jueves, 30 de enero de 2014

Zafiro 9

De la cocina pasamos al comedor, que estaba más acogedor a la luz del día, el inmenso cristal del balcón permitía ver la exuberante vegetación del jardín, entonces por primera vez sentí vergüenza de mi propia desnudez, a la luz del sol ella era como contemplar una visión angélica, ese brillo en su piel tan sobrenatural me hizo sentir tan pequeña que me senté con rapidez esperando que la silla y el mantel de la mesa me cubrieran lo suficiente, Zafiro en cambio, con infinita delicadeza arreglaba la mesa y servía mi desayuno, para ella, solo había dejado un vaso de zumo de uvas. Al ver que no me atrevía a levantar la mirada se sonrió

-¿Ahora te has vuelto tímida Lisa?

Y también me había quedado muda, sentía mis orejas arder, sabía que ya estaría más roja que un tomate

-jajajajajaja no lo puedo creer, te has puesto roja… ya Lisa, mírame… ¿me vas a dejar el desayuno servido?

-No, solo que todo esto es abrumador

-pues me encanta sorprenderte, pero ahora la prioridad es que te alimentes, sé que te encantará

Y tenía razón, había una taza con yogurt, fruta y cereal en otra taza, rodajas de pan con queso y bocadillo, una porción de guiso de setas y un pequeño frasquito con miel

-mezcla el kéfir con el cereal, es delicioso

-¿Que mezcle el qué?

-el kéfir, es la taza a tu derecha

-ah, creí que era yogurt

-pruébalo, sí, podría decirse que es una especie de yogurt muy nutritivo

-mm es delicioso por sí solo, yo a duras penas diferencio la leche del queso, mis conocimientos culinarios son muy escasos, ahora ni me digas el nombre de este guiso, son hongos, ¿verdad?

-así es, son unas setas llam…

-no digas más, suficiente con su sabor, creo que es porque tú eres una auténtica chef que todo te sabe tan exquisito, pero déjame en la ignorancia culinaria por favor, hay algo más importante que quiero saber, y no es precisamente el nombre de lo que me estoy comiendo

-entiendo, pero te advierto que puede ser muy largo

-tenemos todo el día, ¿o esperas visitas?

-muy graciosa, aunque sí creo que deberías reportarte, tu amigo Richard debe creer que te secuestré, podría estar alertando al GAULA ¿no te parece?

-¡Richard!... ¡Dios!! Lo había olvidado por completo, ¿Cómo es posible que te acuerdes de él? y tienes razón, con lo paranoicos que estábamos hace unos días no me extraña que haya puesto la denuncia, lo llamaré en cuanto termine de desayunar… mejor lo llamo ahora mismo.

Después de una llamada en la que Richard me pedía minuciosamente un reporte, yo solo me limité a asegurarle que Zafiro no era ninguna asesina en serie y que no tenía contactos con la mafia ni la trata de personas, solo hasta que Richard estuvo lo suficientemente convencido y calmado le pedí que no esperara llamada mía en las próximas horas, y que en cuanto estuviera de vuelta le daría todas las explicaciones, después de todo fui yo la que lo involucré en el asunto cuando pensaba que estaba en riesgo con Zafiro.

-Listo, ya que no tengo nada de qué preocuparme, por qué no me cuentas tu historia

-muy bien, señorita curiosa, te lo contaré todo desde el principio

-Nací en el solsticio de invierno del 470 A.C. al norte de Europa, en un bosque de lo que hoy es la frontera entre Suecia y Finlandia, cercano a las costas del golfo de Botnia, mis padres pertenecían a los Sterki, que en lengua escandinava significa fuerte, una tribu semi nómada dedicada a la caza y la pesca, formaban parte de los antiguos pueblos vikingos; en el momento de mi nacimiento la tribu se había asentado en el corazón del bosque para pasar el invierno, era un hermoso claro rocoso en medio del bosque, una fortaleza natural que nos mantenía a salvo de invasores y depredadores indeseables, fui la séptima hija de mi madre, quien después de mí no volvió a tener hijos, pues mi padre no quiso volver a tocarla.

-¿y eso por qué?

