domingo, 30 de marzo de 2014

Zafiro 12

Sopesé las posibilidades, y definitivamente el quedarme era con mucho la mejor opción, en mi solitario apartamento nada me esperaba, ni siquiera la nevera que estaba vacía, pues no mercaba hacía semanas, a excepción del infaltable té al que ya era adicta, y bueno unas cuantas cajas de chocolates que mantenía en la nevera para que no se derritieran ni se llenaran de hormigas. Solo estaban mis bitácoras de dibujo, bastidores y los elementos necesarios para mi trabajo universitario, que era también mi pasión, si volvía dormiría en mi fría y desordenada cama, más solitaria que una noche sin luna, en cambio quedarme, dormir entre los brazos de Zafiro, uh eso era estar en el cielo… solo habría que madrugar un poco, pasar por mi bitácora para la clase de dibujo… ¡mierda! Cómo pude olvidarlo, no he hecho los deberes y mañana debo presentar mi proceso. No, no puede ser que me pierda de pasar más tiempo con ella por no haber hecho mis tareas a tiempo, pero qué torpe!!!

-¿me dirás lo que está sucediendo en tu cabeza? Haces los gestos más variados, ibas de la confianza al placer, luego a la frustración, todo en el mismo minuto ¿en qué estás pensando Lisa? ¿he ido demasiado lejos pidiéndote que te quedes? No tienes que…

-¡No es eso! Es que quiero quedarme, pero he olvidado por completo mis deberes y mañana debo hacer una entrega para la clase de dibujo… y no tengo nada
Dije con profunda decepción, y casi en un susurro al final
Ella sonrió divertida por la cara que estaba poniendo

-qué linda te ves haciendo pucheros, pareces un niño al que se le ha caído su helado favorito

Un tenue calor subió por mis mejillas, pero no el suficiente como para colorearme, estaba decepcionada de mí misma. Ella me abrazó y tomó mi rostro entre sus manos

-entonces ve y haz tus labores, no quiero que por estar aquí abandones tus obligaciones… ¿y exactamente qué es lo que tienes que hacer?

-debo entregar 20 dibujos de estudio sobre la figura humana, anatomía femenina, para ser más específica

-¡veinte! wau, ¿y cuántos llevas?

-nada, no he empezado, regresaba muy cansada del bar estos días, así que no tenía ganas de dibujar nada.

-¿y en una noche podrás hacerlos todos?
-eh… eso espero, sería más fácil si tuviera modelo, tendré que llegar a descargar fotos de internet, eso me quitará tiempo

-mmm… nunca es lo mismo dibujar de una foto a dibujar un modelo al natural

-sí, tienes toda la razón, pero no puedo pagar una modelo

-¿es necesaria la paga?

-Nadie lo hace gratis, y mucho menos si es un desnudo

-¡Ay Lisa! Puedes ser verdaderamente obtusa si te lo propones

Dijo aquello dando dos pasos hacia atrás, permitiéndome verla por completo, entonces caí en la cuenta ¿por qué soy tan lenta? Apenas comprendí me abalancé sobre ella

-¡tengo la mejor modelo del mundo!

-tardaste mucho en entenderlo

-soy un poco lenta

-sí, ya me di cuenta… ¿necesitas algún tipo de papel en especial?

-pensaba hacerlos en papel guarro, para trabajar algunos con acuarelas y tintas, y otros en opalina, ¿hay alguna papelería cerca?

-Pues… tengo algunas reservas en casa

Lo dijo a manera de disculpa, como si la hubiera pillado en alguna travesura, ese gesto me llenó de tanta ternura que tuve que contenerme para no comérmela a besos allí mismo.

La seguí por el corredor, hasta llegar a la sala en la que me había contado su historia, pasamos por una puerta que estaba junto al estante de libros y entramos a un salón de grandes dimensiones, en la pared a la que estaba adosada la puerta, estaba un estante laboriosamente trabajado en madera de roble contenía volúmenes de libros perfectamente ordenados, justo al frente una prístina pared de cristal decorada con hermosos vitrales ricamente coloridos, mientras que las dos paredes opuestas, con su blancura y desnudez inmaculada le daban a todo el espacio un agradable ambiente de sobria elegancia, el piso de piedra gris sin labrar silenció nuestras pisadas, en medio de ese enorme espacio había un escritorio de estilo antiguo, junto con su silla, una amplia mesa de dibujo, y en una esquina, casi tímido, un caballete de madera de pino cuyo color evidenciaba sus múltiples años de servicio.

