Hogar es el tacto suave de tu voz
acariciando mi corazón cansado,
es el dulce hechizo de tu aroma
que cobija mi alma en la fría noche.
Hogar es tu mirada, que me vacía y me desborda,
esos ojos tuyos que al encontrarse con los míos
apagan mi sed y me sosiegan,
tú me encuentras y te encuentro
y al calor de tus brazos me siento al fin en casa.
Hogar es tu corazón, que da cobijo
a este amor que libremente yo te entrego.
Hogar es tu amor, que abre mis alas
y me empuja al vasto cielo
para seguir volando desnuda y sin cadenas
tan sólo el ser como equipaje
y la luz del infinito como meta.
¿Dónde estás amor, por qué no llegas?
servido está el vino y hay fuego en la hoguera
a la mesa pan fresco, blanco mantel y velas nuevas,
un cálido abrazo esperando en la puerta
y el corazón abierto para cuando vengas.
viernes, 14 de agosto de 2015
sábado, 8 de agosto de 2015
Zafiro 24
Salimos del
auto simultáneamente. Lo primero que notaron mis ojos es que había una pequeña
multitud de barcas de todos los tamaños, todas ocupadas por pescadores que
llegaban a ofrecer el fruto de su trabajo en altamar. La luz de esa hora le
daba un matiz entre cálido y frío a toda la escena, era una vista preciosa.
Simultáneamente mi piel registró la temperatura un poco alta a pesar de ser una
hora tan temprana, sin embargo la brisa marina hacía que esa sensación cálida
fuera muy placentera.
Zafiro tenía
razón, era el lugar perfecto para probar si su barrera invisible aún
permanecía. Volví mi mirada hacia ella, estaba como yo, muy quieta junto a la
puerta de Skadi mirando la multitud de manera calculadora, el sol le daba en el
rostro haciendo brillar su piel y quedé un poco embelesada contemplándola, pero
entonces caí en cuenta de que si no llamaba la atención por su “barrera” lo
haría por su piel
-¡Zafiro!
Ella me miró
curiosa
-dime
-¿no deberíamos
usar algo de camuflaje?
-¿camuflaje?
-sí, entra al
auto y hablamos
Me obedeció por
curiosidad, y una vez dentro le expuse mi teoría
-Cariño, tanto
si ha funcionado como si no, no queremos armar un alboroto ¿verdad?
Me miró
confundida y respondió dubitativa levantando una de sus cejas
-pues… esa es
la idea
-van a notar el
brillo de tu piel expuesta al sol, y tu color… creerán que eres Shiva o alguna
de sus divinidades, pues sus dioses tienen la piel azul
-¡Claro! Lo
había olvidado, estaba tratando de gestionar tantas sensaciones nuevas para mí
que pasé por alto ese detalle, pero sí que venimos preparadas
-¿venimos?
-por supuesto
cariño, debemos ser convincentes
Dio una orden a
Skadi y una pequeña gaveta se desplegó justo detrás de los asientos, ella sacó
unas telas preciosas y las puso sobre mis rodillas
-tendremos que
vestirnos, ven, conozco una zona despoblada muy cerca
En cuestión de
segundos estábamos en otra parte de la costa muy solitaria, el paisaje allí era
más desértico. Nos bajamos del auto y ella comenzó a envolverme con una de esas
telas, era de un color azul cielo con figuras plateadas y violeta, una amplia
franja del mismo color bordeaba toda la tela, cuando Zafiro terminó me miró
satisfecha de su obra, entonces me giró para que viera mi reflejo en los
vidrios del auto y quedé sorprendida me veía como una mujer hindú. Ella por su
parte tomó la tela verde manzana y amarillo, con bordados en blanco. Las dos
llevábamos velo, ella para ocultar un poco su tono violeta y yo para disimular
mi corte de cabello.
No podía faltar
el maquillaje y pude ver que tenía una gran destreza al hacerlo, pues logró una
tonalidad canela muy convincente para su piel, de manera que no tendría
diferencia alguna con las mujeres locales, estuve tentada a pedirle que me
hiciera lo mismo, ya que ahora a su lado parecía albina.
Sin más demora
volvimos al puerto inicial y la aglomeración de personas era mucho mayor.
-Bien Lisa,
bajaremos en aquel punto que está un poco más despejado y trataremos de ir a la
zona de mercado, por favor no te separes de mí, tengo la sensación de que el
experimento ha funcionado y no nos notarán
-no tengo
intenciones de alejarme de ti, así que ¿qué estamos esperando?
Salimos de
nuevo, esta vez con paso decidido, no lo había notado pero el “auto” había
adoptado la forma de un pequeño yate blanco, miré intrigada a Zafiro
-es solo un
holograma escudo… camuflaje, ¿recuerdas?
