, sentí esa conexión de corazones, no solo nuestros cuerpos se fundían, también lo hacían nuestras almas en un acto purísimo de entrega mutua, de amor perfecto. Mi mente ya había perdido la batalla y fue mi corazón el que eclosionó repleto de felicidad y de amor, pues desde que su mirada me detuvo aquella tarde ya la amaba, pero la resistencia que mi mente había puesto  al fin se había derribado con el primer beso. Ya era suya y ella mía, hermosa realidad concretada de la manera más sublime y perfecta.

viernes, 10 de mayo de 2013

Zafiro 6



Me condujo por otro sendero, este sí tenía un pequeño puente que pasaba por la quebrada, este camino era más corto, pero no menos hermoso a su alrededor, a pesar de la penumbra. En pocos minutos estábamos de vuelta al jardín donde se unía al sendero inicial, no había visto esa bifurcación que estaba perfectamente camuflada por un par de helechos a escasos tres metros del inicio.


Entramos al pasillo y seguimos por la puerta en la que había visto entrar a Zafiro anteriormente, ésta daba a un espacioso corredor que terminaba en un amplio círculo en cuyo centro había una mesa, también circular delicadamente adornada con un mantel blanco y un bello ramito de rosas amarillas como centro de mesa, servilletas de tela y vajilla francesa de estilo rococó. A un lado estaba la mesa del servicio, con fuentes de plata cuidadosamente tapadas, la pared semicircular que daba al corredor por el que entramos estaba adornada con un único bodegón de Caravaggio, su célebre bandeja de frutas, en un marco laboriosamente tallado en madera, muy antiguo; tuve la impresión de que estaba ante un Caravaggio original, o si no frente a una copia de excelente calidad. Cerrando el círculo estaba un espacioso ventanal del piso al techo, con puerta corrediza de cristal que daba a un pequeño balcón también semicircular, con una balaustrada de madera rústica. 

La puerta abierta dejaba entrar el aire frío de la noche y el exquisito perfume de las flores exóticas del jardín.

El bodegón me atrajo como un imán, me acerqué para observarlo más detalladamente, aquella obra maestra me fascinó, y no pude reprimir por más tiempo la pregunta

-¿es una copia del Caravaggio?

-No, es el original, la copia está en el museo

Aquella respuesta me estremeció, ni en mis sueños más locos había llegado a pensar que pudiese ver un Caravaggio en persona, y mucho menos sin salir del país. Zafiro se puso a mi lado observándome con la misma intensidad con que yo miraba el cuadro. Su cercanía y su aroma me hicieron recobrar la compostura

-Zafiro, tu casa es hermosa, todo aquí guarda una armonía tan perfecta, gracias una vez más por traerme aquí

-me alegra que sea de tu agrado, ven, siéntate a la mesa

Me presentó la silla y atrajo la mesa del servicio, luego se sentó frente a mí. Yo no dejaba de observarla, y de percatarme que cada gesto suyo, cada palabra, cada toque de sus manos iba despertando sensaciones que creía dormidas, como el cosquilleo que estaba sintiendo en mi vientre, como el súbito calor que subía hasta mi rostro, como la sudoración incontrolable de mis manos y el nudo en mi garganta que me hacía tartamudear o hablar en susurros. Ella solo estaba siendo amable en exceso conmigo, yo ya poseía problemas con mis hormonas, y sin embargo su presencia también me infundía un respeto sobrecogedor.

Al sentarse noté cómo se despojó de la formalidad y adoptó una mirada mucho más íntima, diría que familiar, su alegría era tan palpable que me abrumó

-hace muchísimo tiempo desde la última vez que me senté a la mesa en compañía de una persona

-entonces es un honor para mí

Sirvió dos copas de vino, me presentó una y dijo muy sonriente

-brindemos, por esta cena, por tu compañía

-y por mi cerebro, de no ser por él no estaría aquí

-¡por tu cerebro!

En seguida quitó la tapa de la bandeja principal, el delicioso aroma que llegó a mi nariz me hizo salivar inmediatamente, así como un rugido sonoro de mi estómago me avergonzó notablemente, al escucharlo Zafiro se echó a reír con tanta gracia, que reí con ella, tomó mi plato y me sirvió, luego sirvió el suyo

-adelante, que tu estómago está impaciente

-no creo que sea un estómago, más parece un león

De nuevo risas, y así comenzamos a cenar, era un plato sencillo pero delicioso, grandes canelones rellenos de verduras y setas, no eran mis conocidos y adorados champiñones, no, eran otro tipo de setas que jamás había probado, pero de un sabor único, al primer bocado involuntariamente se me escapó un gemido de placer por la explosión de sabor que tenía en mi boca

-¡Oh por Dios Zafiro! Esto es delicioso

-es mi nueva receta

-está magnífica, tienes un don culinario único

-¡gracias!

