El
inconfundible aroma del chocolate hirviendo y pan horneándose me sacó
suavemente del sueño, abrí los ojos desorientada, no reconocía el lugar, ni mi
cama, ¿dónde estoy? Flashes de recuerdos me invadieron, Zafiro sentada en la
sala, Zafiro besándome, Zafiro guiándome a la habitación, Zafiro y yo fundidas
haciendo el amor, ahora todo tenía sentido, fragmentos de una conversación
telefónica se filtraron a pesar de las eróticas imágenes que poblaron mi mente…
-“¿qué tanto cariño le tienes a tu mueble
de cocina?” estaba clarísimo que no había cambiado únicamente mi cocina,
había hecho remodelación entera de todo mi apartamento y lo peor era que me
encantaba como lucía este nuevo aspecto, pero tenía que hablar con ella
seriamente acerca de mi privacidad.
Misión casi
imposible teniendo en cuenta el tremendo efecto seductor que tiene sobre mí,
aun así trataría de parecer enojada. Tal vez una ducha fría me ayude un poco y
enfríe mis neuronas.
Error tras
error, la noche anterior con la excitación y el cansancio que me inundaban no
tuve oportunidad de apreciar mi nuevo cuarto de baño, pero ahora totalmente
despierta sí que podía verlo a conciencia ¿cómo y en qué momento lo hizo? El
elaborado y hermoso mosaico que llenaba las paredes con motivos marinos me dejó
muda del asombro, quería saltar de alegría pero mi cuerpo se negaba a hacer
movimiento alguno ¿cómo es que no vi todo esto anoche? ¿tan ciega me pone?
Deslicé la suave puerta de cristal opaco que separaba la ducha y me dediqué a
disfrutar, abrí el agua fría para asegurarme que todo esto no era un sueño.
Sin duda estaba
perfectamente despierta, salí de la ducha envuelta en la toalla y me dirigí al
nuevo closet rezando por encontrar mi ropa, pero no podía ser de otra manera,
el nuevo closet pulcramente organizado estaba lleno de prendas que nunca antes
me habían pertenecido, resoplé entre abrumada y desesperada ¿dónde está mi
ropa?
Ya que no tenía
opción busqué entre las nuevas prendas algo que ponerme, puesto que no quería
tratar temas serios estando desnuda. Abrí un cajón esperando encontrar ropa
interior y casi brinco de la impresión al encontrar lencería de encaje en
diferentes tonos de rojos y negros… cajón equivocado, abrí otro y suspiré
aliviada, prendas deportivas, bien, éstas serían, un cómodo brassier y unas
bragas mucho más familiares, nota mental, devolver toda esa lencería, se ve
mejor en Zafiro... ¡Oh! ¿Ella me quiere ver con esas prendas?, peligroso
pensamiento, necesito estar perfectamente en calma, respiré profundamente
serenando mi mente. Afortunadamente había un buen surtido de jeans, me decidí
por unos cafés y escogí una camisa gris a cuadros bastante cómoda, al menos
respetó un poco mis gustos.
Al fin salí de
la habitación, tomando conciencia de mi propia respiración me dirigí al nuevo
comedor donde me esperaba Zafiro sentada tan tranquilamente con una cara de
inocencia que era tremendamente distractora, me sonrió y me saludó
-Buenos días,
preciosa
-Buenos días,
cariño
Le di un suave
beso en los labios y me senté frente a ella, el olor del chocolate me distrajo
brevemente y mi estómago hambriento gruñó con fuerza, logrando que me sonrojara,
mentalmente regañé a mis vísceras ¿por qué no puedes comportarte?
-Tienes tan
buen apetito
Solo sonreí por
toda respuesta, traté de concentrarme pensando cómo iniciar la conversación, la
amabilidad y el encanto de Zafiro me tenía en serios problemas, pues tenía que
mantener a raya el impulso de abrazarla y cubrirla de besos allí mismo.
Ella se movió
con gracia hacia la cocina y luego de vuelta con una muy surtida bandeja
trayendo mi desayuno, inhalé hondo ¿por qué eres tan adorable? Sonreí bobamente
mientras ella ubicaba todo frente a mí, aproveché un momento mientras ella parecía concentrada en ubicar
perfectamente mi plato, para tomar su rostro entre mis manos y besarla con toda
la ternura que había despertado en mí.
