-Pasado el primer momento de alegría mi madre quiso comprender,
entonces le conté lo que me había sucedido aquella noche al caer en el
estanque, ella me reclamó por haberle ocultado algo tan importante, pero yo no
lo veía así, no le di mucha trascendencia a la aparición de la anciana, estaba
más centrada en encontrar la manera de salir del agua que en las enigmáticas
palabras de aquella aparición, sin embargo hasta el día de mi décimo octavo cumpleaños
supe que había subestimado el oráculo.
Como no terminaba de convencerla tuve que levarla a mi tumba,
entramos en ella y le mostré las flores y mortajas conque me habían sepultado y
le pedí que fuera ella quien me pusiera su collar, estábamos en la entrada de
la tumba discutiendo la mejor manera de decírselo al resto de la familia cuando
llegaron mis hermanos en busca de mi madre, pero ellos en cuanto estuvieron
cerca huyeron despavoridos, reacción que creí que se debía al ver mi nuevo
aspecto, mi madre me pidió que me quedara en la cueva-sepulcro y corrió tras
ellos.
Contra toda mi voluntad le obedecí a mi madre y me senté en las
piedras que momentos antes había derrumbado al salir, pues nada quería más que
volver a casa, pero entonces fue cuando pude comprobar el alcance de mis
sentidos, no hubo árbol, roca o montaña que me impidiera ver a mi madre, la
seguí con mis ojos hasta que entró a casa, no solo la veía, estaba tan
concentrada en ella que todos mis sentidos la percibían como si yo corriera
junto a ella, podía escucharlo todo, sus pisadas, el latido de su corazón,
percibir su aroma y saborear el aire a su alrededor y todo con la misma
facilidad con la que tú estás respirando en este instante.
-oh…
Se me escapó un suspiro de asombro
-esto es…
-sí lo sé, es abrumador, de ser casi ciega toda mi vida a pasar a
ver y percibirlo todo es… indescriptible, pero en ese momento ni siquiera me
percaté de ello, estaba totalmente concentrada en el más mínimo movimiento de
mi madre
-¿cómo que casi ciega?
-dime Lisa ¿has visto un albino en persona?, la despigmentación
ocular hace que sean extremadamente sensibles a la luz, claro que en mi caso el
hecho de estar siempre bajo techo me favoreció mucho
-sí, tienes razón, es que no había caído en cuenta de ese detalle, de
todas maneras déjame decir que es impresionante, tienes los sentidos súper
desarrollados, ¿qué tan lejos puedes llegar a ver?
-luego entramos en esos detalles, por ahora te sigo contando lo que
pasó aquella mañana ¿de acuerdo?
-sí, claro, perdona mi impertinente curiosidad, continúa por favor
-gracias a mis nuevas habilidades supe lo que pasaba en casa en
cuanto llegó mamá, pues mis hermanos estaban sumamente confundidos y mi padre
no sabía a cuál de ellos escuchar primero
-¡Por Todos los dioses Siri!! ¿Por qué no llegabas? Todos hablan al
mismo tiempo y no entiendo nada de lo que dicen
-Cálmate Orn, querido, vengan todos ya, ¡Silencio!, Anneke pequeña,
podrías preparar un poco de hidromiel, creo que eso es lo que mis muchachos
necesitan para calmarse
Todos obedecieron a mi madre y se sentaron junto al fuego, entonces
mamá les habló
-La noche en que nuestra amada Skadi nació, fue una de las noches
más frías que hayamos tenido, la diosa había soltado sus lobos del viento y
aullaban sin cesar intentando destrozar nuestra tienda y dejando una gruesa
capa blanca a su paso, era imposible poner un pie afuera, era el solsticio de
invierno, fue entonces que me llegaron los dolores de parto mientras Orn y yo
quemábamos ofrendas para aplacar a la diosa, así fue que al inclinarme de dolor
nació la última de sus hermanas, tan blanca como la nieve que caía aquella
noche en medio del viento rugiente.
Orn y yo temblamos de terror, la diosa del invierno había puesto su
dedo en mis entrañas, es por eso que en lugar de seguir la costumbre de la
tribu y abandonar el bebé imperfecto al frío de la noche, vuestro padre Orn
levantándola en sus brazos la puso sobre las ofrendas y la llamó con el nombre
de la diosa, solo entonces el viento cesó sus rugidos y la tormenta se aplacó.