-te mereces un premio nobel, no soy vegetariana, pero a partir de este momento lo reconsideraré, y sobre todo si viene de tus manos…

-qué bueno escuchar eso, ya que tus hábitos alimenticios no son muy saludables que digamos

-¡qué! ¿Has espiado mi cocina?

-recuerda que estuve siguiéndote durante un mes, así que pude darme cuenta de tus preferencias alimenticias

-bueno, yo no soy un genio de la cocina como tú, de hecho detesto cocinar

-yo lo hago solo por placer

-¡si que se nota!

-de hecho esa es otra de mis características, no necesito comer, pero lo hago con cierta regularidad, única y exclusivamente por placer

-¿no necesitas comer? ¿y entonces de qué vives?

-las células de mi piel son fotosintéticas, toda la energía que necesito la recibo del sol, los alimentos que ingiero, como éstos, no me aportan nada, solo el placer del gusto, pero nada más. Y en los días de tormentas recibo mi postre, los rayos son verdaderamente energizantes

-¿los rayos?

-si, en los días lluviosos los rayos me buscan, al caer sobre mí me sobrecargan de energía, cuando eso sucede puedo durar sin salir al sol por varios meses, pero aun así, la luz solar es otro de los placeres a los que no suelo negarme por muchos rayos que reciba.

-¡Wau! Eso si que es sorprendente, creo que tengo otra teoría para ti

-¿ah si? ¿cuál es?

-eres extraterrestre, eso lo explica todo

-jajajajajajaja… me gusta esa nueva teoría

-así que lo admites ¿de qué planeta vienes?

-um… a ver, ¿Saturno está muy cerca?... ¿o me prefieres de 
otra galaxia?
-de otra galaxia tal vez, en Saturno por lo que tengo entendido no hay más que gas
-eso tú no lo sabes
-jajajaja así que eres alienígena!
-lamento decepcionarte, pero soy tan terrícola como tú
-¡chanfle! ya comenzaba a ponerse emocionante
-¿y ahora no?
-oh no, contigo no acabo de asombrarme, eres toda una caja de sorpresas
-y tú eres divertida
-¿te parece? No creo, he sido muy grosera contigo
-eres espontánea, y eso es algo que valoro mucho
-oye… eso de los rayos me recuerda una película que vi en mi adolescencia, salió en los años noventa, era sobre un chico que tenía poderes y también atraía los rayos, pero era totalmente lampiño y albino
-si, se llama “pura energía” salió en 1995
-así que la viste
-claro que la vi, y no dejó de sorprenderme las muchas similitudes entre el protagonista y yo
-¿qué similitudes?
-lo de los rayos es una, pero a mi no me destruyen sino que me nutren, también soy albina de nacimiento, lo del magnetismo, y la actividad neuronal que hacen ilimitada la capacidad de memoria… y el rechazo social
-no eres albina, eso hasta un ciego lo vería
-lo que tú ves es maquillaje, cierto es que ya no soy totalmente blanca, pero sí nací albina
-al menos tu cabello sería blanco, y lo tienes negro
-no es negro, así como mi piel no es bronceada, el único color real que ves en mí es el de mis ojos. Mi piel es de un color verde aguamarina y mi cabello es una variedad del violeta muy cercano al azul
-¿por qué no te dejas ver tal como eres?
-para no llamar la atención, suficiente tengo con mi cerco de terror
-en eso tienes razón, los humanos ponemos problemas por todo, si es negro, amarillo, mestizo, blanco, rico, pobre, feo, bonito, religioso, ateo, homosexual, hetero, en fin, la lista sigue, somos expertos en discriminación, eso si que es decepcionante
-ahora imagínate que vieran una mujer azul caminando por ahí
-bueno, pero si dices que no tienes vida social, por qué una casa tan grande como ésta, tan cuidada en espacios comunitarios como la sala, este comedor… ¿todo esto no refuerza más tu soledad?
-no tengo un contacto personal así como el que puedo tener contigo en estos momentos, pero sí tengo vida social, olvidas que estamos en la época de la tecnología y las redes sociales, no estoy del todo aislada, pero sí extraño demasiado el contacto humano, el mundo virtual es un buen sustituto, pero no es suficiente… Las nuevas generaciones usan la tecnología para aislarse, se abstraen tanto en el mundo virtual que se olvidan de fortalecer los lazos afectivos con quienes conviven, crean relaciones con mucha gente a la que no pueden conocer en persona y se olvidan de los que tienen al lado, mientras que yo uso la tecnología para sentirme parte de la humanidad, para crear lazos, y daría toda mi fortuna por poder establecer contacto real con las personas.
-si, que irónico… así que eres como una especie de friky
-jajaja… más que eso, internet es mi casa, me siento allí como la araña en su red
-¡wau!... ¡Mis respetos, diosa de la red!
-jajajajaja… ahora soy una diosa, voy progresando
-si, si, ya voy conociéndote un poco más, así se me irán ocurriendo nuevas teorías
-será interesante ver lo que se te ocurre
-jajajajajaja, sí que gozas conmigo!...
-me alegra haberte encontrado
-y yo me legro de aceptar tu invitación a cenar, ha sido lo más delicioso que he probado en mi vida
-exageras
-no, hablo en serio
-ahora viene el postre
-¿hay postre?
-claro, si puedes con él
-¿Que si puedo? Siempre hay espacio para el postre


