viernes, 11 de julio de 2014

Zafiro 18

El inconfundible aroma del chocolate hirviendo y pan horneándose me sacó suavemente del sueño, abrí los ojos desorientada, no reconocía el lugar, ni mi cama, ¿dónde estoy? Flashes de recuerdos me invadieron, Zafiro sentada en la sala, Zafiro besándome, Zafiro guiándome a la habitación, Zafiro y yo fundidas haciendo el amor, ahora todo tenía sentido, fragmentos de una conversación telefónica se filtraron a pesar de las eróticas imágenes que poblaron mi mente… -“¿qué tanto cariño le tienes a tu mueble de cocina?” estaba clarísimo que no había cambiado únicamente mi cocina, había hecho remodelación entera de todo mi apartamento y lo peor era que me encantaba como lucía este nuevo aspecto, pero tenía que hablar con ella seriamente acerca de mi privacidad.

Misión casi imposible teniendo en cuenta el tremendo efecto seductor que tiene sobre mí, aun así trataría de parecer enojada. Tal vez una ducha fría me ayude un poco y enfríe mis neuronas.

Error tras error, la noche anterior con la excitación y el cansancio que me inundaban no tuve oportunidad de apreciar mi nuevo cuarto de baño, pero ahora totalmente despierta sí que podía verlo a conciencia ¿cómo y en qué momento lo hizo? El elaborado y hermoso mosaico que llenaba las paredes con motivos marinos me dejó muda del asombro, quería saltar de alegría pero mi cuerpo se negaba a hacer movimiento alguno ¿cómo es que no vi todo esto anoche? ¿tan ciega me pone? Deslicé la suave puerta de cristal opaco que separaba la ducha y me dediqué a disfrutar, abrí el agua fría para asegurarme que todo esto no era un sueño.

Sin duda estaba perfectamente despierta, salí de la ducha envuelta en la toalla y me dirigí al nuevo closet rezando por encontrar mi ropa, pero no podía ser de otra manera, el nuevo closet pulcramente organizado estaba lleno de prendas que nunca antes me habían pertenecido, resoplé entre abrumada y desesperada ¿dónde está mi ropa?

Ya que no tenía opción busqué entre las nuevas prendas algo que ponerme, puesto que no quería tratar temas serios estando desnuda. Abrí un cajón esperando encontrar ropa interior y casi brinco de la impresión al encontrar lencería de encaje en diferentes tonos de rojos y negros… cajón equivocado, abrí otro y suspiré aliviada, prendas deportivas, bien, éstas serían, un cómodo brassier y unas bragas mucho más familiares, nota mental, devolver toda esa lencería, se ve mejor en Zafiro... ¡Oh! ¿Ella me quiere ver con esas prendas?, peligroso pensamiento, necesito estar perfectamente en calma, respiré profundamente serenando mi mente. Afortunadamente había un buen surtido de jeans, me decidí por unos cafés y escogí una camisa gris a cuadros bastante cómoda, al menos respetó un poco mis gustos.

Al fin salí de la habitación, tomando conciencia de mi propia respiración me dirigí al nuevo comedor donde me esperaba Zafiro sentada tan tranquilamente con una cara de inocencia que era tremendamente distractora, me sonrió y me saludó

-Buenos días, preciosa
-Buenos días, cariño

Le di un suave beso en los labios y me senté frente a ella, el olor del chocolate me distrajo brevemente y mi estómago hambriento gruñó con fuerza, logrando que me sonrojara, mentalmente regañé a mis vísceras ¿por qué no puedes comportarte?

-Tienes tan buen apetito

Solo sonreí por toda respuesta, traté de concentrarme pensando cómo iniciar la conversación, la amabilidad y el encanto de Zafiro me tenía en serios problemas, pues tenía que mantener a raya el impulso de abrazarla y cubrirla de besos allí mismo.