-para ser un
holograma me parece muy sólido
-es uno muy
convincente
Zafiro había
escogido bien el sitio, el pequeño muelle de madera estaba solitario en el
momento que bajamos, pero a medida que avanzamos se fue llenando de hombres
que, como nosotras, acababan de atracar.
Me tensé un
poco porque esperaba las reacciones de pánico, pero nada sucedió, al contrario,
al estar cerca de nosotras ralentizaban sus pasos y nos miraban sonrientes, así
que le dije casi susurrando
-genial, lo de
pasar desapercibidas no lo logramos
-solo están
llenos de testosterona y el paso de un par de bellezas femeninas no los puede
dejar indiferentes
-por el momento
nadie ha entrado en pánico, así que este éxito hay que celebrarlo
-no todavía,
hay algo extraño
-¿a qué te
refieres?, yo veo todo muy calmado
-exacto…
demasiada calma para tanta gente
Efectivamente
pude comprobar cómo todo alrededor estaba tan calmado que hasta la brisa y el
oleaje del mar parecían haberse serenado, ya llegábamos al final del pequeño
muelle y en la calle que transcurría paralela al mar había tanto flujo de
personas que parecía imposible caminar, sin embargo todos estaban estáticos,
mirándose sorprendidos unos a otros, como si abrieran los ojos a la vida por
primera vez, otros miraban al cielo y unos cuantos habían adoptado una postura
de meditación, solo los niños, al menos los que alcanzaba a ver entre la muchedumbre,
estaban felizmente asombrados con todo
-¿no notas nada
extraño? Me dijo Zafiro mirándome a los ojos por primera vez desde que
desembarcamos
-Sí- contesté
en un susurro, -parece que llegamos a la ciudad más feliz del mundo, míralos no
más, había escuchado que la India era un país religioso, pero no creí que lo
fuera tanto, viven como en el paraíso
-sí, claro-
respondió con sarcasmo. –y yo soy la madre Teresa… ¡esto no es normal Lisa!
-pues a mí me
parece maravilloso, relájate mujer, tu cura ha funcionado, por qué no mejor
vamos y aprovechamos el paseo ya que estamos aquí, disfruta hacer turismo por
primera vez en tu vida
Ladeó su cabeza
mientras me daba una de esas miradas que me penetraban hasta el alma, y
entonces comenzó a sonreír con calidez, entrelazó su brazo con el mío y mirando
a la muchedumbre avanzó con su felina elegancia, yo caminaba a su lado feliz de
verla avanzar entre la gente con libertad, era esto lo que buscaba en primer
lugar cuando me buscó, y lo consiguió, pero lo mejor de todo es que yo estaba
junto a ella para contemplar el fruto de su persistencia y verla disfrutar de
su éxito. Mi pecho estaba lleno de orgullo mientras avanzaba junto a ella sin
dejar de contemplarla sonriente, lo que sea que había en mi ADN le había
servido, había podido ayudarla y esa era mi mayor satisfacción.
-para ser una
turista te estás perdiendo del paisaje- me dijo sacándome de mis pensamientos
-¿eh?
-no has dejado
de mirarme en todo el camino y ya nos encontramos en medio de las calles con
más flujo de gente, por si no lo has notado
Miré en
derredor, no caminábamos, éramos arrastradas por el flujo de personas que
avanzaban en una calle atestada de tiendas de telas, variedades y puestos
ambulantes de comidas, para mi sorpresa no había tanto ruido, todos allí tenían
la misma expresión de éxtasis que los del muelle, esto ya era muy raro.
-puedo ver que
la felicidad es un estado general de esta gente
-no lo es, ven,
entremos a uno de los restaurantes y probamos la comida local, así nos sentamos
un momento y tratamos de aclarar lo que está sucediendo
Avanzamos un
par de calles más y llegamos a lo que parecía un restaurante muy elegante, el
Valet de la entrada apenas si nos miró, sumergido como estaba en su estado
extático mirando sonriente al infinito, Zafiro intercambió unas palabras en
hindú con el elegante recepcionista, quien gustoso y con un elevado grado de
cortesía nos llevó a una mesa privada en la parte más exclusiva del lugar, nos
entregó la carta y se retiró después de varias reverencias
-¿qué le has
dicho?
