De la cocina pasamos al comedor,
que estaba más acogedor a la luz del día, el inmenso cristal del balcón
permitía ver la exuberante vegetación del jardín, entonces por primera vez
sentí vergüenza de mi propia desnudez, a la luz del sol ella era como contemplar
una visión angélica, ese brillo en su piel tan sobrenatural me hizo sentir tan
pequeña que me senté con rapidez esperando que la silla y el mantel de la mesa
me cubrieran lo suficiente, Zafiro en cambio, con infinita delicadeza arreglaba
la mesa y servía mi desayuno, para ella, solo había dejado un vaso de zumo de
uvas. Al ver que no me atrevía a levantar la mirada se sonrió
-¿Ahora te has vuelto tímida Lisa?
Y también me había quedado muda,
sentía mis orejas arder, sabía que ya estaría más roja que un tomate
-jajajajajaja no lo puedo creer,
te has puesto roja… ya Lisa, mírame… ¿me vas a dejar el desayuno servido?
-No, solo que todo esto es
abrumador
-pues me encanta sorprenderte,
pero ahora la prioridad es que te alimentes, sé que te encantará
Y tenía razón, había una taza con
yogurt, fruta y cereal en otra taza, rodajas de pan con queso y bocadillo, una
porción de guiso de setas y un pequeño frasquito con miel
-mezcla el kéfir con el cereal,
es delicioso
-¿Que mezcle el qué?
-el kéfir, es la taza a tu derecha
-ah, creí que era yogurt
-pruébalo, sí, podría decirse que
es una especie de yogurt muy nutritivo
-mm es delicioso por sí solo, yo
a duras penas diferencio la leche del queso, mis conocimientos culinarios son
muy escasos, ahora ni me digas el nombre de este guiso, son hongos, ¿verdad?
-así es, son unas setas llam…
-no digas más, suficiente con su
sabor, creo que es porque tú eres una auténtica chef que todo te sabe tan
exquisito, pero déjame en la ignorancia culinaria por favor, hay algo más
importante que quiero saber, y no es precisamente el nombre de lo que me estoy
comiendo
-entiendo, pero te advierto que
puede ser muy largo
-tenemos todo el día, ¿o esperas
visitas?
-muy graciosa, aunque sí creo que
deberías reportarte, tu amigo Richard debe creer que te secuestré, podría estar
alertando al GAULA ¿no te parece?
-¡Richard!... ¡Dios!! Lo había
olvidado por completo, ¿Cómo es posible que te acuerdes de él? y tienes razón,
con lo paranoicos que estábamos hace unos días no me extraña que haya puesto la
denuncia, lo llamaré en cuanto termine de desayunar… mejor lo llamo ahora mismo.
Después de una llamada en la que
Richard me pedía minuciosamente un reporte, yo solo me limité a asegurarle que
Zafiro no era ninguna asesina en serie y que no tenía contactos con la mafia ni
la trata de personas, solo hasta que Richard estuvo lo suficientemente
convencido y calmado le pedí que no esperara llamada mía en las próximas horas,
y que en cuanto estuviera de vuelta le daría todas las explicaciones, después
de todo fui yo la que lo involucré en el asunto cuando pensaba que estaba en
riesgo con Zafiro.
-Listo, ya que no tengo nada de
qué preocuparme, por qué no me cuentas tu historia
-muy bien, señorita curiosa, te
lo contaré todo desde el principio
-Nací en el solsticio de invierno
del 470 A.C. al norte de Europa, en un bosque de lo que hoy es la frontera
entre Suecia y Finlandia, cercano a las costas del golfo de Botnia, mis padres
pertenecían a los Sterki, que en lengua escandinava significa fuerte, una tribu
semi nómada dedicada a la caza y la pesca, formaban parte de los antiguos
pueblos vikingos; en el momento de mi nacimiento la tribu se había asentado en
el corazón del bosque para pasar el invierno, era un hermoso claro rocoso en
medio del bosque, una fortaleza natural que nos mantenía a salvo de invasores y
depredadores indeseables, fui la séptima hija de mi madre, quien después de mí
no volvió a tener hijos, pues mi padre no quiso volver a tocarla.
-¿y eso por qué?