Ella se movió con gracia hacia la cocina y luego de vuelta con una muy surtida bandeja trayendo mi desayuno, inhalé hondo ¿por qué eres tan adorable? Sonreí bobamente mientras ella ubicaba todo frente a mí, aproveché un momento  mientras ella parecía concentrada en ubicar perfectamente mi plato, para tomar su rostro entre mis manos y besarla con toda la ternura que había despertado en mí.
Terminé el beso con suma delicadeza y susurré un suave “gracias” sobre sus labios

-A ti.
-¿por qué?
-porque me llenas de alegría

Me dijo sonriente, luego se sentó frente a mí invitándome a probar el desayuno; huevos revueltos con cebolla, tomate y especias, lonjas de tocino crujiente, pan caliente, queso, mantequilla y chocolate en leche, mi desayuno preferido, ¿cómo lo supo? Recordé que estuvo siguiéndome por un mes. Es una excelente espía, y con sus cualidades no lo dudo.

-hay algo que te tiene pensativa, suéltalo de una vez
-¿eh?

¡Ay Dios!, se dio cuenta, ¿por dónde empiezo? ¿por qué me pone tan nerviosa?

-pues… éste desayuno está delicioso… y todo… la verdad estoy sin palabras ¿por qué has hecho todo esto? -Lo dije señalando el apartamento en general- Es hermoso… es más de lo que hubiera soñado… y de verdad te estoy tan agradecida… pero es un poco…
-¿demasiado?
-¡Sí! Es... abrumador… No tenías que tomarte tantas molestias

Ella me miró a los ojos y entonces pude ver que mis escrúpulos eran innecesarios, no pude sostener su mirada, pues caló demasiado hondo, así que centré mi vista sobre mi tenedor, que intentaba sin mucho éxito atrapar un trozo de tocineta, mientras ella hablaba

-no ha sido de ninguna manera una molestia, ¿por qué te incomodas por algo que no son nada más que cosas?

Porque me siento en desventaja??

-Lisa mírame… ésta es solo la muestra más superficial de mostrar mi agradecimiento, lo sé, pero no encontré por el momento otra forma de expresarlo
-No tienes qué hacer nada, ni agradecer nada
-Tu presencia en mi vida es lo que estoy agradeciendo
-no fue muy casual, me perseguiste ¿recuerdas?
-eso fue después de encontrarte, y es ése el hecho que estoy celebrando, y no encontré otra forma de hacerlo
-insisto en que es excesivo, no…
-¿no lo dejarás pasar verdad?
-no
-bueno, entonces tómalo como parte del pago por la investigación, porque ya está hecho y no acepto devoluciones

Intenté comer aunque ya mi apetito se había ido, qué manera tan excéntrica tienes de dar las gracias, o tal vez lo hace porque realmente aprecia la compañía humana, tanto aislamiento ha hecho que el más insignificante contacto resulte tan sobredimensionado para ella

-Zaf... creo que ya no podré cobrar nada, pero si así lo quieres me quedo con todo esto, de todas maneras no pensaba devolvértelo, me encanta lo que has hecho - dije señalando el apartamento remodelado- pero prométeme que no lo volverás a hacer
-um… no sé si pueda prometer eso, pero no te preocupes, trataré de no abrumarte en adelante
-será suficiente para mí… por ahora
-jajajaja lo tendré presente, aunque siento que hay algo más, dilo
-sí, lo hay
-¿qué es?
-tiene que ver con tus “poderes”
-no tengo poderes
-sí que los tienes, esas habilidades tuyas nadie más las posee
-está bien, ¿qué pasa con eso?
-pasa que… es lindo saber que piensas en mí, que te preocupas por mí, que te agrada mi compañía
-¿pero?
-pero no es tan agradable sentirme vigilada… necesito mi intimidad, mi espacio, necesito distanciarme y que te distancies, que podamos extrañarnos de veras, conservar un pedazo de mi mundo y que también conserves el tuyo… ¿cómo podré discernir lo que siento por ti si no me das espacio para respirar? Si esto que estamos construyendo entre las dos inicia fusionándonos de esa manera, pronto se perderá el asombro (aunque dude que eso ocurra contigo) quiero que seas mi pareja, no mi vigilante privado, no necesito que me protejas, llevo cuidando de mí misma desde los 12 años y ya tengo 29, así que creo que estoy perfectamente cualificada, aprecio tu preocupación, pero no es necesaria, además ¿cómo podré contarte lo que me ha pasado al final del día si estás pendiente de cada uno de mis parpadeos?... eso raya en lo enfermizo (y en parte creo que tanta soledad te ha hecho pasarte al lado obsesivo con la primera persona con la que tienes contacto)… no dudo de tu cariño, pero está tan cercano al apego que si continuamos por ese camino el amor se ahogará antes de haber nacido... lo digo también por mí, pues también estoy obsesionada contigo, y en verdad, ésta vez quiero amar en libertad, no desde el apego.