La mantuvimos oculta para protegerla, como todos bien lo sabemos,
pero hace tres días, como en el día de su nacimiento los dioses nos la
arrebataron dejando nuestros corazones desolados y las lágrimas cubriéndonos el
rostro. Qué dulce y hermosa era nuestra Skadi, tan blanca como la nieve y tan
alegre como los primeros rayos de sol en la mañana, todos nosotros nos alegramos
con su amor, nos hicimos fuertes con su presencia, o dime Orn, ¿alguna vez
desde su nacimiento volvió a quebrarse tu lanza en el combate? O ¿cruzaron las
hachas enemigas tu armadura?
-¡Nunca mujer!
-y cuando vosotros hijos míos os hicisteis guerreros, ¿hubo un
enemigo lo suficientemente fuerte que no cayera derrotado bajo el ímpetu de
vuestros brazos?
-¡Nunca madre!
-Y vosotras hijas mías, ¿no estáis las dos casadas con los más
nobles hijos de la tribu?
-Sí madre
-¿y todos creéis de veras que tanta ventura en nuestra casa se debe
solo a la sangre en nuestras venas?
Todos ante la pregunta callaron, mi madre prosiguió
-Sí, es cierto que somos descendientes de nobles guerreros y sabias
madres, pero teníamos en casa a Skadi, la diosa del invierno, noble guerrera
entre los dioses, era su mano quien os guiaba en el combate y su gracia la que
cubría nuestra tienda, por eso siempre regresasteis ilesos de la guerra, con
abundante caza en vuestras manos, por eso os hicisteis hermosas, las más bellas
hijas de la tribu, de fuertes piernas y fecundos vientres, por eso hemos ganado
el respeto de todos y nos miran con reverentes al pasar.
¡Si Orn no es el jefe de la tribu es porque no existe ambición en
su corazón! Cinco veces ha rechazado el escudo dorado, pero estoy segura que ante
el más pequeño de sus gestos todos estarán a sus pies rindiéndole obediencia
Sí, ha sido ella, ¡Skadi vuestra amada hermana! Hemos tenido en
casa a una diosa y ahora ha regresado a su esencia original, su piel es azul
como el más puro hielo de los mares, su cabello violeta como las luces del
norte, y sus ojos como el cielo del invierno.
Ella me lo ha dicho, hace tres años vino Idunn a visitarla para
anunciarle su regreso al mundo de los dioses y devolverle el esplendor de su
belleza, eso hijos míos es lo que habéis visto esta mañana en el sepulcro, a la
diosa Skadi, quien era hasta hace tres días vuestra hermana, en su forma
original
Tal como tú lo estás ahora, me quedé muda de asombro, mi madre a
causa de mi nuevo aspecto ahora creía que yo había sido siempre una diosa, mis
hermanos y mi padre estaban atónitos por las palabras que mi madre acababa de
pronunciar, y comenzaron a discutir la mejor manera de desagraviarme, pues estaban
apenados de haber tenido en casa a una diosa y creían que mis labores
domésticas habían sido una humillación para mí, así como la manera en que me
habían sepultado. Supe que ese era mi momento de intervenir y detener semejante
locura, no podía tolerar que mis amados padres se humillaran ante mí.
Por fortuna mis nuevas piernas me permitieron ser mucho más veloz
que el viento, así que en el mismo momento que tomé la decisión estaba en medio de ellos en
la sala de mi casa, entré sin ser vista por la puerta secreta que tenía para
mis necesidades, y ese fue otro error, pues creyeron que me había aparecido en
medio de ellos, por supuesto, la única que no sintió terror era mi madre, todos
retrocedieron aterrorizados, yo no sabía lo que ahora, es por eso que estaba convencida
de que su reacción se debía solo a mi nuevo aspecto.
Así que me arrodillé frente a mi madre
-han sido bellas tus palabras madre, pero soy Skadi, tu hija, no la
diosa, debes entenderlo
Luego me giré hacia mis hermanos y les conté todo lo que había
sucedido, desde la noche en el lago hasta ese momento, quería que entendieran
que yo seguía siendo la pequeña de la familia. Anneke era la más cercana a mí,
así que fue ella quien habló cuando terminé de contarles todo
-Si eres tú, mi pequeña hermana, ¿por qué siento tanto miedo?