-yo nací totalmente albina y
nuestra tribu jamás había presenciado algo así, me creyeron un engendro
monstruoso y vergonzoso, lo desconocido siempre causa terror, afortunadamente
mis padres aunque aterrados, me dejaron con vida, pero me ocultaron de todos,
mi padre Orn dijo al pueblo que el bebé había nacido muerto y mi madre Siri
supo mantenerme oculta.
-debió ser difícil, digo, qué
bebé no llora los primeros meses de su vida, además, ¿no hubo una partera
asistiendo a tu madre?
-por fortuna no, esa noche cayó
una aterradora tormenta de nieve, mi madre era una de las curanderas jóvenes de
la tribu, así que supo arreglárselas por sí misma, no pongas esa cara, ella era
una mujer fuerte
-bueno, es que me parece
impresionante que tu madre no tuviera asistencia en el parto
-ya tenía práctica con sus
primeros seis hijos, así que sabía perfectamente qué debía hacer, y bueno, en
cuanto a lo de los bebés llorones creo que no di tanto ese espectáculo, tenía
una hermana de apenas un año para achacarle cualquier ruido infantil que se
oyera, todos mis hermanos eran pequeños, el mayor no tenía más que 8 años,
habían nacido muy seguidos, en algunos la diferencia era apenas de meses, así
que era el lugar perfecto para ocultar un recién nacido más, para cuando pasó el
invierno y mi madre volvió a sus relaciones sociales yo ya tenía 3 meses.
A medida que fui creciendo mis
padres pasaron del horror inicial a tenerme verdadero amor, me llamaron Skadi
como la diosa del invierno no solo por la blancura de mi cuerpo, el haber
nacido en invierno y la tormenta de aquella noche eran signos más que evidentes,
mi despigmentación era total, mis ojos eran rosáceos y muy sensibles a la luz,
lo cual los convenció de que haber ocultado mi existencia había sido la mejor
decisión, temían el daño que me causarían los de la tribu si me vieran pues era
seguro que si no los aterraba mi total blancura lo haría mis ojos rojos.
Yo era la predilecta, el tesoro
oculto de la familia, mis hermanos aprendieron a jamás nombrarme fuera de casa,
nadie en la tribu supo de mi existencia. Al nunca salir de casa me convertí en
la prolongación de las manos de mi madre, lo aprendí todo de ella, me volví
experta en costura, cocina y hierbas
-¿y nunca tuviste curiosidad del
mundo fuera de tu casa?
-si, por supuesto, ¿qué niño no
es curioso? Pero era muy intuitiva y sabía que pondría en peligro a mi familia
si algún extraño llegara a verme. Además tenía mi propio sistema para conocer
el mundo, era experta en camuflaje, si llegaban visitas podía estar
perfectamente en la sala sin que notaran mi presencia y sabía cómo observar sin
ser vista haciendo sutiles agujeros en las paredes de tabla o pieles según el
caso.
Así crecí hasta tener 15 años, yo
era el hada blanca de la familia, mi madre y yo éramos una, así que todos
contaban conmigo, me sabía amada y yo los amaba y era inmensamente feliz de ser
tan útil dentro de casa.
Mi hermana mayor se había casado
hacía cuatro años, tres de mis hermanos varones ya tenían sus esposas, así que
solo quedábamos los tres menores en casa, mi hermano Argus de 17, la pequeña
Anneke de 16 y yo que ya tenía 15, aunque mi hermana estaba pedida en
matrimonio por uno de los hijos del jefe de la tribu, permanecería en casa
hasta el primer novilunio de la siguiente primavera, cuando se casarían;
mi hermano en cambio era la sombra de mi padre y el asunto de una esposa lo
tenía sin cuidado, su pasión era la cacería y tenía el orgullo de ser el mejor
arquero de la tribu.
Al inicio de ese otoño la tribu
volvió a mi bosque natal, era la tercera vez en mi vida que regresaba a mi
bosque favorito, muchas cosas habían cambiado en la tribu, la mayor parte del
pueblo aprobaba la idea de asentarnos allí definitivamente, pues las
confrontaciones con otros pueblos que defendían fieramente sus territorios
habían dejado muchas bajas, era imperiosa una recuperación después de tantas
guerras y aquel era un bosque que perfectamente podíamos reclamar como nuestro,
era ideal para la caza, habían abundantes manantiales y un hermoso acceso al
mar, aquel territorio era nuestro hogar, amábamos cada roca y árbol de ese
bosque, así que el regreso de la tribu ese otoño significó el asentamiento
definitivo de nuestro pueblo.