Nos miramos a los ojos en silencio, yo no podía creer que había podido decirlo todo, pero respiré aliviada de haberlo hecho, quería que esto que había iniciado tan tempestivamente pudiéramos encauzarlo en adelante con un poco más de equilibrio, ella me importa de verdad y quiero algo con ella pero lo quiero bien, quiero amor, no cualquier otro sustituto, no simplemente lujuria, no una relación asfixiante, quiero un amor en libertad, que podamos volar juntas, no esclavizarnos juntas.

Llevé la taza de chocolate a mis labios sin romper el contacto visual, el silencio se prolongaba entre nosotras, pero no era incómodo, ella me miraba tan intensamente, sabía que estaba dándole vueltas a todo lo que yo había dicho, pero al fin habló

-he estado ciega…

La miré interrogativamente, ¿por qué ciega?

-sin duda tú lo has tenido más claro que yo… no me había atrevido a darle nombre a lo que estamos viviendo, ni a lo que estoy sintiendo, he estado como una niña que se maravilla al ver el amanecer por primera vez y no he procesado todo lo que ha estado ocurriendo
-sigo sin entender Zafiro, ¿qué es lo que no has procesado?
-¿somos novias?
-bueno… yo diría que (¿en verdad eres tan inocente?)… después de hacer el amor tantas veces… si, lo somos, (¿qué creías que somos? Nadie trata así a sus amigos)… a no ser que solo me consideres tu pareja sexual, y todo esto no haya sido más que una tórrida aventura erótica… pero creo que ese no es el caso… hemos entregado mucho más que solo el cuerpo…
-sí, ha sido mucho más… nunca había tenido que lidiar con estas emociones en mi larga existencia
-¿en verdad, nunca antes te has enamorado?
-no he sentido por nadie más lo que por ti siento tan intensamente

Nuestras sonrisas dieron paso a una mirada más profunda, sin contenerme más me levanté y fui hacia ella, tomé su rostro besándola, ella respondió abrazándome por la cintura y atrayéndome hacia ella, me acomodé sobre sus piernas mientras nuestro profundo beso llegaba a su fin, posé mi frente sobre la suya, inhalé profundamente disfrutando su aroma y sonreí

-Zafiro, quiero darte todo de mí
-también quiero dártelo todo ¿entiendes por qué todo esto?
-lo sé, lo entiendo, pero no pude evitar sentirme tan… tú me entiendes
-sí
-quiero que este amor crezca fuerte como un roble, quiero poder contar contigo y que puedas confiar en mí, quiero que seas feliz, y ser feliz junto a ti

Ella me besó suavemente los labios antes de decir

-también lo quiero
-podemos hacerlo, sé que podemos
-todo esto es nuevo para mí
-aprenderemos juntas

Nos besamos nuevamente durante unos minutos más, pero ella terminó para decirme

-¿no te ha gustado el desayuno?
-um… verdad que había un desayuno

Ella me miró entre sorprendida e incrédula

-sí, ya lo terminaré

A regañadientes volví a mi silla y despaché lo que quedaba del desayuno y sin darle oportunidad de reaccionar, recogí los platos y los llevé a la cocina para lavarlos, por supuesto ella me siguió protestando, pero no le permití que tocara nada; ella, obviamente, ocupó sus manos en mi anatomía logrando que el hecho de lavar unos simples platos resultara casi imposible. Me centré nuevamente en mi respiración para poder disfrutar de sus caricias y a la vez hacer bien mi tarea. Al terminar me giré para apoderarme de sus labios, con besos que fueron creciendo en intensidad hasta que terminamos haciendo el amor en medio de la cocina.

