Sopesé las
posibilidades, y definitivamente el quedarme era con mucho la mejor opción, en
mi solitario apartamento nada me esperaba, ni siquiera la nevera que estaba
vacía, pues no mercaba hacía semanas, a excepción del infaltable té al que ya
era adicta, y bueno unas cuantas cajas de chocolates que mantenía en la nevera
para que no se derritieran ni se llenaran de hormigas. Solo estaban mis
bitácoras de dibujo, bastidores y los elementos necesarios para mi trabajo
universitario, que era también mi pasión, si volvía dormiría en mi fría y
desordenada cama, más solitaria que una noche sin luna, en cambio quedarme,
dormir entre los brazos de Zafiro, uh eso era estar en el cielo… solo habría
que madrugar un poco, pasar por mi bitácora para la clase de dibujo… ¡mierda!
Cómo pude olvidarlo, no he hecho los deberes y mañana debo presentar mi
proceso. No, no puede ser que me pierda de pasar más tiempo con ella por no
haber hecho mis tareas a tiempo, pero qué torpe!!!
-¿me dirás lo
que está sucediendo en tu cabeza? Haces los gestos más variados, ibas de la
confianza al placer, luego a la frustración, todo en el mismo minuto ¿en qué
estás pensando Lisa? ¿he ido demasiado lejos pidiéndote que te quedes? No tienes
que…
-¡No es eso! Es
que quiero quedarme, pero he olvidado por completo mis deberes y mañana debo
hacer una entrega para la clase de dibujo… y no tengo nada
Dije con
profunda decepción, y casi en un susurro al final
Ella sonrió
divertida por la cara que estaba poniendo
-qué linda te
ves haciendo pucheros, pareces un niño al que se le ha caído su helado favorito
Un tenue calor
subió por mis mejillas, pero no el suficiente como para colorearme, estaba
decepcionada de mí misma. Ella me abrazó y tomó mi rostro entre sus manos
-entonces ve y
haz tus labores, no quiero que por estar aquí abandones tus obligaciones… ¿y
exactamente qué es lo que tienes que hacer?
-debo entregar
20 dibujos de estudio sobre la figura humana, anatomía femenina, para ser más
específica
-¡veinte! wau, ¿y
cuántos llevas?
-nada, no he
empezado, regresaba muy cansada del bar estos días, así que no tenía ganas de
dibujar nada.
-¿y en una
noche podrás hacerlos todos?
-eh… eso
espero, sería más fácil si tuviera modelo, tendré que llegar a descargar fotos
de internet, eso me quitará tiempo
-mmm… nunca es
lo mismo dibujar de una foto a dibujar un modelo al natural
-sí, tienes
toda la razón, pero no puedo pagar una modelo
-¿es necesaria
la paga?
-Nadie lo hace
gratis, y mucho menos si es un desnudo
-¡Ay Lisa! Puedes
ser verdaderamente obtusa si te lo propones
Dijo aquello
dando dos pasos hacia atrás, permitiéndome verla por completo, entonces caí en
la cuenta ¿por qué soy tan lenta? Apenas comprendí me abalancé sobre ella
-¡tengo la
mejor modelo del mundo!
-tardaste mucho
en entenderlo
-soy un poco
lenta
-sí, ya me di
cuenta… ¿necesitas algún tipo de papel en especial?
-pensaba
hacerlos en papel guarro, para trabajar algunos con acuarelas y tintas, y otros
en opalina, ¿hay alguna papelería cerca?
-Pues… tengo
algunas reservas en casa
Lo dijo a
manera de disculpa, como si la hubiera pillado en alguna travesura, ese gesto
me llenó de tanta ternura que tuve que contenerme para no comérmela a besos
allí mismo.
La seguí por el
corredor, hasta llegar a la sala en la que me había contado su historia,
pasamos por una puerta que estaba junto al estante de libros y entramos a un
salón de grandes dimensiones, en la pared a la que estaba adosada la puerta, estaba
un estante laboriosamente trabajado en madera de roble contenía volúmenes de
libros perfectamente ordenados, justo al frente una prístina pared de cristal
decorada con hermosos vitrales ricamente coloridos, mientras que las dos
paredes opuestas, con su blancura y desnudez inmaculada le daban a todo el
espacio un agradable ambiente de sobria elegancia, el piso de piedra gris sin
labrar silenció nuestras pisadas, en medio de ese enorme espacio había un
escritorio de estilo antiguo, junto con su silla, una amplia mesa de dibujo, y
en una esquina, casi tímido, un caballete de madera de pino cuyo color
evidenciaba sus múltiples años de servicio.