Ella se acercó al escritorio abriendo con delicadeza uno de sus cajones, de él extrajo una caja de cartón prensado decorada con un suave color verde manzana y sellada con una satinada cinta naranja, deshizo el nudo de la cinta y quitó la tapa de la caja dejando ver su contenido, papel de diferentes colores y texturas.

-Escoge los que necesites

Abrí la boca para responder algo pero no tenía palabras, los quería todos, parecía una niña en una tienda de chocolates a la que le piden escoger, era evidente mi emoción. Pasé mis dedos sintiendo la textura de cada papel, escogiendo algunos y dejando otros a mi pesar, pues ya tenía las 20 hojas necesarias, ella sonreía al verme. 

Cerró nuevamente la caja y la puso en su lugar, organizó cuidadosamente los papeles que había escogido, dejándolos en una perfecta pila sobre el centro del escritorio, luego tomó mi mano y nos dirigimos al estante de libros, ella se detuvo justo en la mitad, donde terminaba un estante y empezaba el otro, puso su mano en el borde del segundo estante y dio un suave empujón, manteniéndome con ella junto al otro estante, aquél que había tocado se puso en movimiento dando una vuelta completa, era un pasaje giratorio, en lugar de libros aparecieron pinturas de todos los tipos, colores lápices, pinceles, yo estaba en éxtasis, era como ver el tesoro de los pintores

-¡oh por Dios!

-¿te gusta?

-¿Qué clase de pregunta es esa? …¿cómo es que tienes tantas pinturas aquí?

-bueno, tú no eres la única artista en este salón

-sí, ya lo suponía por la mesa y el caballete, pero todo este almacén de pigmentos es realmente alucinante

-pero tengo entendido que tu trabajo es de dibujo, así que te interesa más por el momento el lado derecho de este estante

Y allí había toda una gama de lápices, sanguinas y carboncillos, lápices de todos los colores, estaba babeando al ver todo aquello, nuevamente me pidió que escogiera y al igual que los papeles me encontré en un dilema, tardé mucho más en escoger, pero al fin me decidí por algunos carboncillos, sanguinas, lápices acuarelables y unas cuantas tintas, por supuesto no podían faltar unos buenos azules para completar mi selección.

Me volví a mirarla con las manos llenas, ahora me infundía mucho respeto, pues sin duda como pintora debía ser excelente, y el calor me subió al rostro poniéndome colorada por la timidez, pero afortunadamente ella interpretó mi rubor como vergüenza por haber escogido demasiado

-no te avergüences, sé lo difícil que es escoger, y tú has hecho unas elecciones interesantes, ya quiero ver lo que harás con todo eso

Y como no podía ser de otra manera, me puse más roja aún por sus palabras. Sería un gran reto dibujar a una maestra.

Me indicó que llevara los materiales a la mesa de dibujo mientras ella empujaba nuevamente la estantería, dejándola abierta en un ángulo de 90° con respecto a la pared, era la entrada a un pequeño almacén en el que entró con toda tranquilidad, su voz llamándome desde adentro me sobresaltó un poco debido al creciente nerviosismo que se apoderaba de mí

-¡Lisa, ven!

Entré un poco tímida y respetuosa sin dejar de mirar esa estantería que por un lado tenía libros y por el otro pinturas y que a su vez era una puerta giratoria

-¿qué es lo que tanto te demora? Ya, ven aquí

Me dijo extendiéndome su mano. Era una cámara semicircular iluminada por la blanca luz difusa de un foco en todo el centro del techo abovedado, allí doblados cuidadosamente había algunos manteles y telones de variados colores, aunque primaban los colores oscuros, jarrones metálicos y una variada colección de vasijas y ánforas de barro y cristal, candelabros, tapetes, un diván grecorromano finamente tallado, elementos todos que servirían para armar preciosos bodegones o decorar elegantemente salas y ambientes de la casa

-waoo ¿qué haces con todo esto?

-bueno, no creerás que mi casa permanece así todo el año, hay que variar los ambientes, y estos son algunos elementos de recambio cuando me pongo en modo decoradora, van y vienen por toda la casa, pero en esta temporada están de descanso aquí. Pensé que te podrían servir, ¿o no?