-solo estás asustada porque ahora mi piel es mucho más extraña que
antes, pero sigo siendo tu hermanita
-¡No es cierto! Mi madre ha dicho la verdad, si fueras una de
nosotros no experimentaríamos tanto terror en tu presencia
Mi hermano mayor tomó la palabra
-si no eres la diosa, entonces ¿quién nos ha defendido en el
combate, quién ha dado belleza a mis hermanas y honor a toda la familia?
-Sin duda somos amados por los dioses, pero te juro amado Rolf que
yo no he tenido nada que ver
-¡Te lo suplico soberana Skadi, no me mates!
-Rompes mi corazón hermano mío, mi amado Steti, ¡Jamás te haría
daño!, ustedes son mi familia, padre mío, mis hermanos, ¿una diosa se
arrodillaría y lloraría ante ustedes como lo hago yo?
El frenético latir de sus corazones y el olor de la adrenalina que
emanaba de sus poros me alertó de que en verdad ellos se encontraban en peligro
junto a mí, pero no quería irme de casa dejándolos en ese estado, oportunamente
mi intuición vino en mi ayuda y les pedí que se sentaran junto a la pared del
fondo, afortunadamente mi padre había construido una muy amplia sala, pensada
para las reuniones de los guerreros y para celebrar las victorias, si bien mi
padre no era el jefe, era el segundo hombre más respetado y querido por todos
como había dicho mi madre, así que yo me puse en pie en la pared opuesta junto
a la puerta de entrada, habían justo cinco metros y veinte centímetros entre
nosotros, esos veinte centímetros fueron suficientes para que yo no les
afectara y todos se calmaron
-Ya que todos se calmaron necesito que me crean, lo que les he
dicho es la verdad, no soy una diosa y no necesito ofrendas de desagravio, he
sido plenamente feliz con cada pequeño servicio que he podido hacer, ha sido un
honor y no una humillación como han creído
-¿Pero cómo sabes lo que hemos dicho si no estabas aquí?
-Argus, hermano, los he escuchado todo el tiempo, ¿no me han
entendido? Ahora puedo oírlo Todo
-Eso sólo pueden hacerlo los dioses- intervino Ryden
-no sé por qué puedo hacerlo, pero lo hago, ahora necesito que me
escuchen, no quiero que vayan por ahí contando historias absurdas, entiendo que
ya no pueda seguir viviendo bajo este techo, pero sigo siendo vuestra hermana y
vuestra hija, padres míos
-Oh Divina Skadi, qué grande es tu nobleza
-No madre, por favor, no me llames divina, ¡soy tu hija!
-Tantos años entre nosotros ha turbado tu mente
-¡Madre! ¿Son acaso los dioses olvidadizos como los mortales?
¿Podría una diosa olvidarse de quién es?
-Tus atributos son los propios de una diosa
-¡Pero no lo soy! Además no ha sido la divina Skadi sino Idunn
quién me ha hecho esto, que es más un castigo que una bendición.
-¡Por qué te sigues negando! ¡Acéptalo de una vez y dinos qué es lo
que quieres de nosotros!- dijo mi hermana menor
-Anneke, ¿en realidad lo crees?
-Es más que evidente, así que no llores más que me partes el
corazón- suplicó mi hermana Sanna, la mayor de las mujeres
-sigo siendo tu pequeña
-todos te amamos
-yo también los amo
-Solo dinos qué quieres de nosotros
- ¿No se supone que son los mortales quienes piden a los dioses sus
favores? Y están esperando que yo les pida algo ¿No es eso suficiente para
convencerlos de que no soy una de ellos? Padre mío ¿no dices nada?