Ella se acercó
al escritorio abriendo con delicadeza uno de sus cajones, de él extrajo una
caja de cartón prensado decorada con un suave color verde manzana y sellada con
una satinada cinta naranja, deshizo el nudo de la cinta y quitó la tapa de la
caja dejando ver su contenido, papel de diferentes colores y texturas.
-Escoge los que
necesites
Abrí la boca
para responder algo pero no tenía palabras, los quería todos, parecía una niña
en una tienda de chocolates a la que le piden escoger, era evidente mi emoción.
Pasé mis dedos sintiendo la textura de cada papel, escogiendo algunos y dejando
otros a mi pesar, pues ya tenía las 20 hojas necesarias, ella sonreía al verme.
Cerró nuevamente la caja y la puso en su lugar, organizó cuidadosamente los papeles que había escogido, dejándolos en una perfecta pila sobre el centro del escritorio, luego tomó mi mano y nos dirigimos al estante de libros, ella se detuvo justo en la mitad, donde terminaba un estante y empezaba el otro, puso su mano en el borde del segundo estante y dio un suave empujón, manteniéndome con ella junto al otro estante, aquél que había tocado se puso en movimiento dando una vuelta completa, era un pasaje giratorio, en lugar de libros aparecieron pinturas de todos los tipos, colores lápices, pinceles, yo estaba en éxtasis, era como ver el tesoro de los pintores
Cerró nuevamente la caja y la puso en su lugar, organizó cuidadosamente los papeles que había escogido, dejándolos en una perfecta pila sobre el centro del escritorio, luego tomó mi mano y nos dirigimos al estante de libros, ella se detuvo justo en la mitad, donde terminaba un estante y empezaba el otro, puso su mano en el borde del segundo estante y dio un suave empujón, manteniéndome con ella junto al otro estante, aquél que había tocado se puso en movimiento dando una vuelta completa, era un pasaje giratorio, en lugar de libros aparecieron pinturas de todos los tipos, colores lápices, pinceles, yo estaba en éxtasis, era como ver el tesoro de los pintores
-¡oh por Dios!
-¿te gusta?
-¿Qué clase de
pregunta es esa? …¿cómo es que tienes tantas pinturas aquí?
-bueno, tú no
eres la única artista en este salón
-sí, ya lo
suponía por la mesa y el caballete, pero todo este almacén de pigmentos es
realmente alucinante
-pero tengo
entendido que tu trabajo es de dibujo, así que te interesa más por el momento
el lado derecho de este estante
Y allí había
toda una gama de lápices, sanguinas y carboncillos, lápices de todos los
colores, estaba babeando al ver todo aquello, nuevamente me pidió que escogiera
y al igual que los papeles me encontré en un dilema, tardé mucho más en
escoger, pero al fin me decidí por algunos carboncillos, sanguinas, lápices
acuarelables y unas cuantas tintas, por supuesto no podían faltar unos buenos
azules para completar mi selección.
Me volví a
mirarla con las manos llenas, ahora me infundía mucho respeto, pues sin duda
como pintora debía ser excelente, y el calor me subió al rostro poniéndome
colorada por la timidez, pero afortunadamente ella interpretó mi rubor como
vergüenza por haber escogido demasiado
-no te avergüences,
sé lo difícil que es escoger, y tú has hecho unas elecciones interesantes, ya
quiero ver lo que harás con todo eso
Y como no podía
ser de otra manera, me puse más roja aún por sus palabras. Sería un gran reto
dibujar a una maestra.
Me indicó que
llevara los materiales a la mesa de dibujo mientras ella empujaba nuevamente la
estantería, dejándola abierta en un ángulo de 90° con respecto a la pared, era
la entrada a un pequeño almacén en el que entró con toda tranquilidad, su voz
llamándome desde adentro me sobresaltó un poco debido al creciente nerviosismo
que se apoderaba de mí
-¡Lisa, ven!
Entré un poco
tímida y respetuosa sin dejar de mirar esa estantería que por un lado tenía
libros y por el otro pinturas y que a su vez era una puerta giratoria
-¿qué es lo que
tanto te demora? Ya, ven aquí
Me dijo
extendiéndome su mano. Era una cámara semicircular iluminada por la blanca luz
difusa de un foco en todo el centro del techo abovedado, allí doblados cuidadosamente había algunos
manteles y telones de variados colores, aunque primaban los colores oscuros,
jarrones metálicos y una variada colección de vasijas y ánforas de barro y
cristal, candelabros, tapetes, un diván grecorromano finamente tallado,
elementos todos que servirían para armar preciosos bodegones o decorar
elegantemente salas y ambientes de la casa
-waoo ¿qué
haces con todo esto?