Escrito por Lis... Todos los derechos reservados.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Zafiro 5


El auto se detuvo de un modo imperceptible frente a una construcción surrealista, semejante a las arquitecturas tipo Gaudí, concretamente la fachada tenía mucha similitud con la casa Batló que había visto hacía un par de semanas en historia del Arte. Zafiro leyó en mi silencio el impacto visual que estaba teniendo ante semejante construcción, ante el auto mismo, ante ella, tan enigmática y encantadora a la vez, intuyó, o así lo creí, que mi silencio era la expresión pura de mi asombro ante lo desconocido, así que suavemente tomó mi mano haciendo que mi atención se centrara, primero en la calidez de su tacto, luego en su mirada, y por último en el sonido de su voz.

-Hemos llegado Lisa, bienvenida a mi casa
-gr.. gra… gracias –dije en un susurro, ahora me había vuelto tartamuda

La silla me soltó de su reconfortable abrazo y la puerta se deslizó suavemente a un lado, mientras mi atención seguía absorta en Zafiro, ella sonriendo me invitó a salir del auto, y así lo hice, ella rodeando el auto me tomó nuevamente de la mano, y con su natural delicadeza me motivó a salir de mi silencio

-Has estado muy silenciosa, ¿qué sucede?
-sucede… sucede que estoy en shock
-no tienes los síntomas propios del estado de shock, pero aun así, ¿por qué crees estarlo?
-jajajaja.. ¿que por qué? Pues ya no sé qué pensar de ti, primero me sigues, asustas a mis vecinos, luego me sueltas una historia del tipo Estephenie Meyer, luego me pides que te deje experimentar conmigo, y por último me traes a una casa fantástica en un auto de otro mundo… ¿necesito más motivos?
-um, y eso que es solamente el principio. Relájate Lisa, mira, eres el primer ser humano en mucho tiempo con el que podré compartir la mesa, simplemente te he invitado a cenar, y como tenías curiosidad de conocer el laboratorio, decidí que ésta era la oportunidad perfecta. Tranquila, no te haré daño, poco a poco reunirás la información suficiente que te dé los elementos que necesitas para creerme o no, si te sientes más cómoda con la idea sigue pensando que soy un caso raro de psicosis o cualquier otro trastorno mental, a mi no me molesta, al contrario, me divierte mucho, así que esta noche solo relájate y trata de familiarizarte con el lugar ¿te parece?
-¿en realidad no te molesta?
-¿Qué pienses que estoy loca? Jajajaja, para nada Lisa, ojalá tuvieras razón, pues en ese caso mi cura estaría en manos de psiquiatras
-si tu lo dices
-de verdad Lisa, no pasa nada
-bien, de todas maneras yo acepté tu invitación a cenar
-así es, ahora entremos que la cena no se preparará sola

Diciendo esto me dedicó una hermosa sonrisa y suavemente me condujo hasta la casa, al contacto de su mano la puerta se abrió silenciosa, no había cerradura, ni le vi introducir ninguna llave, al parecer la llave eran sus huellas digitales, una vez más, como ya era constante esa noche, no supe dónde terminaba la realidad y comenzaba la fantasía, ese tipo de puertas se ven solo en las películas, pensé, o en las casas de los archimillonarios, pero no conocía a ninguno, así que era una mera suposición.