-Claro que me sirven, sobre todo ese diván

-¿y nada más?

-mmm… tal vez ese telón rojo sangre

Ella puso el telón que nombré sobre el diván, y lo tomó de uno de los extremos mientras yo tomaba el otro para sacarlo de allí hacia el salón.

-¿dónde quieres ubicar ese telón?

-pues quisiera ponerlo de fondo, el drapeado le daría un toque sensual a las escenas, ¿hay manera de colgarlo de alguna parte sin arruinar la pared?

-claro que la hay

Se acercó al caballete y me lo pasó, indicándome que lo llevara a la bodega, ella halaba de un cordón en el que no había reparado antes en la esquina junto a la pared de cristal, oyéndose el característico suave sonido de una polea bien engrasada.

Una barra metálica con algunos ganchos bajaba horizontal a unos escasos centímetros de la pared, la detuvo a la altura de su pecho, luego hábilmente tomó el telón y pasó los ganchos de la barra por las argollas de madera incrustadas en la tela, yo me acerqué a ayudarle

-estás muy silenciosa, ¿es eso timidez?

Yo le sonreí

-un poco, es que tú no has parado de sorprenderme desde que te cruzaste en mi camino

-espero que puedas seguir diciendo lo mismo por mucho tiempo

-estoy segura que así será
Dije tratando de ocultar la emoción que me produjo escuchar esa promesa escondida en sus palabras.

En cuanto terminamos de ubicar el telón me paso el cordón que activaba la polea para que yo decidiera la altura a la que dejaría la tela, hice unas tres pruebas hasta que decidí dejarla a media altura, para que hubiera suficiente tela que pudiera dejar sobre el diván o en el piso a modo de alfombra, ya se me irían ocurriendo ideas.

Mientras yo cuidaba esos detalles y hacía pruebas de composición ella traía la silla del escritorio y en una de sus manos una tabla casi cuadrada que no había visto antes, ubicó la silla en el centro, a unos escasos pasos del diván, tal vez un metro como mucho, luego se dirigió con la tabla a la mesa de dibujo, dejándola junto con otros elementos que no pude ver por estar pendiente del telón. 

Cuando me vio satisfecha me llamó a su lado en la mesa de dibujo, entonces supe lo que era, un soporte para dibujo, cinta, limpia tipos, difuminos, una pequeña toalla gris de algodón, unos cuantos pinceles de acuarela y tinta china y una pequeña paleta para acuarela con una delicada tacita de agua.

-creo que esto también lo necesitas

La abracé emocionada por sus detalles, y en un susurro le dije 
-¡Gracias!- depositando a la vez un tierno beso junto a su oreja

Se separó de mí invitándome a organizar los materiales mientras me abrazaba por la espalda y observaba mis movimientos. 

Tomé la cinta y adherí uno de los papeles a la tabla, había decidido iniciar con una prueba a carboncillo, así que tomé también el limpia tipos ubicándolo en una de las esquinas, el difumino y la toalla, cuando ya me disponía a ir a la silla tomé como último recurso una sanguina tostada, quizá la necesitaba, o tal vez no, era difícil decidirme con tanto para escoger, pero era solo la primera prueba así que el carboncillo y la sanguina estarían bien.

Me dirigí a la silla acompañada de Zafiro que me tenía abrazada por la cintura

-¿no vas a disponer de la modelo?
Me dijo con un suave tono seductor en su voz

-claro que sí, y empezaré por quitar todo esto
Dije tomando su vestido, pero ella me tomó de las manos impidiéndome avanzar

-Se equivoca, apreciada artista, solo me desnudaré si usted también lo hace, de lo contrario tendrás que dibujar el diván únicamente.

Uh… Zafiro seduciéndome. Sonreí inevitablemente ante su descaro, y abrí mis brazos para que ella dispusiera de mí. Sin hacerse esperar me quitó la ropa, no sin dejar sugerentes caricias en mi piel que iban nublando todos mis sentidos, ella se divertía al ver mi estado de excitación, susurrándome al oído

-Tendrá que contenerse dibujante, o no tendrá trabajos que mostrar mañana y perderá la asignatura

Inspiré profundamente tratando de serenarme, pero su aroma me envolvió llevándome a la locura, ella se separó un paso de mí para mirarme, y esa mirada fue la perdición de mi escaso autocontrol, me abalancé sobre ella besándola apasionadamente, pero ella supo frenar el ímpetu de mi beso con su respuesta suave y delicada, terminando el beso con un suave roce de sus labios.