-bueno, no
creerás que mi casa permanece así todo el año, hay que variar los ambientes, y
estos son algunos elementos de recambio cuando me pongo en modo decoradora, van
y vienen por toda la casa, pero en esta temporada están de descanso aquí. Pensé
que te podrían servir, ¿o no?
-Claro que me
sirven, sobre todo ese diván
-¿y nada más?
-mmm… tal vez
ese telón rojo sangre
Ella puso el
telón que nombré sobre el diván, y lo tomó de uno de los extremos mientras yo
tomaba el otro para sacarlo de allí hacia el salón.
-¿dónde quieres
ubicar ese telón?
-pues quisiera
ponerlo de fondo, el drapeado le daría un toque sensual a las escenas, ¿hay
manera de colgarlo de alguna parte sin arruinar la pared?
-claro que la
hay
Se acercó al
caballete y me lo pasó, indicándome que lo llevara a la bodega, ella halaba de
un cordón en el que no había reparado antes en la esquina junto a la pared de
cristal, oyéndose el característico suave sonido de una polea bien engrasada.
Una barra
metálica con algunos ganchos bajaba horizontal a unos escasos centímetros de la
pared, la detuvo a la altura de su pecho, luego hábilmente tomó el telón y pasó
los ganchos de la barra por las argollas de madera incrustadas en la tela, yo
me acerqué a ayudarle
-estás muy
silenciosa, ¿es eso timidez?
Yo le sonreí
-un poco, es
que tú no has parado de sorprenderme desde que te cruzaste en mi camino
-espero que
puedas seguir diciendo lo mismo por mucho tiempo
-estoy segura
que así será
Dije tratando
de ocultar la emoción que me produjo escuchar esa promesa escondida en sus
palabras.
En cuanto
terminamos de ubicar el telón me paso el cordón que activaba la polea para que
yo decidiera la altura a la que dejaría la tela, hice unas tres pruebas hasta
que decidí dejarla a media altura, para que hubiera suficiente tela que pudiera
dejar sobre el diván o en el piso a modo de alfombra, ya se me irían ocurriendo
ideas.
Mientras yo
cuidaba esos detalles y hacía pruebas de composición ella traía la silla del
escritorio y en una de sus manos una tabla casi cuadrada que no había visto
antes, ubicó la silla en el centro, a unos escasos pasos del diván, tal vez un
metro como mucho, luego se dirigió con la tabla a la mesa de dibujo, dejándola
junto con otros elementos que no pude ver por estar pendiente del telón.
Cuando
me vio satisfecha me llamó a su lado en la mesa de dibujo, entonces supe lo que
era, un soporte para dibujo, cinta, limpia tipos, difuminos, una pequeña toalla
gris de algodón, unos cuantos pinceles de acuarela y tinta china y una pequeña
paleta para acuarela con una delicada tacita de agua.
-creo que esto
también lo necesitas
La abracé
emocionada por sus detalles, y en un susurro le dije
-¡Gracias!- depositando a
la vez un tierno beso junto a su oreja
Se separó de mí
invitándome a organizar los materiales mientras me abrazaba por la espalda y observaba
mis movimientos.
Tomé la cinta y adherí uno de los papeles a la tabla, había
decidido iniciar con una prueba a carboncillo, así que tomé también el limpia
tipos ubicándolo en una de las esquinas, el difumino y la toalla, cuando ya me disponía
a ir a la silla tomé como último recurso una sanguina tostada, quizá la
necesitaba, o tal vez no, era difícil decidirme con tanto para escoger, pero
era solo la primera prueba así que el carboncillo y la sanguina estarían bien.
Me dirigí a la
silla acompañada de Zafiro que me tenía abrazada por la cintura
-¿no vas a
disponer de la modelo?
Me dijo con un
suave tono seductor en su voz
-claro que sí,
y empezaré por quitar todo esto
Dije tomando su
vestido, pero ella me tomó de las manos impidiéndome avanzar
-Se equivoca,
apreciada artista, solo me desnudaré si usted también lo hace, de lo contrario
tendrás que dibujar el diván únicamente.