Pero el tiempo siguió su marcha y tuve que ir a clase, prometí a Zafiro que nos veríamos el fin de semana, ella me recogería el viernes al salir del trabajo, nos separamos con un beso antes de salir de mi apartamento, ella insistió en quedarse con la excusa de que necesitaba ducharse, aunque no se lo creí, pero estaba tan gloriosamente feliz para negarle nada.

El resto del día seguí mi rutina, como en una nube, sumergida en mi propia esfera personal de felicidad, al fin, cuando regresé nuevamente después del trabajo en el bar y volví a mi apartamento pude notar su ausencia. Recorrí silenciosa cada rincón observando al fin atentamente cada detalle, cada color con el que había impregnado mi espacio, los efectos de luz, texturas, aromas, todo en perfecta armonía, en un canto a la acogida, a la intimidad, como si la casa me abrazara cálidamente para darme la bienvenida, no, casa no es el término, es más propio llamarle hogar ahora, pues así lo siento.

Imaginé a Zafiro abrazándome por la espalda, o sentada en uno de los sofás, leyendo en una esquina, mirando por la ventana, la pude visualizar allí, conmigo, pero también pude verme a mí misma, sentada en esa nueva y cómoda silla de madera junto a la mesa de dibujo, pude verme de pie frente al caballete junto al ventanal del balcón, pude verme en la cocina intentando algún extraño experimento, pude verme en mi habitación, inspiré profundamente y me sentí feliz. El cansancio desapareció por completo, me sentí llena de energía, con ese impulso vital que me urgía a tomar mis lápices y expresar toda esa marejada interna.


Me fui despojando de la ropa en mi camino al dormitorio, pasé de largo a la ducha y dejé que el agua tibia purificara mi cuerpo, tan solo me puse unas bragas y me senté eufórica frente a un pliego de papel, tomé mis lápices y me dejé llevar por el frenesí creador.

5 comentarios:

  1. Solo hasta haberlo publicado noté que inicia de manera muy similar al capítulo anterior: con el sentido del olfato.
    Esos detalles curiosos que uno no nota mientras escribe :P
    creo que no volveré a prometer nada, en el post anterior prometí escribir éste capítulo con mayor prontitud y me ha llevado un mes entero (bueno estoy exagerando, hoy lo terminé, pero desde el dia que empecé a escribirlo a hoy pasaron muchas semanas improductivas) espero que el frenesí creador de Lisa se me pegue a mí un poquito y así poder continuar con la historia.
    Un cariñoso abrazo a quienes visitan este blog y siguen la historia de la dama azul
    Feliz semana

    ResponderEliminar
  2. Supongo que a vos la comida te entra por la nariz y no por los ojos, por eso tus descripciones son sobre el aroma de lo que se cocina y no cómo se ve lo que se cocina.
    Aristóteles decía que el sentido más apreciado por el hombre es la vista, pero no hay nada como sentir el perfume de lo y los que nos rodean.
    Me encanta la manera de comprender de Zafiro, es perfecta!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias María Laura, un gran abrazo para vos, tus comentarios siempre me sacan una buena sonrisa.
      Con el olfato sucede que a veces es tan inconsciente, pero no deja de ser importante, puesto que la primera impresión llega por los ojos, en el caso de quienes disponemos de éste sentido, el olfato creo yo que es el segundo en orden de importancia, equiparado con el oído... y bueno, el tacto es... el tacto ;)
      Me alegra que te haya gustado este capitulo

      Eliminar
    2. Te falta el gusto y has hablado de todos los sentidos ;).
      Todo lo que percibimos con los sentidos es inconsciente, uno no elige escuchar el ruido de los autos en la calle, por ejemplo, lo que uno elige es prestarle atención al ruido o nos acostumbramos tanto a él que empezamos a ignorarlo, pero eso no quita que él ruido existe, me explico? Y mi estudio me ha enseñado que no siempre se puede confiar en ellos, aunque no conozco otra manera de percibir que no sea con los sentidos :D

      Eliminar
    3. jajajaja si, me faltó el gusto, y eso que Lisa se la pasa comiendo todo el tiempo :P
      concuerdo contigo, los sentidos son una maravilla.
      Gracias por tus aportes...
      besos ;*

      Eliminar