-ahora es su turno de desvestir a la modelo, querida artista

Tomó mis manos entre las suyas para llevarlas a su vestido, me detuve un segundo para disfrutar la calidez que emanaba de su cuerpo pegado al mío, luego dirigí mis manos al cierre en su espalda y con lenta suavidad abrí la cremallera, mis manos hicieron el camino de regreso subiendo por la piel de su espalda hasta sus hombros, tomé la tela de las mangas y la deslicé por sus brazos dejando que la gravedad hiciera el resto del trabajo, el vestido cayó al suelo mientras mis manos se apoderaron de su cintura y buscaron el camino a sus preciosos senos, solo las bragas evitaban su completa desnudez, pero no tenía prisa en quitarlas, sus erectos pezones y el aroma de su cuello tenían toda mi atención por el momento.

Mis caricias suscitaron la respuesta de Zafiro, pues sus manos comenzaron a dibujar senderos en mi espalda, yo seguía mi ritual de besos y caricias bajando con mis dos manos por su vientre hasta encontrar el borde de sus bragas, metí en ellas mis pulgares y rodeé su cadera para deslizar la pequeña prenda hacia sus muslos, y mientras mis manos bajaban, mi boca hacía su propio camino de besos hasta su pezón izquierdo, me apoderé de él con delicadas caricias de mi lengua, a la par que mis dedos encontraban sus tobillos, dejé caer la prenda al suelo para emprender el camino de regreso con la yema de mis dedos acariciando la longitud de sus torneadas piernas, mi boca alternó sus atenciones con el pezón derecho, y mis manos se apoderaron de sus glúteos y la parte baja de su espalda. Las manos de zafiro por su parte iban de mis hombros a mi cabello, enredando sus dedos en mis cortos mechones y halando suavemente al ritmo de mis besos.

Acaricié con mi nariz el contorno bajo de sus senos y siguiendo por su vientre hasta encontrar su ombligo, mis manos bajaron de sus glúteos a la parte posterior de sus rodillas, para luego subir lentamente por la cara interior de sus muslos, mi lengua por su parte jugaba con su ombligo y su bajo vientre, rodeé con mis besos su pelvis mientras mis manos encontraron sus labios vaginales, ella abrió un poco más sus piernas para darme un mejor acceso, mi nariz se saturó con su delicioso aroma y mi lengua probó sus flujos que ya la habían humedecido notablemente, saboreé su clítoris mientras uno de mis dedos se aventuraba en su interior.

Perdí la noción del tiempo disfrutando de aquel manjar, las contracciones de su vagina, un leve temblor de sus piernas y el quejido de placer de su boca me indicaron que ella había alanzado el éxtasis  gracias a mí, y con solo oírla mi propio orgasmo me llenó mientras me fundía en ese particular e íntimo beso. Ella me tomó por los hombros poniéndome en pie para fusionarse conmigo en un apasionado y cálido beso.

Nuestro abrazo duró unos cuantos minutos. Cuando al fin recobramos la compostura ella unió su frente a la mía y susurró

-¿Será que la dibujante ya se siente lo suficientemente preparada?

-es usted una modelo irresistible señorita


Sonreímos por nuestros propios comentarios, pero ella besó mi nariz y luego mi frente, para separarse de mí y descansar en el diván. 

Yo la seguí con la mirada, tardé unos segundos en reaccionar y buscar mi propio puesto para comenzar mi boceto. 

Tuve que respirar varias veces, pues mi cuerpo aún temblaba de emoción, pero al fin con seguridad mi mano fue dejando trazos firmes en el papel, mientras mis ojos se deleitaban con su figura y una sonrisa se estableció permanentemente en mi rostro. Estaba plenamente feliz

martes, 25 de marzo de 2014

Espejo de agua

min
Agua materna, agua seminal,
agua amniótica líquido vital,
agua que forma mis células,
agua que abraza,
que contiene y protege.

Agua que fluye,
se rompe la fuente,
agua que lava la sangre uterina,
agua que bautiza,
agua que purifica,
leche materna,
agua que revitaliza y sacia la sed.

Agua afectiva,
agua emotiva,
agua pasional.
Agua que fluye,
agua en reposo
murmullo del agua,
agua en silencio.