De la arquitectura de Gaudí solo había visto las fotos en las que se muestran las fachadas de sus creaciones más representativas, sin embargo al entrar en casa de Zafiro intuí que el interior de aquellas construcciones no tenían grandes diferencias con lo que estaban viendo mis ojos en este momento, parecía que estuviéramos entrando en un organismo vivo, un enorme árbol que hubiese hecho espacio en su interior para dar cobijo a seres humanos, hasta el aroma de la casa era el de un fresco bosque, la luz suave de las lámparas de estilo antiquísimo le daban una coloración muy acogedora a las diferentes estancias. El piso de piedra rústica con tapetes de pieles de animales salvajes: osos, tigres, venados y otros que no supe distinguir, así como los muebles, de manufactura totalmente artesanal y cojinería de cuero de búfalo. Si Zafiro no tenía vida social por qué tener una sala tan confortable en su casa.

-Tienes una casa muy hermosa
-Gracias
-¿Está inspirada en Gaudí verdad?
-sí, en gran parte
-¿y la otra parte?
-en la casa de mis padres

Me condujo hasta un patio interno con un cuidado jardín, estaba oscuro, pero pude distinguir un sendero serpenteante que lo atravesaba hasta una fuente que inundaba el lugar con el relajante murmullo de sus aguas, al parecer no solo había salido de Medellín, estar en aquella casa era estar en un mundo desconocido para mí, pero de una belleza exquisita.

-si quieres puedes recorrer el jardín, también de noche se aprecian los encantos de la naturaleza, o puedes recorrer la casa, como tú prefieras, yo te buscaré cuando la cena esté lista
-gracias, eres muy amable
-solo deseo que te sientas a gusto
-parece un jardín de cuentos
-compruébalo tú misma- me dijo guiñándome el ojo
-eh…. Y ¿tienes mascotas?
-podría decirse que sí
-¿cómo que podría?
-pues, en verdad los animales, al contrario que los humanos, se sienten muy a gusto en mi compañía, así que gozo de la amistad de todo animal, y aquí no tengo solo uno, sino muchos de todas las especies, que vienen y conviven pacíficamente conmigo, así que presentártelos todos nos llevaría toda la noche, y no creo que gustes de algunos
-entiendo, o creo entender… pero ni un perro, o gato en especial, ya sabes, como el común de la gente
-no soy común, pero si, hay algunos animales especiales para mí, un caballo, un tigrillo, una perra, dos gatos, una serpiente y una familia de loros
-jajaja… ya veo, no te gusta uno, sino el zoológico entero
-exacto
-bueno, creo que visitaré tu jardín
-espero que lo disfrutes
-claro, aunque no creo que pueda ver mucho
-si, esta noche hay luna llena, así que tendrás luz suficiente
-iré a comprobarlo
-ve tranquila, yo te buscaré en unos momentos

Me adentré por el jardín mientras que Zafiro desapareció por una de las puertas que daban al pasillo, ella tenía razón, había luna llena, la luz de la casa no llegaba al jardín, solo la luna lo iluminaba todo con su plateada luz, seguí el sendero de piedra tratando de llegar a la fuente guiada por el murmullo del agua, a mi paso el aroma fresco de las plantas y algunas flores nocturnas que perfumaban el aire me llenaron de una serena paz, di media vuelta para observar la casa, entonces pude ver que el patio interno tenía forma de u, estaba abierto a un espacio mucho más amplio de lo que vi inicialmente, también las plantas iban creciendo en número y tamaño, no podía distinguir mucho cuántas especies habían, pues aunque la luna era clara mis ojos no lo podían abarcar todo con gran detalle, solo las rosas que estaban junto al sendero.