-Mi pequeña, ¡mi copo de nieve! Tu madre ha sido tan convincente, como
ella lo ha dicho, todas las señales desde tu nacimiento hasta hoy están a favor
de tu divinidad, pero tus palabras son las propias de mi hija, no sé qué pensar,
debes entender nuestra confusión, inspiraste terror entre nosotros cuando antes
eras solo dulzura, y tu porte ahora es majestuoso, pero suplicas y lloras ante
nosotros, dinos tú qué haremos ahora que ya no podemos abrazarte
-¡oh padre! No llores
Entones se levantó mi madre y llenó los vasos de todos con
hidromiel, llenó también mi vaso y me lo ofreció, todos pudieron notar que ella
se acercó a mi sin la más pequeña muestra de turbación, pero bebimos en
silencio, al fin Stein el segundo de mis hermanos habló
-Muy bien pequeña Skadi, lamento haberte suplicado por mi vida,
pero me tenías aterrado, sigues siendo mi pequeña y dulce hermana. Hemos
mantenido oculta tu existencia, es por eso que adujimos nuestra permanencia
aquí por la enfermedad de nuestra madre, pero sin duda los ojos vigilantes de
las tiendas vecinas se habrán dedo cuenta de los gritos y la confusión de esta
mañana cuando regresamos de tu tumba, muchos verían salir a mi madre del bosque
para entrar en casa y no cesarán las habladurías hasta que lo hayan averiguado
todo, así que no creo que seguirte ocultando sea una opción
Todos se alteraron al oírlo y comenzaron a decir sus propias
opiniones, pero él supo callarlos para que escucharan su plan
-Aunque nos hayas convencido de que sigues siendo humana, no lo
serás para nadie que te vea, así que mi plan es decirles a todos que la divina
Skadi curó a nuestra madre y organicemos esta noche una fiesta en tu honor, tu
saldrás de casa del brazo de nuestra madre a la vista de todos y hablarás en
favor de la tribu ofreciendo la protección de la diosa
-pero…
-Escúchame hermana, solo así se cerrarán las bocas imprudentes y el
honor de la familia será restituido, pues llevamos dos días comportándonos como
dementes, haciendo luto por alguien que para ellos no existe
Entonces habló Ryden, el tercero de los varones
-Eso sería un terrible engaño hermano, si resulta que es verdad que
ella no es la diosa y promete a la tribu paz y bienestar, la auténtica diosa
podría hacer caer sobre nuestro pueblo la desgracia, nunca es bueno jugar con
los dioses
Habló Argus, el menor
-estoy sumamente confundido, el plan de mi hermano me parece
excelente, pero tus palabras Ryden no dejan de ser razonables, aun así, si mi
hermana Skadi dice la verdad, y según la profecía nada puede dañarla, no
estaría hablando en vano al ofrecer su protección a la tribu, ¿quién mejor que
ella con su aterrador aspecto podría alejar a los enemigos?
Entonces intervino Rolf, el mayor
-No estamos seguros hermano de que nada pueda dañarla
-Argus pequeño, tienes tu arco y tus flechas
-Así es divina Skadi, dijo guiñándome un ojo, dándome a entender de
que estaba en sintonía conmigo
-Nunca has fallado al blanco, no falles ahora
-No lo haré pequeña
Pero mi hermana mayor gritó de espanto
-Cómo osas dirigir tus flechas contra tu propia hermana
-No te preocupes Sanna, no me hará daño
Así que le indiqué a mi hermano que disparara justo en mi corazón,
y así lo hizo, la flecha me rompió el vestido pero se hizo polvo en cuanto tocó
mi piel y todos quedaron asombrados. Yo tampoco estaba segura de lo que
sucedería, pero en ese momento necesitaba creer en la profecía. Argus disparó
dos flechas más pero esta vez dirigidas a mi frente y ocurrió lo mismo. El plan
de Steti era por tanto muy oportuno, porque como él había dicho, muchos
rondaban la casa para intentar averiguar lo que sucedía dentro después del
alboroto que habían armado esa mañana al llegar del bosque y dejar en evidencia
la salud de mi madre al verla llegar corriendo tras ellos.
De esa manera se hizo tal y como mi hermano había dicho, esa misma
tarde justo después del mediodía, mi padre reunió al jefe y los ancianos, les
contó la milagrosa curación de mi madre y la aparición de la “divina” Skadi en
el bosque y cómo sus hijos habían venido apresurados a preparar una fiesta en
honor de la diosa del invierno, así que se haría un banquete y ofrendas a la “diosa”
bajo el gran pino que estaba justo en el centro del pueblo.
Nadie faltó a la celebración, con mi velocidad esa tarde me aseguré
de que hubiera suficiente carne para todos dando caza a cinco enormes alces, al
atardecer salí de mi casa del brazo de mi madre y todos quedaron estupefactos,
a medida que yo pasaba en medio de ellos quedaban aterrorizados, pero no
huyeron sino que se postraron, creyendo estar en presencia de una verdadera
diosa, y como Argus había dicho, no hice promesas en vano.