Terminé el beso
con suma delicadeza y susurré un suave “gracias” sobre sus labios
-A ti.
-¿por qué?
-porque me
llenas de alegría
Me dijo
sonriente, luego se sentó frente a mí invitándome a probar el desayuno; huevos
revueltos con cebolla, tomate y especias, lonjas de tocino crujiente, pan caliente,
queso, mantequilla y chocolate en leche, mi desayuno preferido, ¿cómo lo supo?
Recordé que estuvo siguiéndome por un mes. Es una excelente espía, y con sus
cualidades no lo dudo.
-hay algo que
te tiene pensativa, suéltalo de una vez
-¿eh?
¡Ay Dios!, se
dio cuenta, ¿por dónde empiezo? ¿por qué me pone tan nerviosa?
-pues… éste
desayuno está delicioso… y todo… la verdad estoy sin palabras ¿por qué has
hecho todo esto? -Lo dije señalando el apartamento en general- Es hermoso… es
más de lo que hubiera soñado… y de verdad te estoy tan agradecida… pero es un
poco…
-¿demasiado?
-¡Sí! Es...
abrumador… No tenías que tomarte tantas molestias
Ella me miró a
los ojos y entonces pude ver que mis escrúpulos eran innecesarios, no pude
sostener su mirada, pues caló demasiado hondo, así que centré mi vista sobre mi
tenedor, que intentaba sin mucho éxito atrapar un trozo de tocineta, mientras
ella hablaba
-no ha sido de
ninguna manera una molestia, ¿por qué te incomodas por algo que no son nada más
que cosas?
Porque me siento en desventaja??
-Lisa mírame…
ésta es solo la muestra más superficial de mostrar mi agradecimiento, lo sé,
pero no encontré por el momento otra forma de expresarlo
-No tienes qué
hacer nada, ni agradecer nada
-Tu presencia
en mi vida es lo que estoy agradeciendo
-no fue muy
casual, me perseguiste ¿recuerdas?
-eso fue
después de encontrarte, y es ése el hecho que estoy celebrando, y no encontré
otra forma de hacerlo
-insisto en que
es excesivo, no…
-¿no lo dejarás
pasar verdad?
-no
-bueno,
entonces tómalo como parte del pago por la investigación, porque ya está hecho
y no acepto devoluciones
Intenté comer
aunque ya mi apetito se había ido, qué manera tan excéntrica tienes de dar las
gracias, o tal vez lo hace porque realmente aprecia la compañía humana, tanto
aislamiento ha hecho que el más insignificante contacto resulte tan
sobredimensionado para ella
-Zaf... creo
que ya no podré cobrar nada, pero si así lo quieres me quedo con todo esto, de todas maneras no pensaba devolvértelo, me encanta lo que has hecho - dije
señalando el apartamento remodelado- pero prométeme que no lo volverás a hacer
-um… no sé si
pueda prometer eso, pero no te preocupes, trataré de no abrumarte en adelante
-será
suficiente para mí… por ahora
-jajajaja lo
tendré presente, aunque siento que hay algo más, dilo
-sí, lo hay
-¿qué es?
-tiene que ver
con tus “poderes”
-no tengo
poderes
-sí que los
tienes, esas habilidades tuyas nadie más las posee
-está bien,
¿qué pasa con eso?
-pasa que… es
lindo saber que piensas en mí, que te preocupas por mí, que te agrada mi
compañía
-¿pero?
-pero no es tan
agradable sentirme vigilada… necesito mi intimidad, mi espacio, necesito
distanciarme y que te distancies, que podamos extrañarnos de veras, conservar
un pedazo de mi mundo y que también conserves el tuyo… ¿cómo podré discernir lo
que siento por ti si no me das espacio para respirar? Si esto que estamos
construyendo entre las dos inicia fusionándonos de esa manera, pronto se
perderá el asombro (aunque dude que eso
ocurra contigo) quiero que seas mi pareja, no mi vigilante privado, no
necesito que me protejas, llevo cuidando de mí misma desde los 12 años y ya
tengo 29, así que creo que estoy perfectamente cualificada, aprecio tu
preocupación, pero no es necesaria, además ¿cómo podré contarte lo que me ha
pasado al final del día si estás pendiente de cada uno de mis parpadeos?... eso
raya en lo enfermizo (y en parte creo que
tanta soledad te ha hecho pasarte al lado obsesivo con la primera persona con
la que tienes contacto)… no dudo de tu cariño, pero está tan cercano al
apego que si continuamos por ese camino el amor se ahogará antes de haber
nacido... lo digo también por mí, pues también estoy obsesionada contigo, y en
verdad, ésta vez quiero amar en libertad, no desde el apego.