-ven, vamos a otro lugar más
cómodo
Se levantó de la mesa y me
ofreció su mano, en cuanto la tomé me llevó a la sala donde la noche anterior
di mi show con la bebida, puso música suave y me ofreció una copa, ella tenía
otra en su mano
-no te preocupes, es solo zumo de
arándanos, no creo que quieras probar el vino por mucho tiempo, ¿verdad?
-así es, tu historia es tan
fascinante que no quisiera perdérmela por culpa del alcohol
Ella solo sonrió, nos acomodamos
en los dos sillones y ella continuó contándome
-Para mí también fue decisivo ese
otoño. Como te dije, solo quedábamos los tres hermanos menores, mi hermano
había salido en una excursión de caza con mi padre y la mayoría de hombres que
quedaban en la tribu, mi madre enfermó de bronquitis y mi hermana y yo nos
esmerábamos en atenderla para que se recuperara pronto, pero se nos acabaron
las hierbas de su medicina, yo era quien mejor conocía qué plantas eran las indicadas
así que tenía que ir a buscarlas, era mi primera vez cosechando las hierbas
medicinales y estaba emocionada, esperé hasta el ocaso para ocultarme de todos
y salir al bosque.
Me adentré hasta llegar a un
pequeño manantial donde estaba lo que yo necesitaba, comencé mi labor
recolectora seleccionando con cuidado las plantas, entonces un hermoso venado
se acercó a beber, siempre los había visto muertos cuando mi padre llegaba de
caza y llevaba uno para alimentarnos, así que verlo vivo me causó una gran
impresión, era hermoso y sus ojos parecían inteligentes, casi detuve mi
respiración, me levanté y el animal no pareció inquietarse con mi presencia, me
devolvió la mirada y se alejó lentamente, embelesada como estaba no me di
cuenta que lo seguía hasta que se detuvo y volvió a mirarme, había seguido al
venado por el bosque y ahora estaba desorientada, no sabía cómo encontrar el
camino de regreso, entonces hizo algo increíble, trotó en círculo en torno a mí
dando tres vueltas y luego desapareció entre los árboles, yo corrí tras
su rastro y lo que encontré fue una hermosa laguna circular en medio del
bosque, la luna ya se había levantado lo suficiente y el agua reflejaba su luz
como un espejo, ante aquella impresión di un paso en falso y resbalé en el
agua, era poco profunda, pero mis pies se hundían en el barro del fondo,
intenté salir pero me hundí aún más, el fondo en el que me apoyaba era arena
movediza, asustada me movía desesperada hundiéndome hasta tener el agua al
cuello, entones vi una figura de pie sobre una roca en la orilla, se quitó su
capa, la puso sobre la roca y se sentó en ella, sacó un pequeño instrumento de
viento entre sus manos y comenzó a tocar una melodía triste, tocó por un minuto
y luego levantó su voz, era la voz de una anciana, hablando como lo hacían los
oráculos dijo:
-“profanaste el estanque sagrado
de la diosa Idunn, pero tienes un corazón puro y además eres la séptima hija de
la séptima hija, de la séptima hija de una madre que estuvo al servicio de la
diosa, un noble linaje de völvas que han transmitido su sabiduría de madre a
hija por tres generaciones pero en ti morirá, pues estás marcada por los dioses
desde que naciste y no tendrás descendencia, en atención a todo ello la diosa
te perdona la vida y te ofrece la inmortalidad. Te encontrará tu padre al
amanecer y permanecerás en tu familia tres años más, en el solsticio de
invierno del décimo octavo año de tu nacimiento recibirás el beso de la diosa,
caerás enferma al amanecer y morirás con el ocaso ante los ojos de tu familia,
pero realmente solo dormirás durante tres días, al amanecer del tercer día
despertarás y saldrás de tu tumba, nada podrá dañarte pero no pertenecerás más
al mundo de los hombres, no se acercarán a ti, ni tú a ellos pues ella es la
diosa de los bosques y ése será tu lugar para siempre”
Luego siguió tocando su música
hasta el amanecer, cuando desapareció.