Mi madre se convirtió en mi “sacerdotisa” pues era la única que no
me temía y podía acercarse a mí, pero les hice jurar a mi familia que ellos no
podrían tratarme de “divina” y así lo hicieron, me trataron como siempre lo
habían hecho, solo que sin poder acercarse tanto como queríamos. Protegí la
tribu alejando a los enemigos hasta la muerte del último de mis hermanos,
entonces me alejé de allí pues ya habían pasado más de 70 años y yo seguía
siendo joven, así que al final toda mi familia murió convencida de mi divinidad,
pues no tenía cómo explicarles mi eterna juventud.
-Así que yo no estaba tan lejos de la verdad al llamarte diosa
-jajaja, ¡no lo soy!
-¡y tienes el descaro de seguirlo negando!
-Ay Lisa, tardé más de 100 años en descubrir el cerco de terror,
como yo llamé a lo que causaba en los humanos, y en entender la última frase de
la profecía “Idunn es la diosa de los bosques y ése será tu lugar para siempre”
Idunn es la diosa que según nuestras antiguas leyendas le otorgaba a los dioses
la eterna juventud dándoles a comer las manzanas que ella custodiaba en una
caja que siempre mantenía en su regazo, poemas muy antiguos de nuestra tribu
que no lograron conservarse decían que Idunn era descendiente de los elfos, una
raza de dioses menores, pero ella había nacido bajo un manzano silvestre a la
luz de la estrella del norte, es por eso que se conservó siempre joven e
infinitamente hermosa y tenía la habilidad de transmitir sus bondades a las
plantas con solo tocarlas, por tanto era la guardiana de los bosques y la diosa
de las curanderas.
Según una leyenda que solo conocían mis abuelas y que habían
transmitido celosa pero secretamente de madres a hijas, mi madre descendía de
una de las supuestas hijas desconocidas de esta diosa, quien presuntamente
había recibido la sabiduría de las plantas y la había transmitido a sus hijas,
es por eso que abandoné mi nombre natal y tomé el nombre de la piedra de mi
madre, tenía más sentido que la absurda historia de ser la diosa del invierno
que mi madre había contado.
-me gusta Skadi, pero tienes razón, Zafiro te queda mucho mejor, combina
con tus ojos
-jajaja muy graciosa
-bueno, pero entonces en los bosques estaba la clave, ¿no es así? Allí
encontraron la piedra, allí te extraviaste, algo tendrían que ver
-Efectivamente mis células se comportan de manera similar a la de
los vegetales, absorben la luz y la transforman en energía, por eso no necesito
el alimento, pero la impenetrabilidad de mi piel es otro cuento, es una sólida
pared de electrones que repelen cualquier mínima partícula ajena a mí, excepto
la luz, que por muy letal que sea en mí se convierte en energía, mis células
nunca mueren, y no hay nada que las pueda destruir, claro está que aún me falta
por probar con los agujeros negros, no he podido ir tan lejos en el espacio
como para comprobarlo. Así que por ahora sigo siendo indestructible.
Mis ojos pueden ver a mi elección, desde lo que ahora llaman “boson
de higss” hasta las galaxias más lejanas, sin necesidad de instrumento alguno,
mis oídos y olfato hacen exactamente lo mismo, puedo oler el planeta entero o
un único átomo, si así lo prefiero, yo decido en dónde enfocar mi atención y
mis sentidos, y mis manos pueden emanar energía a mi voluntad alterando la
composición atómica o molecular de las cosas o seres que desee, de esa manera
me he vuelto experta en sanación animal, pues son los únicos seres a los que
les puedo poner las manos encima.
Lisa, yo soy el “laboratorio” que me pediste ayer cuando nos
encontramos, 2500 años me han convencido de que la profecía tiene errores y no
es necesario que viva aislada eternamente, ya he creado dispositivos que me
ayudan a interactuar con otros sin hacer daño, como mi carro y un casco que uso
en algunas ocasiones, pero no quiero ser como los de Daft Punk, quiero eliminar
toda barrera y sentirme plenamente parte de la humanidad, por eso te necesito, en
tu ADN puede estar la clave.
-¡Zafiro! ¿Cómo negarme? Después de escuchar tu maravillosa
historia no dejo de pensar en que has estado condenada al aislamiento desde que
naciste, ¡no es justo! ¡Claro que quiero ayudar!
-te lo agradezco tanto
Me levanté y fui hacia ella para abrazarla, ella se levantó y
correspondió mi abrazo
-no tienes que agradecer nada, toma de mi lo que necesites
-um ahora sería perfecto un beso
-será un placer mi divina Skadi
Y sin darle espacio para que se quejara por como la había llamado
la besé