Nos miramos a
los ojos en silencio, yo no podía creer que había podido decirlo todo, pero
respiré aliviada de haberlo hecho, quería que esto que había iniciado tan
tempestivamente pudiéramos encauzarlo en adelante con un poco más de equilibrio,
ella me importa de verdad y quiero algo con ella pero lo quiero bien, quiero
amor, no cualquier otro sustituto, no simplemente lujuria, no una relación
asfixiante, quiero un amor en libertad, que podamos volar juntas, no
esclavizarnos juntas.
Llevé la taza
de chocolate a mis labios sin romper el contacto visual, el silencio se
prolongaba entre nosotras, pero no era incómodo, ella me miraba tan
intensamente, sabía que estaba dándole vueltas a todo lo que yo había dicho,
pero al fin habló
-he estado ciega…
La miré
interrogativamente, ¿por qué ciega?
-sin duda tú lo
has tenido más claro que yo… no me había atrevido a darle nombre a lo que
estamos viviendo, ni a lo que estoy sintiendo, he estado como una niña que se
maravilla al ver el amanecer por primera vez y no he procesado todo lo que ha
estado ocurriendo
-sigo sin
entender Zafiro, ¿qué es lo que no has procesado?
-¿somos novias?
-bueno… yo
diría que (¿en verdad eres tan inocente?)…
después de hacer el amor tantas veces… si, lo somos, (¿qué creías que somos? Nadie trata
así a sus amigos)… a no ser que solo me consideres tu pareja sexual, y todo
esto no haya sido más que una tórrida aventura erótica… pero creo que ese no es
el caso… hemos entregado mucho más que solo el cuerpo…
-sí, ha sido
mucho más… nunca había tenido que lidiar con estas emociones en mi larga
existencia
-¿en verdad,
nunca antes te has enamorado?
-no he sentido
por nadie más lo que por ti siento tan intensamente
Nuestras
sonrisas dieron paso a una mirada más profunda, sin contenerme más me levanté y
fui hacia ella, tomé su rostro besándola, ella respondió abrazándome por la
cintura y atrayéndome hacia ella, me acomodé sobre sus piernas mientras nuestro
profundo beso llegaba a su fin, posé mi frente sobre la suya, inhalé
profundamente disfrutando su aroma y sonreí
-Zafiro, quiero
darte todo de mí
-también quiero
dártelo todo ¿entiendes por qué todo esto?
-lo sé, lo
entiendo, pero no pude evitar sentirme tan… tú me entiendes
-sí
-quiero que
este amor crezca fuerte como un roble, quiero poder contar contigo y que puedas
confiar en mí, quiero que seas feliz, y ser feliz junto a ti
Ella me besó
suavemente los labios antes de decir
-también lo
quiero
-podemos
hacerlo, sé que podemos
-todo esto es
nuevo para mí
-aprenderemos
juntas
Nos besamos
nuevamente durante unos minutos más, pero ella terminó para decirme
-¿no te ha
gustado el desayuno?
-um… verdad que
había un desayuno
Ella me miró
entre sorprendida e incrédula
-sí, ya lo
terminaré
A regañadientes
volví a mi silla y despaché lo que quedaba del desayuno y sin darle oportunidad
de reaccionar, recogí los platos y los llevé a la cocina para lavarlos, por
supuesto ella me siguió protestando, pero no le permití que tocara nada; ella, obviamente,
ocupó sus manos en mi anatomía logrando que el hecho de lavar unos simples
platos resultara casi imposible. Me centré nuevamente en mi respiración para
poder disfrutar de sus caricias y a la vez hacer bien mi tarea. Al terminar me
giré para apoderarme de sus labios, con besos que fueron creciendo en intensidad
hasta que terminamos haciendo el amor en medio de la cocina.