A medida que iba avanzando penetraba en un mini bosque de árboles de mediana altura, algunos plátanos, helechos y arbustos de toda clase, la casa ya había quedado atrás, al fin pude ver un hermoso lago en el que desembocaba una quebrada, que curiosamente venía de la casa, así que el agua que escuché en todo el camino no era de una fuente como creí al principio, sino el trayecto de la quebrada que tal vez transcurría paralela al sendero, por eso el aroma siempre fresco y húmedo. El lago parecía un lago natural, el lugar en el que yo estaba era una pequeña bahía, pues se iba abriendo a una extensión mucho mayor, tal vez un kilómetro, no lo sabía, pero era como estar frente a un pequeño mar en medio del bosque, como las ciénagas del río magdalena que abundan en la costa atlántica. Un sitio naturalmente hermoso. Así estaba absorta en mi contemplación cuando Zafiro apareció a mi lado

-¿lo disfrutas?
-oh, esto es muy bello, ¡cómo describir las sensaciones, es abrumador!
-me alegra que lo estés disfrutando, ven conmigo

viernes, 12 de abril de 2013

Zafiro 4


Tal como lo habíamos planeado esperé hasta el jueves para llamarla y pedirle que nos encontráramos en el parque de los deseos, ella aceptó sin vacilar. Yo en cambio estaba muy ansiosa, Santi había accedido a darme el día libre no sin antes recordarme que a su boda debía asistir con una novia de mi mano. Richard por su parte me aseguró que estaría allí sin falta, eso si, que no intentara buscarlo, Zafiro no debía enterarse de su presencia.
Debía poner en orden mis ideas, aceptaría que Zafiro me hiciera los estudios que quisiera, pero primero debía conocer la naturaleza de dichos exámenes, dónde, cuándo y quién me los realizaría, y por supuesto, aquello no sería gratuito, si yo iba a ser su rata de laboratorio debía fijar el precio, asunto que me era muy importante puesto que con lo que estaba ganando en el bar a duras penas me alcanzaba para el alquiler y la deuda con el banco por el costo de mi matrícula, así que un dinero extra me daría un enorme respiro y de paso me quitaría el estrés por unos cuantos meses. Satisfecha de mis propias conclusiones me dirigí al baño a darme una buena ducha, solo entonces reparé en que no había pensado siquiera en qué ponerme, decidí que no tenía importancia y me dispuse a disfrutar de la agradable sensación del agua fría sobre mi cuerpo. Al terminar abrí el ropero y me puse lo más cómodo que encontré, un jersey a rayas azul y blanco, jeans de color gris oscuro y mis tenis favoritos, ya casi al salir me percaté de que hacía frío así que tomé la chaqueta impermeable como precaución y salí de mi casa, tomé el metro y me bajé en la estación universidad, bajé las gradas y me senté en el lugar donde habíamos quedado de encontrarnos, esperé. Faltaban diez minutos para las seis de la tarde.
Llevaba tan solo cinco minutos esperando y entonces noté que la gente a mi alrededor comenzó a moverse incómoda, una pareja que estaba allí con su hijo pequeño se fueron apresuradamente hacia el otro extremo del parque, los vendedores de dulces desaparecieron, el grupo de muchachos en sus bicicletas tomaron rumbo al jardín botánico, y la pareja de novios que se estaba haciendo arrumacos miraron a todos lados como si los hubieran pillado haciendo algo indecente, con sigilo se levantaron y buscaron otro rincón más apartado bajo los árboles, todo aquello a la vez, lo que me hizo intuir que zafiro estaba muy cerca, quizá a menos de tres metros de mí, y tenía razón, al levantarme y dar la vuelta estaba ella, a solo dos pasos de mí, ¿cómo llegó, por dónde? ¿Estaba allí y no la vi al llegar? Luego de ese pequeño segundo de confusión la observé, quedé helada, no recordaba con lujo de detalles lo hermosa que era.
Vestía una gabardina gris claro, pantalón negro muy ajustado y unas sandalias de cuero con un elaborado trenzado, tan delicado que parecía filigrana sobre sus pies, llevaba el cabello suelto como las otras veces, dos hermosas gotas transparentes engastadas en oro colgaban de sus orejas, sus ojos me miraban con serenidad y dulzura a la vez, como esperando mi reacción, analizando cada uno de mis gestos y mis miradas, la luz fría del atardecer le daba una atmósfera onírica a aquel instante, entonces respiré, sostuve su mirada y sin querer, mis labios esbozaron una sonrisa, ella me sonrió, el momento de suspenso había pasado. Fue ella quien rompió el silencio