-yo nací totalmente albina y nuestra tribu jamás había presenciado algo así, me creyeron un engendro monstruoso y vergonzoso, lo desconocido siempre causa terror, afortunadamente mis padres aunque aterrados, me dejaron con vida, pero me ocultaron de todos, mi padre Orn dijo al pueblo que el bebé había nacido muerto y mi madre Siri supo mantenerme oculta.

-debió ser difícil, digo, qué bebé no llora los primeros meses de su vida, además, ¿no hubo una partera asistiendo a tu madre?

-por fortuna no, esa noche cayó una aterradora tormenta de nieve, mi madre era una de las curanderas jóvenes de la tribu, así que supo arreglárselas por sí misma, no pongas esa cara, ella era una mujer fuerte

-bueno, es que me parece impresionante que tu madre no tuviera asistencia en el parto

-ya tenía práctica con sus primeros seis hijos, así que sabía perfectamente qué debía hacer, y bueno, en cuanto a lo de los bebés llorones creo que no di tanto ese espectáculo, tenía una hermana de apenas un año para achacarle cualquier ruido infantil que se oyera, todos mis hermanos eran pequeños, el mayor no tenía más que 8 años, habían nacido muy seguidos, en algunos la diferencia era apenas de meses, así que era el lugar perfecto para ocultar un recién nacido más, para cuando pasó el invierno y mi madre volvió a sus relaciones sociales yo ya tenía 3 meses.
A medida que fui creciendo mis padres pasaron del horror inicial a tenerme verdadero amor, me llamaron Skadi como la diosa del invierno no solo por la blancura de mi cuerpo, el haber nacido en invierno y la tormenta de aquella noche eran signos más que evidentes, mi despigmentación era total, mis ojos eran rosáceos y muy sensibles a la luz, lo cual los convenció de que haber ocultado mi existencia había sido la mejor decisión, temían el daño que me causarían los de la tribu si me vieran pues era seguro que si no los aterraba mi total blancura lo haría mis ojos rojos.
Yo era la predilecta, el tesoro oculto de la familia, mis hermanos aprendieron a jamás nombrarme fuera de casa, nadie en la tribu supo de mi existencia. Al nunca salir de casa me convertí en la prolongación de las manos de mi madre, lo aprendí todo de ella, me volví experta en costura, cocina y hierbas

-¿y nunca tuviste curiosidad del mundo fuera de tu casa?

-si, por supuesto, ¿qué niño no es curioso? Pero era muy intuitiva y sabía que pondría en peligro a mi familia si algún extraño llegara a verme. Además tenía mi propio sistema para conocer el mundo, era experta en camuflaje, si llegaban visitas podía estar perfectamente en la sala sin que notaran mi presencia y sabía cómo observar sin ser vista haciendo sutiles agujeros en las paredes de tabla o pieles según el caso.
Así crecí hasta tener 15 años, yo era el hada blanca de la familia, mi madre y yo éramos una, así que todos contaban conmigo, me sabía amada y yo los amaba y era inmensamente feliz de ser tan útil dentro de casa.
Mi hermana mayor se había casado hacía cuatro años, tres de mis hermanos varones ya tenían sus esposas, así que solo quedábamos los tres menores en casa, mi hermano Argus de 17, la pequeña Anneke de 16 y yo que ya tenía 15, aunque mi hermana estaba pedida en matrimonio por uno de los hijos del jefe de la tribu, permanecería en casa hasta el primer novilunio de la siguiente primavera, cuando se casarían;   mi hermano en cambio era la sombra de mi padre y el asunto de una esposa lo tenía sin cuidado, su pasión era la cacería y tenía el orgullo de ser el mejor arquero de la tribu.
Al inicio de ese otoño la tribu volvió a mi bosque natal, era la tercera vez en mi vida que regresaba a mi bosque favorito, muchas cosas habían cambiado en la tribu, la mayor parte del pueblo aprobaba la idea de asentarnos allí definitivamente, pues las confrontaciones con otros pueblos que defendían fieramente sus territorios habían dejado muchas bajas, era imperiosa una recuperación después de tantas guerras y aquel era un bosque que perfectamente podíamos reclamar como nuestro, era ideal para la caza, habían abundantes manantiales y un hermoso acceso al mar, aquel territorio era nuestro hogar, amábamos cada roca y árbol de ese bosque, así que el regreso de la tribu ese otoño significó el asentamiento definitivo de nuestro pueblo.