Agua que evoca,
reflejo en el agua,
recuerdos líquidos, difusos,
memorias que se funden
en el océano del tiempo,
recuerdos cual líquido amniótico
del yo interno,
ese cuerpo de la personalidad.

Vasija de barro,
útero materno,
cuerpo que habito,
naturaleza femenina,
mujer de barro,
mujer líquida,
fragilidad y fortaleza,
continente y contenido.

Me miro a los ojos,
reflejo consciente,
agua y vasija, espejo interior,
retrato del yo,
rasgos formados a partir de experiencias,
carácter, voluntad, creencias,
pinceladas vividas,
gozo y dolor, luces y sombras
rostro personal,
rostro hacia dentro,
me construyo, me reconozco y me acepto;
me idealizo, me oculto,
me desconozco,
me pierdo.
Silencio.
Me observo,
me miro a los ojos,
me encuentro de nuevo
¿Soy yo, soy otra?

¿Quién soy?
La identidad se construye,
como mi cuerpo y su piel
estable y cambiante,
arcilla modelada en el río de la vida,
paleta de color que se mezcla.

Me miro, los miro,
el otro diverso,
como yo y distinto,
cercano y ajeno,
otros ojos, otros cuerpos,
pieles distintas de esos yo extranjeros
miradas, gestos, palabras
me conocen, me ignoran,
me aceptan, me esquivan,
soy yo con ellos,
nosotros.

Mi rostro en sus ojos,
el otro, mi espejo
y yo me construyo,
me hablan sus cuerpos,
palabras, silencios,
miradas y gestos,
distancia y encuentro,
lenguaje que fluye
en el río del tiempo,
que moldea mi vida
mi carne en silencio.

Soy yo, rasgos nuevos
sus ojos, pinceles,
mi interior el espejo,
identidad, equilibrio
de lo íntimo y lo externo,
el yo y el nosotros
en su punto de encuentro.

lunes, 24 de marzo de 2014

Zafiro 11

Fue un corto beso, dulce y tierno, perfecto para degustar una vez más el sabor exquisito de su boca.

-¿estás segura de que solo necesitarás 24 horas para examinarme?... eso de revisar cada molécula de mi ADN suena algo complejo y con muchas horas de examinación rigurosa

Dije mirándola con cierta picardía, estaba claro que deseaba pasar junto a ella el mayor tiempo posible, ella por toda respuesta solo me sonrió y me dio un besito juguetón en la nariz

-No sabes cuánto agradezco que hayas aceptado brindarme tu colaboración, aunque… esto que ha sucedido, es muchísimo más de lo que yo podía esperar –dijo acariciándome suavemente la espalda mientras me estrechaba en su abrazo- Me alegra que estés aquí.

Me miró a los ojos con intensidad y suavemente se deshizo de mi abrazo para tomar mi mano y conducirme hacia el jardín por una puerta muy cercana a la sala en la que estábamos. Era casi mediodía y el sol brillaba con toda su fuerza, cosa que me hizo cerrar los ojos mientras me acostumbraba al exceso de luz, las manos de Zafiro subieron de temperatura y la corriente eléctrica que de ellas emanaba se hizo más fuerte pero agradable al tacto, la sentía como un hormigueo sutil.

-Abre los ojos Lisa, quiero mostrarte cómo luzco realmente bajo el sol, por eso te traje al jardín

Quedé alucinada, su cuerpo entero, incluso su cabello tenían ese brillo intenso como el de un bloque de hielo translúcido al sol, las tonalidades azul turquesa variaban de intensidad desde un tenue blanco azulado en las zonas más iluminadas hasta el turquesa más oscuro en las zonas de sombras, tenía absoluto sentido que su madre la haya confundido con la diosa de invierno. En mi total embobamiento lo único en lo que pensaba era en tener una cámara a la mano para retratar aquella maravilla que era el cuerpo de Zafiro al sol.

Ya estaba encabezando mi lista de deseos el poder hacer una pintura de Zafiro al natural en una mañana soleada, comencé a fantasear con las variaciones de luz, cómo se vería al amanecer, o a la luz anaranjada de un atardecer, imaginaba que en el agua debía ser casi que invisible, pues el color de su piel le daba el camuflaje perfecto, salvo por su cabello azul-violeta.