-hola Lisa
-hola, respondí.
Solo hasta ese momento tuve conciencia de lo nerviosa que estaba, mis manos estaban frías y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho, ella en cambio no daba signo de la menor ansiedad, como si desde el primer instante hubiera estado convencida de que yo no me negaría a su petición, traté de calmarme, es solo una jovencita loca, pensé para serenarme, una hermosa jovencita.
-Parece que estás algo nerviosa Lisa, quizá un mes siguiéndote habrá disuelto tu protección y al fin saldrás huyendo como todos los demás
-Te equivocas, no siento el más mínimo temor en este momento
-entonces dime ¿por qué tu corazón late a un ritmo acelerado y tus glándulas sudoríparas han entrado en acción?
-esos no siempre son signos de temor, hay otras emociones que los provocan, además, cómo puedes saberlo, ¿tienes visión de rayos x o qué?
-Tal vez
-Claro, no podría ser de otra forma, dije poniendo los ojos en blanco.
-Sé que no me crees, y sé que solo viniste para asegurarte de que no eres tú la que tienes alucinaciones, tu amigo está muy atento allí sentado -y señaló hacia un grupo de personas en un puesto de hamburguesas- ya me ha visto y está muy pendiente de nosotras. Sé que crees que no estoy en pleno uso de mis facultades mentales y que pretendes dar con mis padres para pedirles que me pongan bajo vigilancia. No te preocupes, ni pongas esa cara de asombro, te entiendo perfectamente, tienes todos los motivos para desconfiar de mi, después todo, la manera como te abordé no fue la mejor, debí haberme ganado tu confianza antes de revelarte todas esas cosas, pero sucede que en tanto tiempo lo que me ha quedado claro es que la vida humana es muy frágil y efímera, en solo un segundo las personas dejan de existir, y no podía arriesgarme a eso contigo.
Mi cara de terror debió alertarla, porque enseguida me dijo para serenarme
-No, no es mi intención asustarte, ni siquiera insinúo que estés en peligro de muerte, solo que estoy un poco impaciente, pues al fin cuando había perdido toda esperanza, encuentro una persona a la que puedo acercarme sin que mi presencia le afecte severamente y tema por su vida.
-si claro, fue lo que dije por toda respuesta, aquello estaba resultando cada vez más confuso.
Respiré hondo y levanté mis ojos para ver las nubes iluminadas por los últimos rayos de sol. Volví a posar mi mirada en ella, cómo era posible todo lo que me había dicho, cómo sabía los planes que había elaborado con Richard para investigarla, pero sobre todo, cómo pretendía que me creyera esa historia absurda que me había contado sobre afectar cerebros y vivir casi que eternamente. Nada de eso tenía sentido, pero decidí seguirle el juego a ver hasta dónde llegaban sus locuras, la miré con amabilidad y la invité a sentarse junto a mí en el banco de cemento.
-Zafiro, debe existir una explicación lógica a todo lo que sucede contigo, tal vez no sea yo la única excepción, sabes, somos más de siete mil millones de habitantes en este planeta, estoy segura que habrá muchos otros como tú y como yo, quizá sea algún síndrome raro, pero no único
-¡Como quisiera que fuera verdad lo que dices!
Y en su mirada supe que aquella expresión fue totalmente sincera, allí había súplica, cansancio, un poco de tristeza,  y entonces vi en sus ojos la mirada de una anciana que se ha hastiado de ver la vida una y otra vez, como si aquel rostro tan fresco y juvenil hubiese visto pasar siglos y siglos de tiempo. Si, quizá en todo lo que me había contado Zafiro en la sala de mi casa habría algo de verdad, quizá la había juzgado demasiado pronto sin detenerme a escucharla verdaderamente, pero mi pensamiento racional me hacía dudar, aunque sabía perfectamente que mi corazón soñador ya había creído su historia.
-Dime Lisa, ¿has considerado mi petición?
-Si, lo he pensado
-¿Y bien?
-tengo algunas condiciones a cambio de aceptar tu propuesta
Sus ojos brillaron de entusiasmo y curiosidad, su gesto me hizo pensar que tenía ante mí una dulce niña de diez años, aquellos cambios de vértigo en sus gestos comenzaban a marearme, frente a quién estaba al fin ¿El peso de la sabiduría senil o el candor de la niñez? Tal vez frente a la más armoniosa mezcla entre ambas.
-soy toda oídos