A los pocos segundos llegó mi
padre seguido por mi hermano y me sacaron del agua, estaba helada y temblorosa
debido a la hipotermia, me llevaron a casa y con sorpresa encontré a mi madre
sin rastro alguno de la enfermedad que la tenía postrada hasta la noche
anterior, caminaba de un lado a otro visiblemente preocupada por mí, pero
estuve inconsciente hasta que entré en calor, días después me contaron que a
las pocas horas de haber salido en busca de hierbas ella se había mejorado,
casi al mismo tiempo en que caí en el lago, momentos después mi padre y mi
hermano habían vuelto a casa y mi madre los envió a buscarme, estuvieron
rondando el bosque hasta el amanecer cuando me encontraron en el lago, me
llevaron a casa y estuve convaleciente por unos días.
Bebió de su copa y yo contuve la
respiración, probé el zumo de mi copa que había permanecido intacto dese que
nos sentamos, pero ni su aroma y dulce sabor me distrajo, a medida que Zafiro
hablaba podía visualizar en mi mente todo lo que me iba describiendo, no puedo
negar que la música que ambientaba la sala favorecía el momento, ella,
mirándome a los ojos continuó
-Pero todo sucedió tal como lo
dijo la anciana. El día de mi décimo octavo cumpleaños caí enferma al amanecer
y “morí” al anochecer, yo estuve consciente todo el tiempo, solo que no podía
mover un solo músculo y mi temperatura corporal descendió a tal punto que me
dieron por muerta, no sentían mi pulso ni mi respiración, lo que convenció a
mis padres de lo peor, mi madre no se apartó de mí, me abrazó toda la noche y
el día siguiente llorando mi muerte y yo trataba por todos los medios de gritar
o hacer el más pequeño movimiento para decirles que seguía viva pero fue
imposible, ese día llegaron mis demás hermanos y todos se echaban sobre mí llorando,
fue aterrador.
Al anochecer me sacaron en
secreto de casa y me llevaron a una cueva cerca del lugar donde me había
extraviado hacía tres años, allí me acostaron en el suelo de rocas y taparon la
entrada con piedras.
Mi madre regresó al amanecer y
permaneció junto a la tumba todo el día, escuchaba los ruegos de mis hermanos
pidiéndole que regresara a casa pero ella se negaba a abandonarme hasta que por
fin al acercarse el ocaso regresó con ellos.
Por supuesto lo que me había
ocurrido era que había entrado en un profundo estado de catatonia, mi
consciencia permaneció lúcida pero no era dueña de mi cuerpo, fue durante esas
largas horas cuando se operó mi cambio.
En cuanto estuve rígida pude
sentir cómo mi cuerpo empezaba a transformarse comenzando desde mi corazón, era
una sensación similar a la que experimentas en la boca cuando pruebas el
mentol, imagínate esa sensación extendiéndose lentamente desde tu corazón por
cada uno de tus órganos internos, así como una intensa lucidez mental tomando
consciencia de cada célula que aquella sensación iba tocando, agudizó todos mis
sentidos, el oído y el olfato fueron los que pude ejercer durante aquellas
horas, percibiendo el aroma de todo cuanto me rodeaba y oyendo desde las hormigas
y gusanos que se movían por el suelo, hasta la respiración de una manada de
alces a cientos de kilómetros, para cuando llegó a mi piel la sensación era
mucho más intensa, pero ya estaba en la tumba, así que nadie pudo verlo,
finalizó tal y como lo había dicho la anciana, al amanecer del tercer día.
Mi madre había puesto un objeto
irregular entre mis manos, en cuanto lo hizo quise saber de qué se trataba, así
que al abrir mis ojos lo primero que hice fue observar detenidamente lo que
tenía entre mis dedos, era uno de sus collares que nunca se quitaba, una
elaborada trenza de cuero con una piedra azul del tamaño de la palma de mi
mano, el regalo de bodas de su madre, que a su vez había recibido de su madre,
conocía la larga tradición de aquella piedra en mi linaje materno, mi madre me
lo había dejado como ofrenda mortuoria, así que no pude contener el llanto…
Gruesas lágrimas bajaban por las
mejillas de Zafiro visiblemente conmovida
-lo siento, eres la primera
persona a quien le cuento mi origen, las lágrimas son inevitables
-No tienes por qué disculparte,
para mí es un inmenso honor escucharte
-Aquella piedra era un Zafiro sin
tallar que mi tatarabuela había recibido de la diosa Idunn cuando fue a dejarle
una cesta de manzanas junto a un pino sagrado, recibiendo la orden de
transmitirlo siempre al séptimo fruto de su vientre por todas las generaciones
venideras y que según la palabra de la diosa serían siempre mujeres, asegurando
así la benevolencia de los dioses.