Pero el tiempo
siguió su marcha y tuve que ir a clase, prometí a Zafiro que nos veríamos el
fin de semana, ella me recogería el viernes al salir del trabajo, nos separamos
con un beso antes de salir de mi apartamento, ella insistió en quedarse con la
excusa de que necesitaba ducharse, aunque no se lo creí, pero estaba tan
gloriosamente feliz para negarle nada.
El resto del
día seguí mi rutina, como en una nube, sumergida en mi propia esfera personal
de felicidad, al fin, cuando regresé nuevamente después del trabajo en el bar y
volví a mi apartamento pude notar su ausencia. Recorrí silenciosa cada rincón observando
al fin atentamente cada detalle, cada color con el que había impregnado mi
espacio, los efectos de luz, texturas, aromas, todo en perfecta armonía, en un
canto a la acogida, a la intimidad, como si la casa me abrazara cálidamente
para darme la bienvenida, no, casa no es el término, es más propio llamarle
hogar ahora, pues así lo siento.
Imaginé a
Zafiro abrazándome por la espalda, o sentada en uno de los sofás, leyendo en
una esquina, mirando por la ventana, la pude visualizar allí, conmigo, pero también
pude verme a mí misma, sentada en esa nueva y cómoda silla de madera junto a la
mesa de dibujo, pude verme de pie frente al caballete junto al ventanal del
balcón, pude verme en la cocina intentando algún extraño experimento, pude
verme en mi habitación, inspiré profundamente y me sentí feliz. El cansancio
desapareció por completo, me sentí llena de energía, con ese impulso vital que
me urgía a tomar mis lápices y expresar toda esa marejada interna.
Me fui
despojando de la ropa en mi camino al dormitorio, pasé de largo a la ducha y
dejé que el agua tibia purificara mi cuerpo, tan solo me puse unas bragas y me
senté eufórica frente a un pliego de papel, tomé mis lápices y me dejé llevar
por el frenesí creador.
Solo hasta haberlo publicado noté que inicia de manera muy similar al capítulo anterior: con el sentido del olfato.
ResponderEliminarEsos detalles curiosos que uno no nota mientras escribe :P
creo que no volveré a prometer nada, en el post anterior prometí escribir éste capítulo con mayor prontitud y me ha llevado un mes entero (bueno estoy exagerando, hoy lo terminé, pero desde el dia que empecé a escribirlo a hoy pasaron muchas semanas improductivas) espero que el frenesí creador de Lisa se me pegue a mí un poquito y así poder continuar con la historia.
Un cariñoso abrazo a quienes visitan este blog y siguen la historia de la dama azul
Feliz semana
Supongo que a vos la comida te entra por la nariz y no por los ojos, por eso tus descripciones son sobre el aroma de lo que se cocina y no cómo se ve lo que se cocina.
ResponderEliminarAristóteles decía que el sentido más apreciado por el hombre es la vista, pero no hay nada como sentir el perfume de lo y los que nos rodean.
Me encanta la manera de comprender de Zafiro, es perfecta!
Gracias María Laura, un gran abrazo para vos, tus comentarios siempre me sacan una buena sonrisa.
EliminarCon el olfato sucede que a veces es tan inconsciente, pero no deja de ser importante, puesto que la primera impresión llega por los ojos, en el caso de quienes disponemos de éste sentido, el olfato creo yo que es el segundo en orden de importancia, equiparado con el oído... y bueno, el tacto es... el tacto ;)
Me alegra que te haya gustado este capitulo
Te falta el gusto y has hablado de todos los sentidos ;).
EliminarTodo lo que percibimos con los sentidos es inconsciente, uno no elige escuchar el ruido de los autos en la calle, por ejemplo, lo que uno elige es prestarle atención al ruido o nos acostumbramos tanto a él que empezamos a ignorarlo, pero eso no quita que él ruido existe, me explico? Y mi estudio me ha enseñado que no siempre se puede confiar en ellos, aunque no conozco otra manera de percibir que no sea con los sentidos :D
jajajaja si, me faltó el gusto, y eso que Lisa se la pasa comiendo todo el tiempo :P
Eliminarconcuerdo contigo, los sentidos son una maravilla.
Gracias por tus aportes...
besos ;*