-En primer lugar, quiero saber exactamente a qué tipo de exámenes debo someterme y qué especialista, en qué centro médico se llevarán a cabo
-continúa por favor, responderé cada pregunta cuando las hayas formulado todas.
-cuándo empezarán, cuánto tiempo durarán, y…
-¿Y…?
-No será gratuito
-ok, responderé en orden, el examen te lo haré yo, el lugar será mi casa y solo necesito 24 horas de tu tiempo, tú me dirás la fecha en que se podrá hacer, y por supuesto, te recompensaré, no te preocupes por eso.
-no has respondido mi primera pregunta, ¿qué tipo de examen es?
-Bien. Es solo una hipótesis que tengo, sabes que cuando un ser humano está en peligro su organismo segrega adrenalina, lo que le permite reaccionar y ponerse a salvo o defenderse, pues bien, quiero analizar la composición química de tu adrenalina, quizá en ella encuentre el antídoto a mi maldición
-¿Pero eres médico? ¿Cómo pretendes hacerme ese tipo de examen? ¿Y en tu casa? ¿Tienes un laboratorio privado o algo por el estilo?
-Si, soy médico, o algo muy similar, y el laboratorio ya lo verás con tus propios ojos. Entonces, ¿qué dices?
Ella me miraba con una sonrisa pícara en sus ojos, sabía perfectamente que mis preguntas eran simple curiosidad, yo ya había aceptado, solo faltaba que lo dijera, sonaba muy tentador pasar 24 horas en compañía de esta belleza, horas que no desaprovecharía para tratar de conocerla en un plano más personal, Zafiro no solo me gustaba por su belleza, había algo en ella que me atraía poderosamente, y precisamente ése era el motivo que me hacía actuar tan fríamente y a la defensiva, pero ya mi resistencia estaba colapsando vertiginosamente.
-Bien Zafiro, acepto, pero déjame organizar mis actividades, y creo que el próximo fin de semana tendrás tus 24 horas a solas conmigo.
-Oh, qué amable Lisa, te lo agradezco verdaderamente
-ya tendrás la oportunidad de agradecer, solo he dicho que si, pero por ahora déjame invitarte, ¿qué te parece si vamos a cenar?
-oh no, de eso nada, yo invito, ven conmigo
Y antes de que pudiera reaccionar me tomó de la mano y me llevó consigo, una vez más pude constatar la suave electricidad que me recorrió entera al sentir el tacto de su mano, su suavidad y firmeza me hicieron caminar junto a ella como hipnotizada, al fin logré articular unas palabras
-ok, tú ganas, pero ¿A dónde me llevas?
-a mi auto, ¿cómo crees que vine?
-bien, y no provocarás un aparatoso choque, ya sabes, por lo que causas con tu mente
-No, no en mi auto, es… especial
De ninguna manera estaba preparada para lo que vi, un flamante automóvil, no podía identificarlo, su diseño y color eran de otro mundo, parecía sacado de una película futurista. En lugar de pintura yo diría que tenía piel, si, una piel como la de un pétalo de la flor de loto, no pude resistirme y lo toqué, efectivamente, al tacto parecía estar tocando una flor en vez de un auto. Me quedé inmóvil, no salía de mi asombro hasta que Zafiro suavemente me tocó en el hombro y me invitó a entrar. Ni qué decir del interior, una nave totalmente futurista, me acomodé en el único asiento libre, pues no había espacio para más, la misma silla me rodeó suavemente en un abrazo, entendí que aquello era el sistema de seguridad, una seguridad acompañada de confort, nada que ver con los cinturones de los autos ordinarios. Zafiro no dejaba de observarme atentamente, como si disfrutara de cada reacción, tímidamente le pregunté
-muy bien señorita, ahora me tienes enteramente a tu disposición, ¿a dónde me llevarás?
-Espero que te guste la comida vegetariana
Y diciendo esto salimos del aparcadero con rumbo desconocido para mí. El auto parecía flotar por la carretera, totalmente silencioso y veloz, estaba fascinada por la velocidad, el viaje era todo un placer a bordo de esa máquina del futuro, miles de preguntas se agolpaban en mi cabeza, pero no quería malgastar ese viaje tan placentero con impertinencias, esperaba tener mucho tiempo para conocer a esta enigmática mujer, así lo deseaba de todo corazón, por tanto el viaje transcurrió en silencio, me di cuenta que salíamos de la ciudad y tomábamos una ruta campestre entre los municipios de Guarne y Marinilla, despejé mi mente y me dispuse simplemente a disfrutar de cada momento, aquella noche ya era una experiencia única.

Escrito por Lis... Todos los derechos reservados.