-Tierra llamando a Lisa… ya sé que soy hermosa, pero cierra tu boca que se te entrarán las abejas

Me ruboricé de tal manera que no tenía nada que envidiarle a un pimentón

-el rojo te queda, ¿lo sabías?... creo que es la hora perfecta para hacer buceo en agua dulce, la temperatura subió unos cuantos grados por aquí

Dijo acercándose a mí y tomándome de la cintura. No supe lo que hacía hasta que dejé de sentir el suelo bajo mis pies, Zafiro me tomó en sus brazos y en unas pocas milésimas de segundo atravesamos el jardín y llegamos a la orilla de la laguna que había visto la noche anterior, hizo una breve pausa, solo para advertirme que tomara aire y se lanzó al agua conmigo todavía en sus brazos

El agua estaba fría a pesar del intenso sol de mediodía, pero la piel de Zafiro irradiaba agradables ondas de calor, ella nadó conmigo en brazos hasta que estuvimos en la parte más profunda del lago, entonces abrió sus brazos para que yo pudiera nadar por mi cuenta, yo sonreía como tonta y empezamos a juguetear por un buen rato, hasta que en un momento del juego se acercó para retarme

-¿cuánto puedes aguantar bajo el agua?
-creo que un minuto o dos, hace mucho que no voy al gimnasio y estoy fuera de forma

-¿gimnasio bajo el agua?

-bueno, una de mis rutinas era la natación, pero como te digo, hace mucho que no me ejercito

-las buenas cosas no se olvidan, veamos cuánto aguantas

Y se hundió en el agua, yo tomé una profunda bocanada y la seguí hacia las profundidades, me sorprendió la transparencia del agua que permitía una perfecta visibilidad, aunque solo viera peces, debía ser muy profunda en ese punto pues no lograba ver el fondo. 

Zafiro iba delante de mí cual una sirena, podía seguirla por su cabello, pues su piel se camuflaba perfectamente con el agua, sin embargo a los pocos minutos tuve que volver a la superficie por oxígeno para luego volver a sumergirme y tratar de seguir la estela azul-violeta de su cabello, pero había desaparecido, buceé en círculos pero no la encontraba, iba a emerger de nuevo por aire pero unas manos me sujetaron las piernas, para ir ascendiendo lentamente hasta mi cintura, su boca se unió a la mía llenándome con el aire de sus pulmones, pero ni el ansiado aire pudo superar la calidez electrizante de su piel sobre la mía, una calidez que se instaló en mi vientre y me aceleró el corazón, y fue más la necesidad de ella que del aire, el beso se hizo intenso, ardiente, y aunque parezca imposible me encendí en llamas bajo el agua, y fue ella quien nos llevó a la superficie mientras yo me fusionaba en su piel, el sabor de Zafiro, tan dulce y cálido inundó mis sentidos, y ella me entregó su placer, y fuimos una en medio del agua.

No hubo tiempo y espacio, solo las dos en entrega mutua, fundidas como se funde el acero en la lava ardiente, y el agua como perfecto elemento, libertad absoluta de movimientos, flotando unidas sobre un océano de emoción y afecto.

Sin embargo el ocaso se acercaba vestido de arreboles, nos miramos lamentando tener que salir del agua, de esa burbuja de intimidad embriagadora, para volver a lo cotidiano, que ahora me parecía tan lejano e irreal, ¿por qué tenía que volver? 

Parecía mentira que tuviera otra realidad que no fuera Zafiro. Si, es estúpido, solo llevaba con ella casi dos días, pero fue suficiente para llenar mi ser de tanto amor, para sentirme al fin plena y feliz, como me sentí alguna vez con quien fue mi todo, Zafiro en poco tiempo cicatrizó mi corazón roto y me devolvió esa capacidad de amar tan absoluta que creí haber perdido.

Hicimos el camino de regreso a la casa lentamente, abrazadas y en silencio, nuestras miradas lo decían todo. Subimos a la habitación y nos vestimos, ella iba a comenzar a maquillarse para ocultar su piel, entonces me acerqué a ella abrazándola por la espalda y le susurré al oído

-No lo hagas

Ella me miró a través del espejo, le sostuve la mirada

-no lo hagas, ya no te escondas más, diosa o humana, tú eres así, no necesitas camuflar tu hermosura

Ella me sonrió por respuesta y yo dejé un cálido beso bajo su oreja.