-ven, vamos a otro lugar más cómodo

Se levantó de la mesa y me ofreció su mano, en cuanto la tomé me llevó a la sala donde la noche anterior di mi show con la bebida, puso música suave y me ofreció una copa, ella tenía otra en su mano

-no te preocupes, es solo zumo de arándanos, no creo que quieras probar el vino por mucho tiempo, ¿verdad?

-así es, tu historia es tan fascinante que no quisiera perdérmela por culpa del alcohol

Ella solo sonrió, nos acomodamos en los dos sillones y ella continuó contándome

-Para mí también fue decisivo ese otoño. Como te dije, solo quedábamos los tres hermanos menores, mi hermano había salido en una excursión de caza con mi padre y la mayoría de hombres que quedaban en la tribu, mi madre enfermó de bronquitis y mi hermana y yo nos esmerábamos en atenderla para que se recuperara pronto, pero se nos acabaron las hierbas de su medicina, yo era quien mejor conocía qué plantas eran las indicadas así que tenía que ir a buscarlas, era mi primera vez cosechando las hierbas medicinales y estaba emocionada, esperé hasta el ocaso para ocultarme de todos y salir al bosque.
Me adentré hasta llegar a un pequeño manantial donde estaba lo que yo necesitaba, comencé mi labor recolectora seleccionando con cuidado las plantas, entonces un hermoso venado se acercó a beber, siempre los había visto muertos cuando mi padre llegaba de caza y llevaba uno para alimentarnos, así que verlo vivo me causó una gran impresión, era hermoso y sus ojos parecían inteligentes, casi detuve mi respiración, me levanté y el animal no pareció inquietarse con mi presencia, me devolvió la mirada y se alejó lentamente, embelesada como estaba no me di cuenta que lo seguía hasta que se detuvo y volvió a mirarme, había seguido al venado por el bosque y ahora estaba desorientada, no sabía cómo encontrar el camino de regreso, entonces hizo algo increíble, trotó en círculo en torno a mí dando tres vueltas y luego desapareció entre los árboles, yo corrí  tras su rastro y lo que encontré fue una hermosa laguna circular en medio del bosque, la luna ya se había levantado lo suficiente y el agua reflejaba su luz como un espejo, ante aquella impresión di un paso en falso y resbalé en el agua, era poco profunda, pero mis pies se hundían en el barro del fondo, intenté salir pero me hundí aún más, el fondo en el que me apoyaba era arena movediza, asustada me movía desesperada hundiéndome hasta tener el agua al cuello, entones vi una figura de pie sobre una roca en la orilla, se quitó su capa, la puso sobre la roca y se sentó en ella, sacó un pequeño instrumento de viento entre sus manos y comenzó a tocar una melodía triste, tocó por un minuto y luego levantó su voz, era la voz de una anciana, hablando como lo hacían los oráculos dijo:

-“profanaste el estanque sagrado de la diosa Idunn, pero tienes un corazón puro y además eres la séptima hija de la séptima hija, de la séptima hija de una madre que estuvo al servicio de la diosa, un noble linaje de völvas que han transmitido su sabiduría de madre a hija por tres generaciones pero en ti morirá, pues estás marcada por los dioses desde que naciste y no tendrás descendencia, en atención a todo ello la diosa te perdona la vida y te ofrece la inmortalidad. Te encontrará tu padre al amanecer y permanecerás en tu familia tres años más, en el solsticio de invierno del décimo octavo año de tu nacimiento recibirás el beso de la diosa, caerás enferma al amanecer y morirás con el ocaso ante los ojos de tu familia, pero realmente solo dormirás durante tres días, al amanecer del tercer día despertarás y saldrás de tu tumba, nada podrá dañarte pero no pertenecerás más al mundo de los hombres, no se acercarán a ti, ni tú a ellos pues ella es la diosa de los bosques y ése será tu lugar para siempre”

Luego siguió tocando su música hasta el amanecer, cuando desapareció.
A los pocos segundos llegó mi padre seguido por mi hermano y me sacaron del agua, estaba helada y temblorosa debido a la hipotermia, me llevaron a casa y con sorpresa encontré a mi madre sin rastro alguno de la enfermedad que la tenía postrada hasta la noche anterior, caminaba de un lado a otro visiblemente preocupada por mí, pero estuve inconsciente hasta que entré en calor, días después me contaron que a las pocas horas de haber salido en busca de hierbas ella se había mejorado, casi al mismo tiempo en que caí en el lago, momentos después mi padre y mi hermano habían vuelto a casa y mi madre los envió a buscarme, estuvieron rondando el bosque hasta el amanecer cuando me encontraron en el lago, me llevaron a casa y estuve convaleciente por unos días.