-le he pedido
una mesa exclusiva para que podamos hablar tranquilamente y nos ha traído hasta
aquí
-pero nos ha
tratado como si fuéramos de la realeza
-eso se debe a
que está plenamente feliz, como todos aquí, por eso nos ha tratado con tanta
amabilidad
-entiendo- dije
no muy convencida, y tomé la carta que nos había entregado el amable hombre,
nada más que por tener las manos ocupadas, ya que todo estaba en una lengua
totalmente desconocida para mí, aun así me detuve a admirar la fina estética
con que estaba elaborada esa carta de comidas. –es hermosa la carta, parece un
manuscrito ilustrado de la edad media
-y sus platos
son deliciosos también
-eso no podría
saberlo ni aunque pudiera entender el idioma
-Confía en mí,
estarás encantada de probar su gastronomía
-siempre lo
hago, no me cabe la más mínima duda sobre tu gusto, lo que sea que escojas será
exquisito, ésa es una certeza
Me sonrió
ampliamente y con un elegante gesto llamó a uno de los meseros y le hizo el
pedido, luego juntó sus manos reposando el mentón sobre ellas y me miró en
silencio a los ojos, podía verla tratando de organizar sus ideas, tenía ese
brillo perspicaz que se asomaba a sus ojos cada que hablaba de ciencia o que me
explicaba sus teorías filosóficas, por tanto aguardé en silencio a que hablara,
sabía que no había podido relajarse desde que llegamos, su mirada no había
dejado de analizarlo todo aunque adoptara esa actitud elegante y desinteresada
en su semblante y caminar. Esperaba una de sus extensas reflexiones, pero sólo
me hizo una pregunta
-¿Recuerdas
cuál era tu estado de ánimo mientras estabas en mi laboratorio?
Dudé un
momento.
-¿te refieres a…?
-mientras te “estudiaba”
-querrás decir
mientras me operabas y hacías todo este cambio
-como digas, ¿pero
recuerdas cómo te sentías en ese momento?
-¡cómo
olvidarlo!! Estaba en el paraíso, nunca había experimentado algo así, era como los
místicos describen el cielo, o el nirvana, o como los teólogos hablan del
estado perfecto ante la presencia de Dios: paz y felicidad perfectas, así me
sentí
Ocultó su
rostro entre las manos
-¡Oh por todos
los dioses!!
-¿qué sucede?
-pues que ese
estado es lo que todos experimentan ahora. Al parecer tu ADN se transformó
mientras estabas en ese “éxtasis” y al mezclarlo con mis células, la onda que
activaba el pánico ha cambiado de frecuencia, por así decirlo; ahora influye no
sólo en la amígdala cerebral sino también en el lóbulo frontal, y lo peor es
que se ha elevado su potencia afectando a todo ser humano que se encuentre en un
radio de 10 km alrededor de mí, pero no a ti por supuesto, sigues siendo
inmune.
Parecía cansada
y frustrada. Guardé silencio por un breve momento mientras asimilaba sus
palabras
-puedes pedir
una botella de champán por favor
Me miró
totalmente confundida
-¿qué?
-por favor
-pero… ¿qué?...
no es momento para bromas
-no estoy bromeando,
hablo muy en serio, pide la botella
-pero si no
toleras el alcohol
-creí que
habías solucionado ese detalle, y definitivamente beberé champán, es un momento
para celebrar
-para ya, me
confundes
-Cariño, de
verdad, no entiendo tu preocupación, me parece maravilloso, lo que ha pasado en
ti es mejor de lo que podías imaginar, ahora eres una portadora de paz
-no era eso lo
que quería, no quiero seguir manipulando las emociones de las personas
-míralo de esta
manera: ahora eres una embajadora de paz, ¿te imaginas lo que tu mera presencia
lograría en zonas de conflicto? Muchísimas personas mueren sin experimentar ese
estado de felicidad, piensa nada más en lo que estás logrando en esta ciudad
justo ahora
Levanté mi mano
y llamé al mesero más cercano y pronuncié lentamente: -champán please- Zafiro
me miró entrecerrando sus ojos antes de dirigirse al joven en su lengua materna
y traducirle mi pedido
-lo ves,
míralos a todos, están genuinamente felices
-pero parecen
atontados
-yo veo que
continúan con sus vidas, solo que sin tanta prisa, están en paz, ya quiero ver
lo que logras en alguien depresivo
-ese es el
problema, es un estado inducido, no han llegado allí por sí mismos
-y eso qué, es
lo mejor que podría pasarles, quizá experimentarlo les ayude a transformar sus
vidas, deja de ver problemas donde no los hay
Justo en ese
momento llegó el joven con la botella de champán y un par de delicadas copas de
cristal cuya base estaba finamente labrada, le sonreí mientras él servía atento
una de las copas y se la pasaba a Zafiro, ella cual experta catadora hizo girar
el dorado líquido en la copa acercándola a su olfato con gesto concentrado y
probando solo un poco entre sus labios, ya sabía yo que lo hacía para guardar
las apariencias, pues su olfato podría conocer perfectamente la calidad del
licor sin sacarlo de la botella, pero aun así ella hizo una perfecta puesta en
escena antes de aprobar la cosecha y
pedir que nos sirvieran las copas espumantes.
La levanté para
brindar mirándola a los ojos con genuina alegría
-Por ti y por
la paz que traerás al mundo
Ella sonrió
para acercar su copa a la mía
-Por tu
compañía y apoyo, pues esto lo he logrado gracias a ti
-¡salud!-
dijimos al unísono mientras nuestras copas tintineaban y cruzábamos nuestras
miradas sonrientes.
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