Sentí extraña la ropa, después de haber pasado tantas horas desnuda junto a Zafiro. Tomadas de la mano bajamos nuevamente a la cocina, ella pensaba en todo, me hizo sentar nuevamente como esa mañana, mientras ella me preparaba algo de comer, solo que esta vez las dos estábamos vestidas. Me extrañó el delicioso aroma que inundó el lugar

-¿pescado? Creí que eras vegetariana

-no es para mí, es para ti, y sabes que mi alimento es el sol, aunque para mi placer gustativo prefiera los vegetales a la carne. Te estoy preparando una de las recetas preferidas de mi madre: salmón ahumado acompañado de patatas y verduras en una salsa ultra secreta

Dijo aquello casi en susurro y guiñándome un ojo. Me sentí honrada como nunca, de que ella me preparara un plato tan especial para ella, pues se notaba que amó a su madre profundamente. 

Mientras todo se estaba cociendo ella me contó intimidades domésticas, como los sabores preferidos de su infancia y la decoración de su casa paterna, me explicó que la sala que vi al entrar en la casa, llena de pieles y muebles rústicos era una copia del inmobiliario que tenía su madre junto al fuego, donde se dentaban juntas a tejer o a remendar la ropa de su familia, tenían las mejores pieles de los animales que su padre cazaba para el sustento familiar, pero las que ella tenía en esta casa eran de animales que ella personalmente había cuidado hasta su muerte natural algunos siglos atrás, y consideraba que conservar sus pieles era una manera de honrar el amor y la compañía que estos animales le brindaron en su soledad.

Ella volvió su atención a la cocina para advertirme que ya todo estaba listo, entonces le pedí que me dejara organizar la mesa, cuidadosamente tomé de su vajilla los platos y cubiertos que necesitaba y organicé la mesa, preparé también su puesto, pues no iba a permitir que me observara comer cuando sabía la carga sentimental que tenía la cena que había preparado. Ella sonrió por mi gesto y aceptó compartir conmigo la mesa, aunque tomó una porción muy mínima.

-¿has visto el tamaño de este pescado? Creo que te equivocaste y cocinaste un tiburón, es enorme, no podré sola con él, toma al menos la mitad

-¿siempre eres tan exagerada?

-soy paisa querida

-ya tomé la porción suficiente para degustar su sabor, y no hay afán, así que tómatelo con calma, puedes con él, has gastado mucha energía hoy

Sí claro que había gastado mucha energía y de la mejor manera, recordarlo solo hizo que me pusiera roja en el acto

-me encanta ese color, te queda tan bien

-Y a mí me encanta el tuyo

Sobra decir que aquel plato sabía exquisito, ella por su parte se divertía con mis gestos, y algún que otro quejido placentero que se me escapaba, claro yo me ponía roja, pero era inevitable ante tanto placer gastronómico. La comida empezaba a tener otro significado para mí que hasta entonces había ignorado por completo, pues me limitaba simplemente a no morir de hambre comiendo para llenar el estómago pero nunca disfrutando tanto ese placer del sentido del gusto y el olfato.

-tus ojos grises se oscurecen levemente cuando disfrutas de una sensación placentera… y ese tono rosado de tu piel como en este momento te da un aire de niña buena, te ves tan linda

Sí, ella sabía perfectamente como ruborizarme, y al parecer lo hacía a propósito, pero en el fondo me alegraba tanto que ella me encontrara linda, eso suplía el desequilibrio enorme entre las dos, agradecí entonces cosas que pasaba por alto de mí misma como mis ojos grises, mi piel blanca y el rubor de mis mejillas que tanto le gustaba, simples dones de la naturaleza a los que no les daba importancia.

Abordamos varios temas mientras acababa con mi cena, se mostró muy curiosa por saber de mi infancia, y hasta mis gustos más simples, hablar con ella no suponía esfuerzo alguno pues sentí la confianza fortalecerse sin límites. Hasta que al fin abordamos el tema de mi regreso a Medellín, y al parecer no era yo solamente quien quería permanecer junto a ella

-¿cuándo vendrás nuevamente Lisa?

-cuando tú quieras

-oh… eso abre muchas posibilidades…

- ah sí? ¿Cómo cuáles?

-mi auto es veloz

-¿qué insinúas?

-que no tienes que irte ahora, te llevaría a tus estudios y luego podría pasar por ti en la noche después de tu turno



Propuesta más tentadora no pudo hacerme, ¿qué hago?