Uh… Zafiro
seduciéndome. Sonreí inevitablemente ante su descaro, y abrí mis brazos para
que ella dispusiera de mí. Sin hacerse esperar me quitó la ropa, no sin dejar
sugerentes caricias en mi piel que iban nublando todos mis sentidos, ella se
divertía al ver mi estado de excitación, susurrándome al oído
-Tendrá que
contenerse dibujante, o no tendrá trabajos que mostrar mañana y perderá la
asignatura
Inspiré profundamente
tratando de serenarme, pero su aroma me envolvió llevándome a la locura, ella
se separó un paso de mí para mirarme, y esa mirada fue la perdición de mi
escaso autocontrol, me abalancé sobre ella besándola apasionadamente, pero ella
supo frenar el ímpetu de mi beso con su respuesta suave y delicada, terminando
el beso con un suave roce de sus labios.
-ahora es su
turno de desvestir a la modelo, querida artista
Tomó mis manos
entre las suyas para llevarlas a su vestido, me detuve un segundo para
disfrutar la calidez que emanaba de su cuerpo pegado al mío, luego dirigí mis
manos al cierre en su espalda y con lenta suavidad abrí la cremallera, mis
manos hicieron el camino de regreso subiendo por la piel de su espalda hasta
sus hombros, tomé la tela de las mangas y la deslicé por sus brazos dejando que
la gravedad hiciera el resto del trabajo, el vestido cayó al suelo mientras mis
manos se apoderaron de su cintura y buscaron el camino a sus preciosos senos,
solo las bragas evitaban su completa desnudez, pero no tenía prisa en
quitarlas, sus erectos pezones y el aroma de su cuello tenían toda mi atención
por el momento.
Mis caricias
suscitaron la respuesta de Zafiro, pues sus manos comenzaron a dibujar senderos
en mi espalda, yo seguía mi ritual de besos y caricias bajando con mis dos
manos por su vientre hasta encontrar el borde de sus bragas, metí en ellas mis
pulgares y rodeé su cadera para deslizar la pequeña prenda hacia sus muslos, y
mientras mis manos bajaban, mi boca hacía su propio camino de besos hasta su
pezón izquierdo, me apoderé de él con delicadas caricias de mi lengua, a la par
que mis dedos encontraban sus tobillos, dejé caer la prenda al suelo para
emprender el camino de regreso con la yema de mis dedos acariciando la longitud
de sus torneadas piernas, mi boca alternó sus atenciones con el pezón derecho,
y mis manos se apoderaron de sus glúteos y la parte baja de su espalda. Las manos
de zafiro por su parte iban de mis hombros a mi cabello, enredando sus dedos en
mis cortos mechones y halando suavemente al ritmo de mis besos.
Acaricié con mi
nariz el contorno bajo de sus senos y siguiendo por su vientre hasta encontrar
su ombligo, mis manos bajaron de sus glúteos a la parte posterior de sus
rodillas, para luego subir lentamente por la cara interior de sus muslos, mi
lengua por su parte jugaba con su ombligo y su bajo vientre, rodeé con mis
besos su pelvis mientras mis manos encontraron sus labios vaginales, ella abrió
un poco más sus piernas para darme un mejor acceso, mi nariz se saturó con su
delicioso aroma y mi lengua probó sus flujos que ya la habían humedecido
notablemente, saboreé su clítoris mientras uno de mis dedos se aventuraba en su
interior.
Perdí la noción
del tiempo disfrutando de aquel manjar, las contracciones de su vagina, un leve
temblor de sus piernas y el quejido de placer de su boca me indicaron que ella
había alanzado el éxtasis gracias a mí,
y con solo oírla mi propio orgasmo me llenó mientras me fundía en ese
particular e íntimo beso. Ella me tomó por los hombros poniéndome en pie para fusionarse
conmigo en un apasionado y cálido beso.
Nuestro abrazo
duró unos cuantos minutos. Cuando al fin recobramos la compostura ella unió su
frente a la mía y susurró
-¿Será que la dibujante ya se siente
lo suficientemente preparada?
-es usted una
modelo irresistible señorita
Sonreímos por
nuestros propios comentarios, pero ella besó mi nariz y luego mi frente, para
separarse de mí y descansar en el diván.
Yo la seguí con la mirada, tardé unos
segundos en reaccionar y buscar mi propio puesto para comenzar mi boceto.
Tuve que respirar varias veces, pues mi cuerpo aún temblaba de emoción, pero al fin con seguridad mi mano fue dejando trazos firmes en el papel, mientras mis ojos se deleitaban con su figura y una sonrisa se estableció permanentemente en mi rostro. Estaba plenamente feliz
Tuve que respirar varias veces, pues mi cuerpo aún temblaba de emoción, pero al fin con seguridad mi mano fue dejando trazos firmes en el papel, mientras mis ojos se deleitaban con su figura y una sonrisa se estableció permanentemente en mi rostro. Estaba plenamente feliz