Bebió de su copa y yo contuve la respiración, probé el zumo de mi copa que había permanecido intacto dese que nos sentamos, pero ni su aroma y dulce sabor me distrajo, a medida que Zafiro hablaba podía visualizar en mi mente todo lo que me iba describiendo, no puedo negar que la música que ambientaba la sala favorecía el momento, ella, mirándome a los ojos continuó

-Pero todo sucedió tal como lo dijo la anciana. El día de mi décimo octavo cumpleaños caí enferma al amanecer y “morí” al anochecer, yo estuve consciente todo el tiempo, solo que no podía mover un solo músculo y mi temperatura corporal descendió a tal punto que me dieron por muerta, no sentían mi pulso ni mi respiración, lo que convenció a mis padres de lo peor, mi madre no se apartó de mí, me abrazó toda la noche y el día siguiente llorando mi muerte y yo trataba por todos los medios de gritar o hacer el más pequeño movimiento para decirles que seguía viva pero fue imposible, ese día llegaron mis demás hermanos y todos se echaban sobre mí llorando, fue aterrador. 
Al anochecer me sacaron en secreto de casa y me llevaron a una cueva cerca del lugar donde me había extraviado hacía tres años, allí me acostaron en el suelo de rocas y taparon la entrada con piedras. 
Mi madre regresó al amanecer y permaneció junto a la tumba todo el día, escuchaba los ruegos de mis hermanos pidiéndole que regresara a casa pero ella se negaba a abandonarme hasta que por fin al acercarse el ocaso regresó con ellos.
Por supuesto lo que me había ocurrido era que había entrado en un profundo estado de catatonia, mi consciencia permaneció lúcida pero no era dueña de mi cuerpo, fue durante esas largas horas cuando se operó mi cambio. 
En cuanto estuve rígida pude sentir cómo mi cuerpo empezaba a transformarse comenzando desde mi corazón, era una sensación similar a la que experimentas en la boca cuando pruebas el mentol, imagínate esa sensación extendiéndose lentamente desde tu corazón por cada uno de tus órganos internos, así como una intensa lucidez mental tomando consciencia de cada célula que aquella sensación iba tocando, agudizó todos mis sentidos, el oído y el olfato fueron los que pude ejercer durante aquellas horas, percibiendo el aroma de todo cuanto me rodeaba y oyendo desde las hormigas y gusanos que se movían por el suelo, hasta la respiración de una manada de alces a cientos de kilómetros, para cuando llegó a mi piel la sensación era mucho más intensa, pero ya estaba en la tumba, así que nadie pudo verlo, finalizó tal y como lo había dicho la anciana, al amanecer del tercer día.
Mi madre había puesto un objeto irregular entre mis manos, en cuanto lo hizo quise saber de qué se trataba, así que al abrir mis ojos lo primero que hice fue observar detenidamente lo que tenía entre mis dedos, era uno de sus collares que nunca se quitaba, una elaborada trenza de cuero con una piedra azul del tamaño de la palma de mi mano, el regalo de bodas de su madre, que a su vez había recibido de su madre, conocía la larga tradición de aquella piedra en mi linaje materno, mi madre me lo había dejado como ofrenda mortuoria, así que no pude contener el llanto…

Gruesas lágrimas bajaban por las mejillas de Zafiro visiblemente conmovida

-lo siento, eres la primera persona a quien le cuento mi origen, las lágrimas son inevitables