Efectivamente la profecía se
cumplía, el séptimo parto era siempre una niña, es por eso que la
piedra había pasado de la séptima hija a la séptima hija por tres generaciones,
mi madre había decidido dárselo a mi hermana Anneke el día de su boda, pues yo
era la séptima pero al no existir para la tribu no me casaría y al no tener
otra hija después de mí le correspondía a la sexta quien era mujer y ella
continuaría la tradición, es por eso que ver aquella joya entre mis manos
significó tanto para mí, era la más preciada herencia de mi madre.
Cuando me calmé busqué la manera
de salir de la tumba, cosa que no fue tan difícil, me bastó con empujar
levemente el centro de la pared de piedras y éstas se derrumbaron en el acto,
estaba segura de que mi madre estaba por llegar y salí a su encuentro, pero la
tenue luz del alba me permitió verme a mí misma, pude notar el evidente cambio
en el color de mi piel, mírame.
Se levantó y se llevó las manos a
su cabeza, despojándose de la peluca negra que aún llevaba, solo entonces me
percaté de ello, ¿cómo era que no se le había caído en toda la noche? La dejó
caer al suelo y dio una graciosa vuelta dejando su auténtico cabello caer sobre
su espalda, era de un hermoso tono violeta profundo, y como su piel, brillaba
con la luz. Me quedé boquiabierta.
-waoo tu… tu cabello…
No pude resistirme más y me
acerqué a ella para tocar aquella maravilla violeta
-es… tan hermoso y… suave
-Gracias, pero éste es el aspecto
con el que salí de la tumba, no tenía un espejo, pero con solo ver mis manos
tuve suficiente para saber que mi madre se aterraría al verme
-sí, lo imagino, primero albina y
ahora azul, pero ella te creía muerta, tal vez pensaría que eras tu propio
fantasma o algo por el estilo
-tienes razón, ella creyó que lo
que veía era mi espíritu, por eso al contrario de lo que yo creía, no se aterró
sino que se alegró al verme y corrió hacia mí, pero al abrazarme supo que no
era solo un espíritu. Ella también era inmune a mí, después de ella, solo tú
has podido estar tan cerca de mí como para tocarme.
Como un acto reflejo envolví su
cintura con mis brazos pegando su espalda a mi pecho y le susurré al oído
-me encanta ser inmune
-a mí también me alegra que lo
seas, pero ahora siéntate, que aún no he terminado de contarte todo
Buenoo... mi querida Karito me he demorado un poco con este capitulo, espero lo disfrutes
ResponderEliminarNoooooooo porque lo cortas asi???? Debo admitir que en este capitulo me gustaron muchas cosas. Primero el desayuno jaja, segundo me paso lo mismo que a Lis... me transporte a lo q contaba Zafiro y tercero y lo mas increible... tienes una imaginación espectacular!!!! Todo lo narras con lujo de detalles.
ResponderEliminarPor fis :( no demores el otro capitulo. Esta super la historia ya me enamore de Zafiro... yo quiero una asi que sea inmortal, que solo pueda estar cerca a mi y que cocine deli.
Un abrazo.
tan hermosa tu!! gracias por comentar, espero poder subir pronto el siguiente capítulo, ya estoy trabajando en él
ResponderEliminarHermosa yo?? No srta. Hermosa esa imaginación. Quedo a la espera del próximo capítulo. Con muchas ansias. .. como siempre.
ResponderEliminarjajajaja, si seguimos así esto va a parecer un chat!!! pero debo decir que me alegran mucho tus comentarios, estoy haciendo todo lo posible para que esta vez no tengas que esperar tanto ;)
EliminarJajaja, uyy si que pena contigo... no soy una acosadora ni nada... solo que hay cuatro historias que estoy leyendo que me gustan mucho y pues obviamente esta es una de ellas (carita sonrojada)
Eliminaraw qué lindo, es un honor que mi historia esté entre tus favoritas, y no te sonrojes, porque te cuento un secreto: (en este mismo momento estoy escribiendo el siguiente capítulo)
EliminarJajajajaja no es justo!!! Ahora me la voy a pasar todo el día entrando a ver si ya lo pusiste ( asi como hice desde diciembre esperando este). Tu si que sabes como antojar.
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