Etérea como la bruma,
como la tenue claridad de la aurora
inasible como el aire,
como el rocío al amanecer,
distante cual lucero,
fría como la noche,
y sin embargo, acogedora.
Me atraes sin remedio,
pero te alejas sin dudar.
Vas y vienes inocente,
ignorando cuanto siembras en mi ser,
pues tu labor es silenciosa y delicada
oculta a tus ojos, pero evidente para mí
Te me has vuelto aire, luz y suelo
agua vital y voraz fuego;
no lo sabes, pero eres mi sustento
eres paz, sosiego, calor, consuelo,
la más dulce compañía,
el mayor de mis anhelos
y por ello mismo, la mayor de mis renuncias.
¡Vuela libre, Tú, mi más querida!
vuela alto y devora el horizonte.
Que tu luz incendie estrellas, galaxias enteras.
Que vivas feliz, y al final...
y al final me recuerdes.