-No tienes por qué disculparte, para mí es un inmenso honor escucharte

-Aquella piedra era un Zafiro sin tallar que mi tatarabuela había recibido de la diosa Idunn cuando fue a dejarle una cesta de manzanas junto a un pino sagrado, recibiendo la orden de transmitirlo siempre al séptimo fruto de su vientre por todas las generaciones venideras y que según la palabra de la diosa serían siempre mujeres, asegurando así la benevolencia de los dioses. 
Efectivamente la profecía se cumplía, el séptimo parto era siempre una niña, es por eso que la piedra había pasado de la séptima hija a la séptima hija por tres generaciones, mi madre había decidido dárselo a mi hermana Anneke el día de su boda, pues yo era la séptima pero al no existir para la tribu no me casaría y al no tener otra hija después de mí le correspondía a la sexta quien era mujer y ella continuaría la tradición, es por eso que ver aquella joya entre mis manos significó tanto para mí, era la más preciada herencia de mi madre.
Cuando me calmé busqué la manera de salir de la tumba, cosa que no fue tan difícil, me bastó con empujar levemente el centro de la pared de piedras y éstas se derrumbaron en el acto, estaba segura de que mi madre estaba por llegar y salí a su encuentro, pero la tenue luz del alba me permitió verme a mí misma, pude notar el evidente cambio en el color de mi piel, mírame.

Se levantó y se llevó las manos a su cabeza, despojándose de la peluca negra que aún llevaba, solo entonces me percaté de ello, ¿cómo era que no se le había caído en toda la noche? La dejó caer al suelo y dio una graciosa vuelta dejando su auténtico cabello caer sobre su espalda, era de un hermoso tono violeta profundo, y como su piel, brillaba con la luz. Me quedé boquiabierta.

-waoo tu… tu cabello…

No pude resistirme más y me acerqué a ella para tocar aquella maravilla violeta

-es… tan hermoso y… suave

-Gracias, pero éste es el aspecto con el que salí de la tumba, no tenía un espejo, pero con solo ver mis manos tuve suficiente para saber que mi madre se aterraría al verme

-sí, lo imagino, primero albina y ahora azul, pero ella te creía muerta, tal vez pensaría que eras tu propio fantasma o algo por el estilo

-tienes razón, ella creyó que lo que veía era mi espíritu, por eso al contrario de lo que yo creía, no se aterró sino que se alegró al verme y corrió hacia mí, pero al abrazarme supo que no era solo un espíritu. Ella también era inmune a mí, después de ella, solo tú has podido estar tan cerca de mí como para tocarme.

Como un acto reflejo envolví su cintura con mis brazos pegando su espalda a mi pecho y le susurré al oído

-me encanta ser inmune

-a mí también me alegra que lo seas, pero ahora siéntate, que aún no he terminado de contarte todo


8 comentarios:

  1. Buenoo... mi querida Karito me he demorado un poco con este capitulo, espero lo disfrutes

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  2. Noooooooo porque lo cortas asi???? Debo admitir que en este capitulo me gustaron muchas cosas. Primero el desayuno jaja, segundo me paso lo mismo que a Lis... me transporte a lo q contaba Zafiro y tercero y lo mas increible... tienes una imaginación espectacular!!!! Todo lo narras con lujo de detalles.

    Por fis :( no demores el otro capitulo. Esta super la historia ya me enamore de Zafiro... yo quiero una asi que sea inmortal, que solo pueda estar cerca a mi y que cocine deli.

    Un abrazo.

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  3. tan hermosa tu!! gracias por comentar, espero poder subir pronto el siguiente capítulo, ya estoy trabajando en él

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  4. Hermosa yo?? No srta. Hermosa esa imaginación. Quedo a la espera del próximo capítulo. Con muchas ansias. .. como siempre.

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    1. jajajaja, si seguimos así esto va a parecer un chat!!! pero debo decir que me alegran mucho tus comentarios, estoy haciendo todo lo posible para que esta vez no tengas que esperar tanto ;)

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    2. Jajaja, uyy si que pena contigo... no soy una acosadora ni nada... solo que hay cuatro historias que estoy leyendo que me gustan mucho y pues obviamente esta es una de ellas (carita sonrojada)

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    3. aw qué lindo, es un honor que mi historia esté entre tus favoritas, y no te sonrojes, porque te cuento un secreto: (en este mismo momento estoy escribiendo el siguiente capítulo)

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    4. Jajajajaja no es justo!!! Ahora me la voy a pasar todo el día entrando a ver si ya lo pusiste ( asi como hice desde diciembre esperando este). Tu si que sabes como antojar.

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